Suena a premonición, pero el partido tardó 7 minutos en arrancar. No antes, nunca después. Cristiano acudió a su cita y despertó a su equipo con el seco sonido del larguero. El encuentro había comenzado lento y dubitativo, pero cuando el Real Madrid entró al choque lo hizo de verdad.

Al ritmo que ponía Xabi Alonso, el equipo blanco levitó sobre el campo. El tolosarra ha vuelto como si nunca hubiera estado ausente. Su equipo aprendió a sobrevivir sin él, pero se acostumbró pronto a su fino desplazamiento en largo y a su mandato sobre la medular. Con él y con la calidad de Modric el fútbol fluye, más sencillo. Más natural.

Si fueron 7 minutos los que tardó el equipo en reaccionar, distaron tan solo 4 más hasta que Ronaldo convirtió en gol un sublime centro de Benzema. Todo empezó con Xabi, como todas las jugadas, y acabó con el zapatazo cruzado del portugués. El delantero no se cansa de batirse a sí mismo y supera marcas a un ritmo endiablado.

Cristiano marcó tres goles

Para el Real Madrid el encuentro fue demasiado apacible. Sin pisar en exceso el acelerador, los jugadas de peligro se iban sucediendo. La Real Sociedad no fue en ningún momento el equipo aguerrido y de ideas claras del pasado año, la Champions pasa factura. Además del calendario cargado que atenaza a los realistas, acontecieron sobre la capital con una defensa endeble que invitó a los madridistas a lucirse.

Cristiano marca y asiste

Antes de la media hora el resultado ya era significativo y a Cristiano ya le había dado tiempo para devolver la asistencia a Benzema y a firmar su segundo gol, de penalti. El ariete francés aprovechó una dejada en el área de Cristiano para, con calma, dar un pase a la red.

El equipo de Ancelotti se sentía muy cómodo en el campo y nada exigido. Khedira se soltaba a posiciones de ataque y apoyaba las subidas de Carvajal. Bajo su influjo, el Real Madrid mejoró y se mostró más acertado. El alemán aprovechó la fragilidad defensiva para deambular por el área y en una de esas Bale le asistió. Khedira se encontró sin oposición ante Bravo y no perdonó.

Tumbada sobre la lona, la Real no encontraba respuestas. Demasiadas dudas sobre cómo parar a los blancos, pero erraba sin conseguir detener a Modric y Xabi. Cuando el balón les sobrepasaba, ya era tarde. Parece que el Real Madrid comienza a encontrarse y el Bernabéu disfrutó con la verticalidad y la pegada de su equipo. Por el contrario, de los visitantes apenas se puede destacar algún jugador, más allá de los aislados intentos de Vela y Griezmann.

La Real maquilla su partido

Jagoba Arrasate trató de variar el guion con sus cambios. Demasiado tarde, aunque logró frenar la sangría de la banda derecha del Madrid colocando un doble lateral. Sí que consiguió mejorar la imagen de su conjunto, gracias también a que el ritmo competitivo de los blancos decreció. De esta manera, tras un fallo defensivo, Griezmann dejaba su detalle de calidad con una vaselina sobre Diego López.

Con el 4-1, el Real Madrid trató de recuperar las sensaciones de la primera parte, sin embargo la desconexión causada por la comodidad del resultado impidió el lucimiento de la segunda parte. Del sopor en el que se convirtió el partido lo volvió a sacar Cristiano Ronaldo con un sensacional lanzamiento de falta para el que Bravo solo pudo acompañar la parábola.

El Real Madrid dejó pasar los minutos dando por buena la ventaja. El equipo de Ancelotti se dejó llevar durante todo el segundo tiempo, sabiéndose superiores, sin dar el máximo. La recta final del partido sirvió para testar que Benzema ha recuperado el crédito del Bernabéu y que Isco tiene el cariño de un estadio que ansía verle más.

Así lo vivimos.