23 de abril de 2011. Valencia - Real Madrid. El conjunto blanco, entrenado por Mourinho en aquel entonces, llega a Mestalla con el objetivo de conseguir una victoria que lo mantenga en la lucha por La Liga y en plenas condiciones para el resto de competiciones. En el once, una novedad. Nacho Fernández. El canterano, capitán del Castilla, ya había entrenado algunas veces con el primer equipo, pero tuvo que ser en el estadio che donde lograra su primera titularidad y su primera victoria. 3-6 ganaron aquel día los merengues en un recital auténtico y absoluto de Kaká, Benzema e Higuain. Nada mal para estrenarse como debutante.

A partir de ahí, una bonita historia entre Nacho y el Real Madrid. El lateral/central siempre ha destacado por su agresividad, solvencia, y polivalencia en la retaguardia, un hecho que ha provocado su permanencia en la escuadra de Concha Espina a pesar de la llegada de varios nuevos entrenadores. Rindiendo de forma correcta y creando el grupo que se necesita,  está claro que nadie le puede negar su madridismo, pues varias ofertas encima de la mesa ha tenido para marcharse a un club que le otorgaba muchos más minutos.

No obstante, parece que esta temporada ha logrado un puesto más importante dentro del equipo, y es que ante las constantes lesiones de varios de los pupilos de la defensa merengue, el canterano siempre ha estado ahí. Sellando huecos y rindiendo al nivel de todo un defensa del Real Madrid. Su éxito no es más que el reflejo de los cientos de canteranos de La Fábrica blanca, que miran en el madrileño un auténtico baluarte. Dos Champions League, dos Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa, una Copa del Rey y una Supercopa de España. Lleva 50 victorias en Liga y quién sabe si vendrán muchas más.

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