A vida o muerte, así era el partido que enfrentaba a los dos clubes madrileños en uno de los derbis más electrizantes que nos podían esperar. Dos equipos, 90 minutos y un objetivo en común, la permanencia. Sin embargo, como todo el mundo sabe, esa permanencia no se concretó para ninguno de los dos equipos y actualmente tanto Rayo Vallecano como Getafe CF disputan sus partidos en la siempre intensa segunda división denominada actualmente Liga 1, 2, 3.

El partido jugado en el Estadio de Vallecas no defraudó, hubo de todo, tensión, intensidad, polémica, goles y una victoria trabajada para el cuadro franjirrojo que a la larga no sirvió para nada, pero que en el momento fue muy celebrada tanto por los jugadores como sobre todo por la afición.

Para meternos en materia, el partido se disputaba en el primer fin de semana del mes de abril, un encuentro que sería un derbi y en el que tanto Getafe como Rayo Vallecano luchaban por ese soñado objetivo de la permanencia. Por esas fechas, el cuadro vallecano marchaba con 28 puntos al borde del descenso, mientras que el Getafe tenía también 28 puntos, pero este sí que ocupaba las posiciones del descenso por motivos de goles y de goalaverages. Con solo 7 jornadas por jugar y 21 puntos en juego, llevarse los 3 puntos de Vallecas era algo más que clave para poder soñar con esa permanencia y poder dejar tocado anímicamente a un rival directo por ese objetivo.

El partido en sí empezó equilibrado hasta que en el minuto 10 el colegiado del encuentro Jaime Latre lo desequilibró. El aragonés anuló un gol a Javi Guerra por supuesto fuera de juego, no obstante, el gol debió subir al marcador ya que el balón venía de un toque del jugador azulón Víctor Rodríguez. Sin embargo, tan solo tres minutos después de su error, el colegiado volvió a provocar una nueva polémica, esta vez en a favor del cuadro rayista ya que Javi Guerra marcó gol en una jugada en la que el delantero Miku había tocado el balón con la mano, por lo que el tanto no debió subir al marcador.

En tan solo tres minutos el colegiado del encuentro se había hecho con todo el protagonismo con dos errores garrafales, aunque si se piensa fríamente el segundo error compensó el primero ya que ambas jugadas acabaron con el mismo resultado, gol de Javi Guerra.

Con ese resultado de 1-0 a favor del Rayo, el Getafe de Escribá se auto obligó a jugar a la ofensiva, lo que provocó que los pupilos de Paco Jémez llegaran con mayor facilidad al área de Guaita. El Getafe, tras el jarro de agua fría con ese gol y casi fuera del partido como consecuencia de la polémica, tiró de garra y corazón para intentar sacar un empate que nunca llegó.

Lo que llegó de hecho fue el segundo tanto del cuadro vallecano, en la segunda mitad para sentenciar el encuentro y hundir al Getafe en el pozo del descenso y a sus aficionados y jugadores anímicamente. El autor que provocó tal catástrofe en el municipio del sur de Madrid no fue otro que Miku, precisamente un jugador que había vestido la elástica azulona en su día.  El gol llegó, para colmo del cuadro azulón, de centro de otro ex jugador del Getafe, Pablo Hernández.

El partido, aunque estuviese sentenciado, no se libró de una última polémica. En el descuento Antonio Amaya desvió dentro del área un balón con el brazo, aunque el colegiado esta vez decidió no pitar penalti. Lo que pitó fue el final del encuentro para dejar hundido al Getafe y para hacer respirar a un Rayo que finalmente moriría ahogado en la orilla de primera división y acabaría bajando a la actual Segunda División.