Zinedine Zidane llegó al banquillo del Real Madrid como primer entrenador nada más iniciarse el año 2016. El francés se encontró a un equipo algo desconcertado y sin una idea clara de fútbol y, con el paso de los días, fue mejorando principalmente el estado anímico hasta completar una buena temporada, peleando por el título liguero hasta la última jornada y conquistando la Copa de Europa, la competición favorita del club de Concha Espina. El exjugador blanco supo dar con la tecla y ganarse al vestuario para que la excelente nómina de jugadores del conjunto madridista demostrara su calidad sobre el terreno de juego y obtuviera el premio a esta mejora.

Pero este crecimiento del Real Madrid no se debió únicamente al factor anímico, pues Zidane fue encontrando su alineación perfecta con el paso de los partidos. Una de las claves del éxito fue asentar a Casemiro en el eje del centro del campo. El brasileño, que cuajó una temporada sensacional, se situó como el ancla defensiva del equipo, una posición que beneficiaba especialmente a Kroos y Modric, que ejercían como interiores y se liberaban casi en su totalidad de las obligaciones defensivas, lo que permitía mayor fluidez en la circulación de balón del cuadro madrileño.

Casemiro se convirtió la temporada pasada en indiscutible para Zidane

Así, este trío de centrocampistas se convirtió en imprescindible para el galo, y con esa etiqueta comenzó la presente temporada. Zinedine Zidane insistió desde el primer momento en la necesidad de hacer rotaciones y fue introdujendo alternativas en cada partido, pero en los importantes siempre echaba mano de su trío de gala. Sin embargo, el entrenador francés se encontró pronto con un problema que trastocó sus planes: las lesiones. Estos tres jugadores han atravesado o están atravesando (Kroos) problemas de lesiones, lo que impidió que pudieran jugar juntos ante el Atlético de Madrid o en otros encuentros importantes que ya ha disputado el Real Madrid.

Ante esta situación, Zidane tiró de su extensa plantilla para suplir las bajas y las pruebas no han podido salir mejor para los intereses blancos, pues han descubierto la calidad y cantidad de grandes jugadores que acumulan especialmente en el centro del campo. La revelación ha sido Mateo Kovacic. El croata, con muy pocos minutos la pasada campaña y cerca de marcharse cedido o traspasado el pasado verano, ha ido creciendo a un ritmo vertiginoso hasta el punto de convertirse en uno de los mejores del equipo madridista en las últimas semanas, situándose como mediocentro defensivo y rindiendo a un nivel tan excepcional que su presencia como titular ante el FC Barcelona es segura.

También ha rendido a buen nivel, especialmente en los últimos encuentros, Isco. El malagueño realizó un partido soberbio en el Vicente Calderón y ha demostrado que puede tener su sitio en el once del Real Madrid, si bien parece desenvolverse mejor en la mediapunta que algo más retrasado. Y es que la lesión de Benzema primero y Gareth Bale después ha provocado variaciones en el sistema por part de Zinedine Zidane, que ha comenzado a usar el 4-4-2. Con este esquema táctico, el centro del campo está ocupado por un jugador más, lo que aumenta las posibilidades de los centrocampistas del Real Madrid de tener un sitio en el equipo.

Kovacic se ha convertido en la revelación esta temporada

Porque no sólo Kovacic e Isco están realizando un buen papel. Lucas Vázquez continúa demostrando partido tras partido que puede ser el sustituto perfecto de la estrella galesa, gracias a su capacidad de trabajo y sacrificio defensivo y su habilidad ofensiva. Las mismas virtudes, quizá algo inferiores en el aspecto defensivo, podrían aplicarse a Marco Asensio, uno de los fichajes del conjunto blanco esta temporada y que nunca desaprovecha las oportunidades para demostrar su talento.

La única nota discordante de entre los jugadores que pueden ocupar el centro del campo del Real Madrid es James Rodríguez. El colombiano no termina de encontrarse cómodo sobre el terreno de juego y lleva meses sin alcanzar su mejor nivel, pero guarda tanto talento y calidad que en cualquier momento puede destapar el tarro de las esencias y jugar a un nivel similar al de su primer año en la capital de España, cuando realizó una magnífica temporada. 

Así, Zinedine Zidane se ha encontrado con un 'problema': tiene muchos jugadores y muy buenos para pocas posiciones, por lo que tiene un quebradero de cabeza en cada partido. El francés ya ha manifestado su alegría por este 'problema', pues es consciente de que elija a quien elija, el Real Madrid va a seguir rindiendo al mismo nivel, y esa situación es la que desea cualquier entrenador.