Parecía hace un año que, a pesar de no haber acabado la temporada de la mejor manera en el plano colectivo e individual, poco más podría hacer Cristiano Ronaldo para que fuera aún más considerado un ídolo para el aficionado madridista. Un jugador que a pesar de no haber entrado inicialmente de la mejor manera para todos los seguidores blancos por ciertos gestos realizados en los partidos de su primera temporada. Gestos hacia el público, hacia algunos compañeros y el quedarse parado cuando le robaban la pelota; son algunas de las situaciones que no eran bien vistas por parte del madridismo.

Sin embargo a lo largo de sus temporadas ha ido entrando poco a poco en el corazón del madridismo, hasta considerarle uno de los mayores ídolos que ha tenido el Real Madrid. Y si esto fuera poco, la temporada cosechada por el goleador ha sido magistral. El 7 madridista ha visto como la temporada ha sido tanto para él como para el equipo casi perfecta. A pesar de que el equico comenzó realizando un comienzo de Liga algo dubitativo en juego, los resultados llegaban, en gran parte gracias al liderazgo y goles de Cristiano. A pesar de no marcar el primer gol en la Liga hasta la jornada 3, el portugués ha acabado la temporada con unos números estratosféricos.

31 goles en 30 partidos disputados en Liga, 17 tantos en once encuentros en la Champions, entrando en la historia como el mayor número de tantos que consigue un jugador en una misma temporada; tres goles en seis partidos disputados en Copa. Números que demuestran la intensidad y deseo que juega Cristiano por conseguir dianas para su conjunto. Si ya el entrar en la historia de la Champions es algo memorable, el ser participe y tener gran importancia en la trayectoria madridista en la competición europea terminando en la Décima, crean alrededor del futbolista portugués un comienzo de aureola de mito blanco.

Esto unido a la profesionalidad mostrada por el jugador, que a pesar de que en muchos casos se le haya criticado por querer jugar en todo momento, siempre ha sabido aceptar el cambio a favor del equipo y del bien propio. Algo que demuestra lo comentado inicialmente la evolución sufrida por el jugador que ha sabido entender qué es jugar para un club como el Real Madrid y a los aficionados madridistas que siempre piden el 100%.