La segunda vuelta ha empezado con las mismas sensaciones en el Rayo Vallecano. Falta de orden en el campo y de objetivos, pero demostrando un gran carácter y corazón para evitar una derrota. Empate a uno ante un Elche que se adelantó por medio de Guillermo y que a raíz de ahí se dedicó a dejar pasar los minutos. La salida de Manucho fue capital en el futuro empate al provocar el penalti. Miku lo anotó y después fue expulsado

Comenzó animado el equipo de la franja. Manteniendo la posesión y acercándose continuamente a la portería ilicitana. El ritmo se iba diluyendo durante los primeros compases del partido, y los porteros eran meras estatuas espectadoras. Menos mal que el terrible frío que ha asolado durante toda la semana dio una pequeña tregua esta tarde.

Miku ponía el desparpajo arriba con continuos desmarques y tuvo una ocasión que levantó el primer ¡uy! de la grada. Remate picado de cabeza que se perdió por el lateral del poste tras un centro de Javi Guerra, su compañero en el día de hoy en la punta de ataque rayista. Los alicantinos basaban su juego en la firmeza defensiva y pelotazos buscando a sus delanteros. Por el momento, funcionaba el plan del ex entrenador del filial madridista Alberto Toril.

El Elche se echó al ataque y fue cuando llegó el primer tanto. Guillermo aprovechó un barullo dentro del área para empujar a la red un pase de Nino. La jugada venía tras la primera amonestación del partido, la tarjeta a Diego Aguirre. Tanto equipo como afición rayista protestaron y mucho el tanto por fuera de juego -que no existió-. Por enésima vez, tocaba remar a contracorriente. Así se llegaba al descanso en Vallecas. Tremenda pitada para el colegiado manchego.

Sin cambios empezaba la segunda mitad. Ahora el Rayo atacaba con su afición empujando y “comiéndose” a Juan Carlos. El rumano Rat se ganó la segunda tarjeta del encuentro al mismo tiempo que salió del campo en lugar de Álex Moreno. Misma posición pero con diferentes expectativas, Baraja salió al ataque a por el gol del empate.

Al cuarto de hora se incendiaba Vallecas por la cartulina mostrada al venezolano. El colegiado entendió que Miku fingió la caída dentro del área y fue castigado. Poco a poco el tiempo se agotaba para el Rayo, que estaba encontrando en Adri Embarba su única esperanza hasta la llegada de los cambios.  Una buena jugada de Diego Aguirre acabó con el remate de Trashorras, que se marchó ligeramente desviado. Manucho entró por Javi Guerra para ganar superioridad física y, sobre todo, balones aéreos.

El angoleño levantó el ánimo en la grada y Miku forzó un córner al obligar a Juan Carlos a sacar un disparo raso desde fuera del área. Eran los mejores minutos de los de Baraja, pero el gol no terminaba de llegar. Una de Manucho y otra de Miku. Las ocasiones no dejaban de escaparse y los de Toril atravesaron sus peores minutos, encerrados.

El goleador Guillermo –cinco tantos en la competición- dejaba su lugar en el verde para Josete. Era el primer movimiento en el tablero de Toril, que seguía apostando por el veterano Nino. Fue entonces cuando llegó el subidón rayista. Manucho cumplió su función y provocó un penalti que no malogró Miku, consiguiendo el tanto del empate, su segundo en la competición –el otro fue ante el Zaragoza, también de pena máxima-.

Todo Vallecas disfrutaba de un gran juego y sobre todo intensidad por parte de los suyos, recordando a la garra y al espíritu de las grandes noches rayistas. Después de un continuo carrusel de cambios ilicitanos, una trifulca propició la segunda amarilla para Miku. Lo cierto es que el venezolano estuvo muy irascible durante todo el partido. El encuentro se ahogaba y Fran Beltrán entraba al terreno de juego en el sitio de Roberto Trashorras.

Así se acabó el partido, con un reparto de puntos que puede entenderse como justo, si bien es cierto que el Rayo tuvo más ocasiones a raíz de esos 15 minutos explosivos, donde pudo llevarse el partido. El Real Valladolid espera la próxima jornada en el Estadio José Zorrilla.