Aparecer una hora tarde, o al menos de forma íntegra, pasa factura. Y más en un Clásico. Algo así le ha sucedido al Real Madrid que, por guardar la ropa, ha acabado necesitando más tiempo del que el propio partido le daba. 60 minutos sin crear peligro han sido suficientes para que Ancelotti rectificase en su idea. No fue suficiente.

Ancelotti quería comenzar dejando su firma. Ante todo pronóstico, el italiano sacaba a tres centrales. Sergio Ramos iba a ser el elegido para formar por delante de la defensa y, por tanto, de formar el triángulo defensivo para tapar a Messi. Además, decidía apostar por sus dos laterales largos (Carvajal & Marcelo) ante el equipo más peligroso de la Liga. Declaración de intenciones.

Que Gareth Bale saliese como titular sin haber alcanzado un nivel óptimo iba a significar algo más que una declaración de intenciones. En tal situación, el Barcelona se iba a encontrar con un equipo bien pertrechado pero las soluciones individuales iban a ser suficientes.

Neymar adelanta al Barça

Pero la situación no iba a durar mucho tiempo. El Barcelona encontraba los espacios a través de las conexiones Iniesta-Neymar y Cesc-Messi y los laterales del Madrid sufrían. De esta forma llegó el primer gol del Barcelona en la primera ocasión del partido. Iniesta filtra y Carvajal, ya dentro del área, no entra a Neymar. El brasileño, inteligente como el que más a la hora de observar el hueco, disparó intentando sorprender a Diego López. El cuero golpeó en la pierna de Varane y el destino fueron las redes del guardameta. Aún no había dado tiempo ni a asimilar la innovación. Tan solo habían pasado 15.

Los laterales largos sufrieron, especialmente Carvajal - Neymar

Mientras tanto y con Messi avisando, el Real daba muestras de su estado grogui. Sin hilar una jugada con más de tres pases, se añoraba la clarividencia entre líneas de un expatriado a Londres. Pero como si sirviese de principio de redención, Bale intentó asumir galones bajando a recibir y protagonizando cada una de las jugadas de peligro.

Media hora transcurrida y con las fuerzas equilibradas, comenzaron a llegar las imprecisiones. Y con ellas, las entradas. El barullo y algo inherente a los Clásicos, especialmente en los últimos: la gresca.

La tónica de los Clásicos

Ya con el tiempo de la primera mitad agonizando y con ambos técnicos pensando en la charla del descanso, llegó la polémica. Centro desde la izquierda y, Khedira, hasta entonces perdido en el espacio corriendo detrás del balón, llegó en segunda línea para empujarla. Lo consiguió, pero no batir a Valdés que casi sin querer desvió el cuero. El rechace llegó a Adriano, el cual andaba por allí en el suelo intentando evitar el remate de Khedira. Arrastró la mano y, por consecuencia, el balón. Ni linier ni árbitro lo vieron y ni las protestas aireadas de Khedira ni la cara de Adriano, sin poder ocultar su culpabilidad sirvieron. El 1-0 iba a ser el resultado en el descanso.

Sin cambios en la segunda mitad, el guion prometía a ser el mismo. Entre pitidos del Camp Nou y acciones polémicas (posible penalti a favor del Barcelona) el primer cuarto de hora serviría para que Ancelotti empezase a enmendar su error. Introdujo a Illarra por un desacertado Sergio Ramos (que coqueteaba con la segunda tarjeta amarilla) y, de esta forma, daba pie a un comienzo de un nuevo partido. Por fin el Real Madrid iba a poder sacar el balón por el centro.

Casualidad o no, la ocasión más clara llegaría minuto y medio más tarde. Contraataque rápido protagonizado por Cristiano Ronaldo tan solo salvado por una buena parada de Valdés. Era el Real que se esperaba. Llegaba una hora tarde, pero llegaba.

Despierta el Madrid

Y llegaba de la forma más atronadora posible. Con su versión más ofensiva, el Madrid comenzó a hacer peligrar la victoria de forma constante. Primero con un penalti no pitado a Cristiano Ronaldo por parte de Mascherano y segundos más tarde un increíble latigazo de Karim Benzema estrellado en el larguero. El francés, que ya la había tenido en jugadas anteriores en forma de cabezazo, se zafó de su rival como si de un felino se tratase para golpear con rabia el balón. Esta vez le falló el factor suerte.

Salió Sergio Ramos del medio y el Real Madrid vio la luz

Mientras tanto, para calmar el encuentro, Xavi, Cesc y especialmente Iniesta calmaban los ánimos con posesiones largas y transiciones seguras. Añadiendo oxígeno al picante, Ancelotti quitó a Di María y metió a Jesé.

El Madrid muere matando

Pero ni pudo entrar en juego antes del segundo. En un contraataque del Barcelona, en aumento ante el riesgo que estaba corriendo el equipo merengue, llegó la velocidad de Alexis, recién entrada desde el banquillo. En el uno contra uno venció a Varane, desgastado de las carreras con Messi y Neymar. Recorte y, en un alarde de calidad técnica reservada, picó el balón a modo de vaselina para superar a Diego López. El Camp Nou se convirtió en un clamor. Quedaban diez minutos y el partido ya parecía resuelto. Pero el Madrid quería morir matando.

Y lo hizo de tal forma que acabó con posibilidades hasta el pitido final. Jesé recortó distancias tras recibir de Cristiano pero los últimos tres minutos no fueron suficientes si quiera para crear peligro. Curioso que acabase con una posesión de 50% para cada equipo y el resultado fuese dispar, muestra de la poca relevancia que puede llegar a tener. El Madrid sale vivo del Camp Nou pero más lejos que nunca del Barcelona en Liga.

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