Ancelotti sacaba el pañuelo blanco. Cambio de tercio en la cuadrícula del distrito de Chamartín. El italiano hacía caso a parte de los reclamos que el Bernabéu gritó con desasosiego tras la debacle del derbi. Una vuelta de tuerca o un cambio de actitud. Lo cierto es que el Real Madrid medró de lo visto el fin de semana y pareció otro. O quién sabe si tal cambio se debió en gran medida a la entidad del rival, en este caso, limitada.

La sintonía  que compuso Tony Britten para el torneo, la que alinea a los jugadores y engatusa al estadio, volvió a suponer un acicate para un club que vive por y para la máxima competición europea. Discutir la estrecha relación del Madrid con la Champions es absurdo, la duda año tras año es si los blancos estarán a la altura de ese binomio que ha coronado a los madridistas en nueve ocasiones.

Marcelo, un extremo más

Es pronto para dictar un juicio de valor ya que ni Galatasaray, ni Copenhague suponen dos rivales de enjundia. No son el tipo de equipo que pondrá en apuros, en el primer semestre del 2014, al conjunto de Ancelotti en el camino a Lisboa. Pero sí se vio una mejoría, leve pero reseñable. Los laterales atacaron con una idea clara y el equipo mostró más constancia en el juego. Además, su pegada, que antaño se le presuponía, comienza a recuperarse. Esa misma que Elche y Atlético de Madrid supieron secar.

El análisis hay que cogerlo con pinzas, el Bernabéu espera al Juventus para dilucidar las posibilidades en Europa de sus jugadores. Sin embargo, una vez más se vio a un Cristiano espléndido y goleador, que acorta con goles a pasos agigantados los metros que le restan para ser leyenda en el Real Madrid. Al son del portugués se le unió Luka Modric, Di María y Marcelo.

El croata alzó la voz, gritó fuerte que su sitio está sobre el césped y habló sobre él. La titularidad la merece y el equipo lo necesita. Sin Modric, solo con Illarra, los problemas se reproducen. Reminiscencias del pasado. Para el rival es muy sencillo tapar al que pone criterio, el que da el primer pase y el que mueve al equipo. Con Khedira, el Real Madrid mejora en presencia física, sin embargo ante rivales que se encierran se antoja prescindible ya que fuerzan a los blancos a que el fútbol fluya por sus pies.

Illarra se encontró más a gusto con Modric

Con Modric e Illarra por delante de los defensas, el balón alcanzó una velocidad distinta. Di María se encontró más cómodo, recibió unos metros por delante y los delanteros gozaron de las oportunidades que necesitan para golear. De este modo, los atacantes madridistas acogotaron al Copenhague. Golpearon con fuerza, una y otra vez. La insistencia llevaba el nombre de Marcelo que complicó el partido a Jacobsen.

Con esa predisposición, el conjunto nórdico no aguantó ante el empuje blanco. Los daneses pagaron los platos rotos por Diego Costa y compañía. No hubo espacio para la duda, cuando parpadearon dos veces ya estaban lejos del objetivo de los puntos con ocasiones continuas del equipo blanco. Con momentos para la relajación y las oportunidades para los menos habituales, el Real Madrid fue aprovechando las ocasiones para ampliar la ventaja inicial conseguida por Cristiano.

Amplía la ventaja con el segundo de grupo

Los instrumentos se fueron afinando con el transcurso del encuentro. Lo poco del Copenhague que se vio se fue diluyendo y se elevó la figura del portugués. Surgió un letal Ronaldo. El astro, tras un partido gris ante el Atlético, volvió a la senda del gol de dos en dos. Ambos goles llegaron como consecuencia de dos remates de cabeza tras centro de Marcelo y Di María. Precisamente, el argentino, que rayó a un alto nivel, concretó el tercero tras una contra que culminó desde la frontal y el cuarto tras un robo de balón.

El Copenhague lo intentó  con sus limitaciones, que fueron muchas. Casillas, que volvía a ser titular en el Bernabéu, apenas vio peligrar su portería y pudo mantener el marcador visitante a 0 tras un genial mano a mano. De este modo, junto a la victoria que se cosechó en Turquía, el Real Madrid aumenta la ventaja hasta los cuatro puntos con el segundo (Juventus, tras empatar en Turín) antes del doble duelo ante los italianos, que visitarán en tres semanas el Santiago Bernabéu. 

Así lo vivimos.