Tocaba madrugar y el Madrid lo hacía aún convulsionado por el calibre de las noticias que se producían tras el pase a semifinales de Copa. El equipo se conjura contra los ataques ajenos y se quieren hacer fuertes en los meses que restan de competición, abocados a intentar lograr un éxito final que salvase un inicio más que dubitativo.

El Getafe cruzaba la ciudad en autobús para medirse a una quimera, a un equipo que entiende que ya dio suficientes concesiones. Los de Luis García no quisieron dar una sensación de debilidad, pero sus activos mostraron una impotencia inherente si se comparaba la calidad de ambos.

Mourinho entendió el duelo como un encuentro perfecto para dar descanso a alguno de sus hombres más castigados por la competición. Sin Arbeloa, Varane, Khedira, Alonso y Benzema, el equipo perdió algo de identidad sin la presencia, sobre todo, del tolosarra. El “14” impone un estilo de juego, un desplazamiento de balón y un criterio que queda mermado cuando se ausenta del terreno. Con Modric, Mourinho quiso sustituir sus habilidades, pero su rendimiento se vio a cuentagotas.

Ozil empieza a mover al equipo

Ambos conjuntos salieron aletargados al campo. Poco fútbol se vio durante gran parte del encuentro. Un equipo parapetado atrás con dos líneas delante de su defensa, y otro intentando encontrar los huecos con Ozil como capitán general. El alemán pasa por un bueno momento físico y se nota que llega a tono a la parte crucial de la temporada. Con su juego, sus arrancadas y su visión de juego, Ozil tapó las carencias de un Modric que sigue sin encontrar la consistencia sobre el césped.

Sin realizar un juego demasiado preciosista, los blancos consiguieron que el Getafe retrasase sus líneas y sólo mirase la puerta de Adán cuando a Sarabia se le encendía la luz. El mediapunta salido de Valdebebas no termina de hacerse un hueco que parecía destinado a su zurda cuando maravilló en las inferiores madridistas. Hoy, Sarabia, dejó destellos que no desnivelaron el choque. Sí es verdad que sus compañeros tampoco acompañaron en su lucimiento.

Con toda ésta materia prima, el partido se movió lindando el tedio. El Real Madrid apenas dio unos minutos de asueto al Getafe para que intentara encontrar sus posiciones, sin embargo Adán solo fue puesto a prueba en contadas ocasiones. El portero madridista no sintió presión y sus paradas no revistieron de mayor dificultad. Al fin y al cabo, fue solo un oasis dentro del partido.

Como norma general, el Madrid llevó el control del juego aunque su falta de chispa evitó que el gol llegara antes. Las ocasiones de Cristiano, Modric y Ozil bien pudieron adelantar a los blancos, pero Moyá demostró la clase de portero que es.  Sin embargo, el fútbol y sus caminos fueron injustos con el portero del Getafe. Su doble parada a Khedira y Coentrao salvó a su equipo, como preludio de un fallo que propició el gol de Ramos. Un córner y una jugada protestada por el Getafe trajeron consigo el rechazo a gol del exsevillista.

Las rotaciones madridistas afectaron más al equipo en la zona de ataque donde Higuaín y Di María no rindieron a buen nivel y el peso de la ofensiva recaía sobre los hombros de Ozil y Cristiano. Todo hace indicar que el partido de Di María en Mestalla, hace apenas una semana, fue un espejismo ya que no termina de tener continuidad en su rendimiento. El argentino es previsible y no tiene la punta de velocidad que le llevó a brillar en temporadas anteriores.

Cristiano finiquita el partido

Con el marcador de cara y de la mano de Ozil y Cristiano, el Real Madrid fue encontrando situaciones de peligro hasta que firmó el segundo. El portugués robó un balón en su área y lanzó una carrera endemoniada con el único objetivo del gol. Su cabalgada fue asistida por Mesut Ozil para que con la zurda encontrase el premio a una contra de manual. Con éste gol Cristiano no sació su hambre y en diez minutos marcó dos más para cerrar definitivamente el encuentro y marcharse con el Bernabéu en pie para dejar su puesto a Benzema.

Pensando en compromisos cercanos, Ozil también fue sustituido después de su exhibición. El Bernabéu despidió al alemán del mismo modo que a Cristiano, premiando una actuación sensacional. Sin los dos mejores jugadores del encuentro, el Real Madrid vagó hasta el pitido final con la mira puesta en el duelo del miércoles. El 4-0 carga las pilas del equipo cuando más lo necesita, con un mes exigente donde se dirimirá el destino de los de Mourinho.

Así lo vivimos.