Jugadores, cuerpo técnico y unos 200 aficionados llegaban a Valencia con la única de idea de llevarse los tres puntos. El Rayo Vallecano necesitaba salir de la zona de peligro en Liga. Quizá Mestalla no era el lugar más idóneo para cambiar la dinámica, pero el conjunto franjirrojo no se rinde a la primera de cambio. No ganó, pero por intención no fue.

El Valencia acudía a la cita con su afición y necesitaba que fuera perfecta. Tras el pitido inicial, el Rayo comenzó a jugar con una presión asfixiante y la afición ché mostró su desesperación en forma de tímidos murmullos. El partido acabó con un empate (2-2) agridulce para ambos. Un punto no es suficiente para sus objetivos.

La presión franjirroja tuvo recompensa

El sol iluminaba el campo de Mestalla, que sería testigo del partido más madrugador de la jornada. Era un vaticinio de los destellos que dejarían Rayo Vallecano y Valencia en el terreno de juego. Paco Jémez tuvo que reorganizar el once titular ya que contaba con importantes bajas como fueron Javi Guerra y Yoel, pero el equipo no se amilanó.

El encuentro discurrió en la primera parte según el guion preestablecido que el técnico canario reveló en la rueda de prensa previa: “Si queremos que el ambiente se enrarezca, tenemos definido el partido. Intentaremos que puedan tener a su público cabreado, y que ese sea un factor que se vuelva en su contra”.

"Intentaremos que puedan tener a su público cabreado, y que ese sea un factor que se vuelva en su contra"

El Rayo insistió en hacer las cosas con calma, pese a su situación, y jugando con una presión adelantada sobre el rival. La primera oportunidad estuvo en las botas de Nacho precipitándose con una volea que se marchó alta, para que minutos después fuese Miku quien estrellase el balón en el larguero. Tembló Mestalla y la sombra de los pitidos se cernió. El conjunto franjirrojo consiguió poner en serias dificultades a un Valencia incómodo e impreciso en el control del juego, pues no lograba hilar una jugada.

Los hombres de Paco Jémez mantuvieron la posesión, hicieron buenas transiciones y finalizaron las jugadas. La banda derecha se convirtió en un quebradero de cabeza para el Valencia porque el Rayo estaba encontrando una auténtica autopista libre donde Embarba y Jozabed disfrutaban como niños. Mientras que la defensa franjirroja estaba muy bien plantada. Con las cosas así, a una recuperación iniciada por Jozabed en su propio campo, le siguió una carrera por el famoso carril derecho del sevillano, quien abrió a banda para Adrián Embarba y cuando este centró al área ahí volvía a estar Jozabed para acabar la jugada marcando el primer tanto del partido. Su jugada, porque lo hizo todo.

El Rayo tenía el partido completamente controlado, encontrando el modo de progresar en ataque y volviendo a posiciones defensivas con mucha facilidad. A la media hora de juego, en un salto con André Gomes, Embarba se desequilibró, pisó mal y, aunque intentó seguir, se tuvo que retirar. Lass ocupó su lugar. Aun así, las intenciones del equipo no cambiaron y contó con importantes oportunidades para poner tierra de por medio en el marcador.

Trashorras y Jozabed dieron una imagen impecable cuando se hicieron con el control absoluto del centro del campo y por ahí el Valencia perdía cualquier ocasión que pudiera tener. De esta manera, tuvieron que pasar cuarenta minutos hasta que el conjunto de Neville logró enlazar pases de calidad.

Intercambio de papeles en la segunda mitad

Desde que el árbitro dio comienzo a la segunda parte, se mostraron indicios de que las intenciones del Valencia habían cambiado. Se hizo con el control del balón y centro de campo fue suyo. El intercambio de papeles había llegado. El hecho de que Trashorras apenas tocase el balón fue una muestra evidente. El Rayo no se puso nervioso y contó con las ocasiones más claras del partido. Su valentía se tornó en enemiga cuando, tras un despeje de la defensa valencianista, Negredo supo que Juan Carlos estaría adelantado y golpeó el balón desde el medio campo para poner el empate en el marcador. Golazo de los locales. Del 0-2 al 1-1 en una sola jugada.

El árbitro anuló un gol por fuera de juego a Alcácer, que no era

En ese momento el encuentro estaba sumergido en el descontrol, ya que ambos equipos solo se preocupaban de llegar al área contraria. Los pases fallidos, los balones colgados al área y el nerviosismo se convirtieron en la tónica del partido. Y en un momento de pasividad ché, llegó el gol de Diego Llorente en la salida de un córner mal defendido por el Valencia, poniendo el 1-2 en el marcador. Mientras que en el conjunto local, el técnico Neville ya había decidido dar entrada a Alcácer, Piatti y Bakkali. Los cambios surtieron el efecto deseado cuando Paco Alcácer marcó el tanto del empate que fue mal anulado por fuera de juego. Pero minutos despúes, los mismo cocinaron el que sería el segundo gol del Valencia. Bakkali hizo un pase perfecto al área para que Paco Alcácer volviera a mandarla dentro de los tres palos, tras un grave error defensivo de Zé Castro. Esta vez sí subió al marcador.

Los puntuales errores defensivos franjirrojos le han costado dos puntos al equipo, que sigue creciendo en cuanto a juego pero los buenos resultados no terminan de llegar. Así, acabó un partido de alto voltaje como no podía ser de otra manera entre estos equipos.