Mejoró su juego el Real Madrid en el Signal Iduna Park, pero varios de los errores que ya cometió en anteriores partidos volvieron a costarle la victoria al equipo de Zidane ante un buen Borussia Dortmund.

Los merengues saltaron al terreno de juego con el firme propósito de aprovechar la debilidad defensiva del rival, que necesitaba el balón como arma de doble filo para sobrevivir. Los de Tuchel quisieron el mando desde el principio y apostaron por la posesión y las transiciones rápidas. El técnico alemán reforzó la banda por la que atacarían Gareth Bale y Dani Carvajal, dejando a Schürrle en el banquillo. Por ello, todas las opciones de desborde pasaron por el joven Ousmane Dembelé, que generó peligro permanente, pero se topó con un Danilo imperial

Según fueron pasando los minutos, los locales se deshacían en defensa y dejaban que un Madrid muy peligroso a la contra creara peligro con espacios. Sin embargo, el conjunto de Tuchel también puso en serios aprietos a Keylor Navas, que estuvo muy acertado todo el partido, salvo en la jugada del empate a uno.

Parecía que el Real Madrid estaba cómodo esperando en su campo, pero lo cierto es que el Dortmund conseguía crear peligro con disparos constantes desde cualquier posición. Un Raphael Varane excelso supo detener las embestidas de Aubameyang a las espaldas de la defensa, pero cada vez parecía más claro que los blancos debían hacerse con el balón para aprovechar la inseguridad defensiva de los locales. Y así lo hicieron tras el descanso. El Real Madrid salió con otra cara del túnel de vestuarios, decidido a manejar el juego y llevarse el partido. Hasta el 1-2, fueron probablemente los mejores minutos del equipo de Zidane.

James Rodríguez, clave en el devenir del encuentro

El colombiano funcionó como la pieza que unía a la BBC con Kroos y Modric, además de ser el encargado de tapar la salida del balón de Julian Weigl. Cuando el Madrid gozaba de la posesión, el '10' disfrutaba moviéndose por todo el frente de ataque, descargando el juego blanco con triangulaciones constantes y poniendo centros peligrosos al área. James Rodríguez recordó a aquel que maravilló en sus inicios como madridista, y Zidane confió en él en su posición idónea: de mediapunta.

James Rodríguez en el partido ante el Villarreal | Foto: Daniel Nieto (VAVEL España)
James Rodríguez en el partido ante el Villarreal | Foto: Daniel Nieto (VAVEL España)

Pero no solo brilló con el balón en los pies, sino que el cafetero estuvo de fábula en su tarea defensiva. Efectivo en la presión, cumplió con creces y dificultó a Weigl en su juego.

Lo cierto es que cuando Zidane decidió reforzar el centro del campo con Kovacic tras el gol de Varane, el Real Madrid se diluyó en el terreno de juego, volvió a regalar el balón y pecó de poco ambicioso. El cambio de sistema al 4-3-3 permitió que el Dortmund generara más espacios tanto por fuera como por dentro, y un Weigl ya sin marca pudo surtir de balones a sus compañeros, especialmente a Schürrle y Pulisic, que salieron eléctricos desde el banquillo.

A partir de ese momento, el Madrid no tenía una salida clara, pues el triángulo que formaban entre Kroos, Modric y James ya no existía, y las posesiones se transformaban en planas y predecibles. 

Además, la BBC ya no contaba con las energías del principio y el equipo de Zidane no pudo lanzar ninguna contra con verdadero peligro tras volver a ceder la posesión, salvo una conducción mágica de Modric que fue neutralizada por Guerreiro. El entrenador del Real Madrid no vio necesario refrescar la parcela ofensiva con la entrada de Lucas o Morata, y el Dortmund cada vez se adueñaba más del partido ante un conjunto visitante que esperaba el final del partido. Sin embargo, la recompensa a la insistencia del Dortmund llegó en forma de gol, y el Madrid volvió a regalar un empate de la misma forma que en Las Palmas.

Mejoría de Cristiano Ronaldo y un buen Gareth Bale

El crack portugués se pareció mucho más que en partidos anteriores a su mejor versión, y tanto en la primera mitad como en el gran tramo del Madrid en la segunda, mostró síntomas de clara mejoría. Esta vez sí desbordó por la banda y estuvo acertado en el pase, anotó su gol y generó peligro constante ante un Piszczek desbordado. Cristiano se pareció a Cristiano.

Cristiano Ronaldo rodeado de rivales | Foto: UEFA.com
Cristiano Ronaldo rodeado de rivales | Foto: UEFA.com

Por su parte, Gareth Bale se dejó ver poco en la primera mitad por el buen marcaje de Schmelzer y Guerreiro. Sin embargo, tras el descanso, el galés desbordó al lateral izquierdo alemán con una facilidad pasmosa y generó numerosas acciones de uno contra uno que el Real Madrid debió aprovechar mejor para matar el partido.

Por contra, Karim Benzema, aunque estuvo presente en las jugadas de ambos goles, no participó en el juego tanto como suele, y se le notó aún falto de chispa en la presión y en las jugadas que exigían esfuerzos importantes. Tuvo una ocasión clarísima ante Burki tras una buena habilitación de Cristiano, pero el galo cayó al suelo de manera inexplicable cuando encaraba portería. No fue la noche de Benzema.

En definitiva, el Real Madrid mejoró su versión con respecto a anteriores encuentros, pero no fue suficiente para doblegar a un Dortmund que no se rindió. Los de Zidane se conformaron con un buen rato de juego, cediendo el balón el resto del partido y sufriendo de forma inexplicable, pues cuando los blancos tenían la posesón, su rival sufría y se diluía por momentos.

Con un once formado en el centro del campo por Kroos, Modric y James de enganche, el Madrid debió tener más autoridad para dominar el partido al completo, aprovechando así la inseguridad con la que defendía el equipo de Thomas Tuchel.

Sin Casemiro, se asienta el esquema 4-2-3-1 y el Madrid pierde en la recuperación. Por ello,  y con un once titular de tales características, resulta extraño cederle tan fácil el balón al rival. El Real Madrid debe dominar y acapar la posesión de principio a fin, en vez de jugar de forma permanente con el resultado, algo que ya le ha costado al equipo de Zidane varios disgustos esta temporada. Las contras son un recurso muy valioso para el conjunto de Chamartín, pero no deben ser el único. El Real Madrid debe buscar la excelencia.