La Copa no permite relajación y por ello Ancelotti alteró su hoja de ruta. Poco importó que no lo hubiera probado antes; el italiano alineó juntos a Xabi e Illarra y de la mano de ambos el Madrid encontró la calma. El entrenador blanco no se ocultó, no quería sorpresas. En Copa amuralló a su equipo en Pamplona y se protegió con Coentrao y Arbeloa.

El Sadar observó a un Madrid más pragmático, contemplativo en lapsos de tiempo pero resolutivo. Atendió a Osasuna, le escuchó y le tumbó en su diván, y cuando los de Gracia se confiaron, los blancos lanzaron dentelladas mortales. El herido navarro agonizaba después de la ida y solo necesitaba un estoque para salirse mental y físicamente de la Copa.

Quizá no creyeron en sus opciones o la seriedad blanca les sacó la idea de la cabeza. Lo cierto es que Osasuna estuvo timorato, nunca terminó de alzar el valor de la remontada y su gente no les convenció de ello. El Real Madrid salió a dominar, para con ello evitar cualquier empuje local y se encontró un gol.

Cristiano vuelve a la senda del gol

Raoul Loe cometió un error infantil y dejó en bandeja a Cristiano, al que derribó, una ocasión para lucir su disparo. Su pose, su gesto y su golpeo fueron aderezadas por el oro que deslumbró a Andrés Fernández. El portero osasunista no fue capaz de desentrañar los entresijos del disparo del portugués y con sorna el balón le sobrepasó entre sus piernas.

El gol sacó de rueda a Osasuna. Hasta el momento no había mostrado la ambición para remontar, pero con la ventaja visitante entregaron la toalla. El Real Madrid durmió el partido. Anestesió a Osasuna y frenó en seco su posible efervescencia. Con la desesperación propia del que se siente eliminado, Osasuna hizo que los blancos se sintieron más que cómodos. Sin bordar el fútbol, los de Ancelotti llegaban de forma constante.

El Real Madrid se mete en cuartos de final

En la linde del descanso, Osasuna apretó por vergüenza torera. De la zurda de Cejudo brotó un disparo que repelió la madera. Fueron los mejores minutos rojillos, que completó De las Cuevas y Roberto Torres, sin embargo ambos se encontraron con la imposición del imbatido Iker Casillas.

El equipo madridista hizo la goma a los locales. Les atrajo y jugó con ellos, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Jesé se encargó de vestirse de velocista y asistente. Se encargó de sentenciar. Todo en uno, sublime el canario. La galopada a la contra del canterano la finalizó Di María con un disparo acomodado con mimo con el interior de su preciada zurda.

Ambos equipos, prisioneros del tiempo y del cansancio que acecha con el paso de la temporada, aprovecharon los minutos finales para dar descanso a sus meritorios y rodaje a los que lo necesitaron. Cejudo, Cristiano, Jesé o Xabi Alonso descansaron de forma prematura, habida cuenta de la importancia de cada uno de los sustituidos.

La pimienta se encargó de ponerla Coentrao. El lateral portugués acabó expulsado en su vuelta y se unió a la lesión de Morata para acabar el Madrid con 9. A pesar de ello, sin más historia que la que quisieron entregar los protagonistas en el cuarto de hora final, el Real Madrid conseguía alcanzar los cuartos de final de la Copa del Rey donde volverá a visitar Cornellà-El Prat con el Espanyol como rival. El 4-0 global de la eliminatoria no deja dudas y los blancos avanzan, sin recibir goles, a la siguiente ronda.

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Sobre el autor
Adrián Orzáez
Editor. Redactor del Real Madrid. Licenciado en Economía y Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid. Email de contacto: [email protected]