El Rayo Vallecano sigue dando una de cal y una de arena. O lo que es lo mismo, en el Estadio de Vallecas brega, lucha, siente el aliento de la afición, saca fuerzas de donde no las hay y suma puntos, pero lejos de su estadio, ni los desplazamientos masivos, ni los cambios, ni los planteamientos de Sandoval sirven para ocultar algo que es evidente: este equipo no está diseñado para jugar fuera de casa.

Así lo dictaminan los números, pero también lo demuestran las sensaciones. En Vallecas, el Rayo suma catorce puntos de dieciocho posibles. Es el segundo mejor local de la categoría, solo por detrás del líder, el Levante, y es uno de los seis equipos que aún no ha perdido en su estadio, junto a los granotas y a Girona, Sevilla Atlético, Tenerife y Reus.

Unos números que le valen para ocupar la duodécima posición, pues los pocos puntos obtenidos fuera de casa condenan al equipo. En casa se comenzó con aquel empate decepcionante ante el Valladolid sin goles, para posteriormente vencer al Mallorca (1-0), al Getafe (2-0) y al Cádiz (3-0). Hace dos semanas, ante el Numancia, un partido muy a contracorriente acabó en tablas en un nuevo ejemplo de cómo la afición lleva en volandas al equipo. La victoria ante el Girona, nueva prueba de ello.

Pero fuera de casa, la vida es muy distinta. Da la sensación de que las carencias del equipo de Sandoval se agravan sobremanera. Como si el ‘efecto Vallecas’ se anulara, y los problemas que está teniendo el míster para encontrar a sus once mejores jugadores se acrecentaran. Las lesiones no sirven como excusa. El Rayo no puede soñar con el ascenso si no suma puntos fuera de casa. Es imposible seguir la estela de los de arriba con estos números tan pobres.

De momento, un punto de dieciocho posibles y solo cinco goles en seis partidos no son unas estadísticas alentadoras. Además, de esos goles solo sirvió para puntuar el tanto anotado en Reus por Antonio Amaya. Por otra parte, el dato demoledor es el siguiente: el Rayo solo ha ido por delante en el marcador durante cinco minutos fuera de casa (0’9%). Fueron los cinco minutos desde que Ebert marcó en la primera jornada hasta que el Elche empató. El resto, en caída libre para el Rayo. Sandoval tiene mucho trabajo por delante para solventar, no solo el futuro del club, sino también su propia continuidad.

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