El Real Madrid saltaba a Los Cármenes consciente de lo que allí se jugaba. Todo lo que no fuera ganar sería un mazazo para las aspiraciones madridistas en liga, que a falta de tres partidos por disputar se ha hecho un poquito más blanca. El 'equipo B', como así han decidido llamarle algunos empeñados en dividir al vestuario y crear polémicas sobre quién debe y quién no debe jugar, afrontaba el encuentro contra el Granada como si de una final se tratase. De los once titulares ante el Atlético, tan sólo el capitán Sergio Ramos y Casemiro encararon el partido de inicio. Los menos habituales eran los encargados de acabar con un Granada internacional que apenas puso resistencia. Más parecido a una reunión de la ONU que a un equipo de fútbol, el conjunto de Tony Adams se lamentó más por una semiocasión desperdiciada por Martin Hongla ya con 0-4 que por los 10 partidos anteriores que llevaban sin ganar.

El Madrid salió a ganar, y una vez que lo hizo, descansó

En el minuto 3, Lucas Vázquez ya había asistido a James para adelantar al Real Madrid, y el colombiano volvió a ver puerta ocho minutos más tarde gracias a un centro de Coentrao. Morata fue el encargado de apuntillar a los locales con otros dos chicharros. La realización televisiva nos permitía ver que tristemente los goles no eran lo único que caía en Los Cármenes, sino que también empezaban a aflorar las lágrimas de algunos aficionados granadinos. Los blancos dominaron de cabo a rabo el partido hasta que quisieron: un 0-4 en el marcador al descanso permitió a los jugadores de Zinedine Zidane tomarse la segunda parte como un partidillo de entrenamiento. Y aún así, fueron infinitamente superiores a toda la plantilla nazarí. Danilo, Sergio Ramos en dos ocasiones, Lucas Vázquez, Benzema... pudieron aumentar la goleada en la segunda mitad, pero la falta de puntería condenó al equipo a meter 'sólo' cuatro tantos. Por su parte, el Granada, ya consciente de la vergonzosa paliza recibida, decidió disfrutar de ella y buscó contentar a su afición (de 10, por cierto) practicando un fútbol más ofensivo. El partido ya estaba perdido y el equipo descendido, pero la grada seguía animando. Sufrieron cada ocasión creada olvidando la dura situación que afronta el club y convirtieron en una fiesta lo que para otros habría el más triste de los funerales.

La Liga, a tiro de piedra

Con esta balsámica victoria el Madrid está a tres partidos de llevarse el título de Liga. Sevilla, Málaga y Celta serán los rivales de un equipo que acaricia el trofeo liguero pero que no puede despistarse. De esos tres encuentros, tan sólo el Sevilla visitará el Santiago Bernabéu, por lo que los de Zidane tendrán que sacar la casta y el coraje impreso en escudo del club en la Rosaleda y en Balaídos para certificar la primera Liga en los últimos cinco años. La diosa Cibeles no ve el trofeo de esta competición desde que José Mourinho se la ofreció en 2012. Ya va siendo hora de que, de nuevo, el Real Madrid se proclame el equipo más regular de la categoría y gane un título que en los últimos años se ha convertido en secundario para la afición madridista.