La Comunidad Valenciana ha vuelto a poner en apuros al Real Madrid. Si ya el año pasado los blancos empataron en Mestalla (2-2) y salieron derrotados del antiguo Madrigal contra el Villarreal (1-0), este año no fueron capaces de lograr los tres puntos en el feudo del Valencia (2-1) y a punto estuvieron de claudicar en La Cerámica. El conjunto de Zinedine Zidane se vio, a falta de media hora, con dos goles por detrás en el marcador, y tuvo que remontar un partido que tenía perdido una vez más. Como en los viejos y nuevos tiempos. Porque el combinado de Concha Espina es el mejor equipo del mundo cuando está entre las cuerdas y lo demuestra temporada tras temporada.

No hay más que ver este curso. Las victorias ante Deportivo, Sporting de Lisboa, o el agónico empate contra el Barcelona en el Camp Nou, confirman una teoría que comenzó a fraguarse en los inicios de la historia de Chamartín. Y es que ya en 1943, en una visita al mítico Carlos Tartiere (antiguo estadio del Oviedo), el Real Madrid supo reponerse y ganar un partido que perdía por 3-1 cuando apenas quedaban 30 minutos para el pitido final. Igual en Zaragoza, en La Romareda. Otra vez 2-0 y otra vez 2-3 al final, tal y como ocurrió el fin de semana pasado frente al equipo entrenado por Fran Escribá. Tres fechas distintas pero mismo resultado. La camiseta merengue remontando.

Lejos queda ya una "flor" que justifica los triunfos blancos y que invisibiliza una lucha que comenzó hace más de 60 año. Si algo ha caracterizado al conjunto de la capital española es su espíritu de guerra y pelea hasta el final. Un hecho que lo ha catapultado a convertirse en el equipo que más remontadas ha realizado después de ir perdiendo por dos tantos de diferencia en Primera División (24). Tan solo el Atlético le pisa un poco los talones (19), mientras el Athletic es el siguiente en contienda (16).