Este miércoles 15 de febrero a las 20:45, el Real Madrid vuelve al Santiago Bernabéu, tras dos semanas y media sin pisar el césped del templo blanco. Y lo hará en su competición fetiche, en la Champions League, en el partido que le enfrentará al Nápoles, correspondiente a la ida de los Octavos de Final. El estadio merengue se vestirá de gala, tifo incluido, para recibir a la competición europea, la cual no jugaba el Real Madrid desde el 7 de diciembre, en el partido ante el Borussia Dortmund.

Y este encuentro de altura, no podía ser dirigido por un árbitro de un nivel que no fuera el mayor posible. Por ello, la UEFA ha designado a Damir Skomina, un colegiado con mucha experiencia. El esloveno nació el 5 de agosto de 1976 en Koper (Eslovenia) y debutó en 2003. Además, es árbitro FIFA, y ha sido preseleccionado para el próximo campeonato mundial que se disputará en 2018 en Rusia, algo que ha conseguido siendo uno de los árbitros más regulares a nivel continental.

El esloveno ha dirigido al menos un partido del Real Madrid en las últimas cuatro ediciones de la Champions, acumulando un total de siete encuentros arbitrados al conjunto blanco, seis de ellos en el Santiago Bernabéu, con un balance de cinco victorias y dos derrotas favorable al equipo merengue. Las dos derrotas fueron ante equipos alemanes. La primera frente al Borussia Dortmund por 2-0 en tierras germanas en la temporada de “la décima” y la segunda al año siguiente en el Bernabéu ante el Schalke 04, donde los madridistas cayeron por 3-4. Ambas derrotas significaron el pase del Madrid a la siguiente ronda del torneo.

El último precedente fue otra vuelta de una eliminatoria, en este caso la que le dio el pase al Real Madrid a la final de Milán. Damir fue el encargado de impartir justicia en la victoria de los blancos por 1-0 ante el Manchester City, en la vuelta de las semifinales de la edición pasada del torneo continental.

Skomina se caracteriza por ser un colegiado que está a favor del juego, es decir, no para el partido a menos que sea muy necesario. De ahí su escasa fama de sacar tarjetas amarillas, tan solo muestra una media de 4 por encuentro. Y muchas menos tarjetas rojas, con una media de 0’22 por encuentro. Por tanto, si el Real Madrid y el Nápoles plantean un partido de espectáculo, el árbitro no será un impedimento para que todos los aficionados disfruten del partido.