Recordando un humilde partido entre dos equipos de segunda división, allá por el 2009, aquel día los aficionados iban con ánimos de disfrutar en las gradas. Simplemente la gente buscaba pasarlo bien y lo hicieron, no porque fuese un espectáculo de partido en el terreno de juego, sino por la fiesta que se vivía en la grada.

Aquello parecía una única afición. Un increíble recuerdo del fondo franjirrojo, la frase “Hermanos de sangre” y las banderas de ambos equipos se podían presenciar en la zona de los Bukaneros. O incluso a estos mismos hondando banderas azules y amarillas del Cádiz, animando al rival pero también al amigo, algo impensable y precioso de ver.

Era una situación extraña, ¿escuchar alabanzas al equipo contrario en un campo de fútbol? ¡Vaya locura! Con 12 años la costumbre ya era escuchar cosas "poco cariñosas" hacia el contrario. La relación entre aficiones de aquel día es una lección del comportamiento que siempre debería verse reflejado en un campo. ¡Ni siquiera estaban antentos del partido! Gran parte de la gente levantada, bailando y cantando, no parecía la grada de un partido común, y es una lástima para las demás gradas. El resultado les parecía lo de menos, aunque no creo que nadie se fuese triste con ese 2-2 que repartía los puntos entre hermanos.

Vaya, ese partido fue una lección de cómo ver el fútbol y vivirlo. Aunque todo aficionado busque la victoria de su equipo cueste lo que cueste, el fútbol debe ser una fiesta para la gente que lo ve, ya hay 11 luchadores en el campo para vencer con todas las armas posibles al equipo rival.

Simplemente hay que estar orgulloso pase lo que pase y animar aunque tu equipo no consiga un gol más que el contrario, esa es la mejor manera de conseguir que tu club pelee semana tras semana. Es la forma positiva de tomarte el deporte. Tal vez no te haga vencedor de la liga o clasificarte para la Champions League, pero permite ser feliz y estar orgulloso de tu club que es lo que un aficionado debe sentir.

Desde aquel partido el 17 de octubre de 2009 sé que tal vez no vea ganar un titulo al Rayo Vallecano pero sé las alegrías que da y los sufrimientos y tristezas que causa el fútbol, con el Rayo Vallecano se aprende a ser fiel a lo que quieres, a que da igual la situación, y a que si tienes una afición que reconoce el trabajo de los jugadores al final se es recompensado con más esfuerzos y muy probablemente con esa victoria que la mayoría busca unicamente al ir al campo.

Simplemente, el aficionado debería ver más veces el fútbol como un Rayo Vallecano-Cádiz y menos como una final sufrida tras otra para ganar, ganar y ganar.

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