Los aficionados se congregaban en el Bernabéu en la tarde del sábado para asistir a un mero trámite. Un partido destinado a las rotaciones y a las pruebas. A los descansos y a las oportunidades para que los menos habituales dejaran su muesca, en pos de encontrar sitio en el equipo de cara a los compromisos que están por llegar. Con éstas circunstancias, al alimón de un equipo visitante parapetado atrás, Modric y Xabi tomaron la batuta. Con el tolosarra y el croata a los mandos, la salida del balón era más efectiva al contar con dos efectivos para el efecto. El Levante intentó tapar al 14, pero con ésta decisión dotó de más libertad al juego del ex del Tottenham.

Mourinho se permitió la licencia de dar un respiro a dos de sus jugadores más desequilibrantes: Cristiano Ronaldo y Özil. Con éstas sensibles bajas, Kaká se erigía como el encargado de ver tras la nube de jugadores del Levante. El brasileño, como el Guadiana, volvía a reaparecer en el Bernabéu para intentar aprovechar una oportunidad cuya enumeración parece complicada de cuantificar. Junto a él, Higuaín y Benzema opositaban por un puesto compartiendo delantera, con el argentino más acertado frente a la combinación del francés con sus compañeros. Con el golazo, “Pipita” le ganó la partida al delantero francés, que sigue acusando su aparente apatía.

Control absoluto del Real Madrid

El guion fue único e inamovible. Los blancos monopolizaron el juego y el balón, con el Levante muy retrasado en su campo, prácticamente en su área. La importancia de dotar de velocidad a la circulación de balón elevó la necesidad de combinar con Kaká, que caía a banda entre líneas. El exmilanista no se escondió y se sintió cómodo en todo momento, con cabalgadas continuas y encontrando espacios. Las ocasiones se fueron sucediendo sin suerte, más que por acierto de Munúa, por desacierto merengue que malgastó oportunidad tras oportunidad.

A pesar de ello, el Levante no daba signos de querer lograr más renta que el empate sin goles. Una ocasión aislada de Acquafresca – como su situación en el campo – no fue más que un aviso para Diego López. Tras esto, el Madrid, sobre todo con disparos de Kaká, intentó que llegara el gol sin demasiada exigencia. La falta de tensión de la que gozaba el partido afectó al ritmo de los de Mourinho que, a ratos, se dejaron guiar por la situación. En una de esas, Callejón realizó un centro impreciso que Míchel, canterano del Valencia, convirtió en gol tras una contra llevada con claridad y definida con excelsitud.

Veloz reacción

El gol, y como extensión José Mourinho, mandó a calentar a Cristiano Ronaldo y a Di María. Los dos atacantes se postulaban para ingresar al descanso en el partido cuando llegó el vendaval blanco. El gol de Míchel, por inesperado, fue asimilado por el equipo. No alteró la propuesta inicial y al final la falta de acierto se tornó con un remate preciso de media volea de Higuaín. Su gol levantó al Bernabéu que se congratuló con el escorzo del argentino y éste celebró con rabia un tanto que necesitaba en su particular pelea con Karim Benzema.

El Madrid no se sintió saciado con el empate y siguió percutiendo sobre la portería de Munúa. Tanto fue así que, la retrasada defensa visitante, cometió penalti por manos. La pena máxima fue convertida por Kaká que, con su disparo engañó al portero del Levante. De este modo, el Real Madrid dio la vuelta con rapidez a un marcador irreal por lo visto en el campo. La voluntad y el quehacer del brasileño evidenció la aparición sobre el Bernabéu de un jugador decisivo que otrora fue. Sus buenos partidos, con cuentagotas, agotan el crédito que pudiera tener su recuperación para encuentros más exigentes.

El descanso sentó como un mazazo en la concentración del Levante. O quizá esto haya que achacársela a un jugador atemporal. La entrada al campo de Cristiano Ronaldo elevó el nivel de auto exigencia del equipo y el portugués mejoró al equipo. Al menos, en cuanto a ritmo se refiere. A pesar de los buenos primeros minutos tras el intermedio, el tercero no llegó y el Levante trató de recomponerse.

Con la alineación de Ronaldo la puesta en escena de Marcelo fue superior en el segundo acto y dejó destellos del lateral que era antes de la lesión que se produjo con Brasil a finales del 2012. Las buenas actuaciones de Coentrao ponen en entredicho la titularidad del carioca que, sin embargo, quiere recuperar el puesto. Aún falto de ritmo, Marcelo se encuentra en una posición de desventaja aumentada tras los últimos partidos del exjugador del Benfica.

Los cambios mejoraron al equipo

Con el marcador tan ajustado, el Real Madrid trató de minimizar las ocasiones de las que dispusiera el equipo granota. Con la actuación de Xabi, Pepe y Ramos, el Madrid limitó las oportunidades del equipo de JIM que intentó dar un paso hacia delante sintiéndose capacitado de igualar la contienda. La valentía de los visitantes fue vista como una oportunidad por los blancos. Con los valencianos adelantando sus líneas, los veloces delanteros blancos tenían más espacios para hacer daño en busca del tercero, que tardaba en llegar.

Benzema, situado detrás de Higuaín con la entrada de Di María al campo, creció en un puesto para el cual se siente más capacitado. Las triangulaciones del francés crearon ocasiones continuas y, entre ellas, un taconazo del propio ariete galo que se marchó junto al palo. A pesar de la superioridad blanca, el partido fue perdiendo intensidad según el final se iba acercando y ambos equipos parecieron dar por bueno un resultado que, solo a uno convenía. Sólo la aparición de Özil, que sustituyó en la recta final a Benzema, despertó el interés por la búsqueda del tercero, junto a la saciedad que siempre evidencia Cristiano. Tras una gran acción de Higuaín por banda, el portugués, con tiempo, pudo remachar a puerta.

La actuación del alemán no fue decisiva para conseguir la victoria, ya que entró con el 2-1 en el marcador, sin embargo elevó el nivel del equipo y guió al equipo a la goleada. Los últimos instantes sirvieron para que Mesut recibiera el premio del gol ya que fue receptor de una asistencia de Cristiano, invirtiendo papeles. Con el partido llegando a su fin, el propio alemán culminó una sublime contra que llevó Özil, asistió Di María y finiquitó el mediapunta germano. El quinto sirvió para cerrar un choque que tan solo peligró durante escasos cinco minutos.

Así lo vivimos.