La tarde comenzaba a pie cambiado. Sin tiempo para corretear por el césped del Bernabéu, Bale evidenciaba molestias musculares. Su debut de local, al limbo e Isco se olvidaba de su descanso para volver a la titularidad. Sin ritmo, pero sin excusas, el Madrid comenzó titubeante. No necesitó mucho, el Getafe lo entendió y lo atendió.

Con los ingredientes aderezados sobre Chamartín, el Getafe entró enchufado y no avisó. Independientemente de la posible falta que reclamó Cristiano, el equipo blanco perdió el balón en una zona letal que convirtió Lafita con suerte tras rebotar en la defensa. Se adelantaban los visitantes, ante la sorpresa colectiva. Sin merecimiento, ni ausencia de él, los de Luis García veían el marcador con esperanza y el gol fue un acicate para su fútbol. Un insuflo de ilusión que aprovecharon escasos minutos.

Los blancos recuperaban para la titularidad a Illarra, catalizador del juego aprovechando su templanza. La diestra del ex de la Real dibujaba los pases con precisión. Sin alardes. Cuando parecía más cerca el 0-2 que el empate; Pedro León mediante, el Real Madrid no dejó espacio para las dudas. Con Pepe aprovechando un rechace, el 1-1 se celebraba en el Bernabéu con el consiguiente enfado del entrenador azulón.

Fallos en la marca, gol de Pepe

A pesar del tanto de la igualada, el Getafe no aprendió nada. Volvió a errar dos minutos después y cayó en la trampa del Madrid que provocaba faltas en zona de tiro de Cristiano. En una de esas, el portugués encontró las manos de Míchel que le llevó al punto de penalti. Allí no falló, esfumando consigo la exigua ventaja del Getafe. A los de Luis García le tocaba remar de nuevo, se lo pusieron demasiado fácil a los blancos.

El Real Madrid sonreía. Con el segundo gol obligaba al Getafe a exponerse y a los blancos lucir su estética velocidad. Lanzados por Isco, los de Ancelotti quisieron correr aprovechando los espacios y la floja defensa azulona. Ante tantas facilidades los blancos se crecieron. No hay mejor ambiente para su esparcimiento que el que prepararon los visitantes con su rosario de errores.

Si hay que encontrar un lunar en la remontada hay que centrarse en Benzema. Su juego, mirado con lupa, nunca ha sido un alarde de capacidades defensivas y eso desespera al respetable. Los pitos llegaron poco a poco hasta incomodar al ariete. Lejos de casa Karim encuentra su hábitat, pero bajo el calor del Bernabéu el francés no es ni la mitad de lo que se le presupone.

En el otro lado de la moneda aparece la cara de pillo de Isco. Su desparpajo se entrega y se antoja imprescindible en el devenir de la temporada. Levantó al público, una vez más, con detalles de genio que culminó con un gol que daba la tranquilidad al choque. Tras el mismo, la tranquilidad.

Isco marcó por tercera vez seguida como local

Tras el tercero, el Madrid se encontró cómodo pero poco exigido. El Getafe no mostró peligro en sus acciones y por ello expiró el tiempo mientras el Bernabéu tornaba los pitos por una ensordecedora ovación a Benzema. Los fallos del francés, clamorosos,  acabaron enterneciendo a una afición que intenta enchufar al delantero titular.

Los últimos minutos trajeron consigo oportunidades para Morata y Jesé que sentaron a Benzema e Isco. La efervescencia que inoculan los canteranos en los partidos provoca que el Madrid dé un paso hacia delante. En esta ocasión, Jesé aprovechó una carrera para evidenciar a la defensa azulona, expulsando a Míchel con su desborde. El equipo blanco cerró con un gol de tacón de Cristiano una remontada poco exigida ante un equipo que pagó caro sus errores. 

Así lo vivimos.