Raúl González Blanco cumple este 27 de junio de 2.017 sus cuarenta años. Para todo el madridismo es motivo de celebración porque el '7' blanco volverá a la entidad blanca, según anunció ya el pasado mes de abril. Se instalará con su familia en la capital española y quedará ligado al club como asistente del presidente Florentino Pérez.
El que fuera delantero del Real Madrid durante más de 15 años se retiró del verde hace dos temporadas y pasó a ser embajador de La Liga en Estados Unidos. Tras jugar en el Schalke alemán, en el Al-Sadd de Catar y en el New York Cosmos, cerró una carrera futbolística repleta de éxito y gloria.
Inicios en la cantera del Atlético
Un joven Raúl comenzó su andadura por el césped con apenas once años. Jugó en el equipo de su barrio natal madrileño, como atacante y diestro. A su corta edad, ya tenía algo que le llevaría en un futuro al Real Madrid. Porque los grandes futbolistas se van forjando poco a poco, pero en su caso va más allá.
Una inoportuna lesión en su pierna derecha le valió a Raúl para convertirse en un gran zurdo. Así es. Comenzó a trabajar su pierna "mala" para alcanzar una calidad y técnica brillante.
A los 13 años fichó por un equipo filial del Atlético de Madrid y en 1.992 -tras la disolución de esos conjuntos infantiles- el Real Madrid lo incorporó a su cantera. Permaneció en las categorías inferiores hasta su ascenso al primer equipo, cuando tenía 17 años.
Su debut fue en La Romareda ante el Zaragoza, un 29 de octubre de 1.994. Jorge Valdano decidió convocarle, fue titular y aunque no pudo ganar el partido, ya dejó muestras de su enorme calidad. Una prometedora estrella se había presentado en Primera División.
Su estreno como goleador fue anecdótico, ya que logró su primer tanto precisamente contra el Atlético. El club que vio crecer a una gran promesa del fútbol, pero que dejó escapar. Raúl ofreció un recital en el Santiago Bernabéu: provocó un penalti, asistió en el segundo gol y marcó el tercero. La afición blanca le aplaudió como se merecía.
De aquella primera temporada se despidió con 30 partidos jugados y diez tantos conseguidos. Tan solo era el inicio de lo que estaba por llegar.
Hereda su famoso '7' de Butragueño
El joven atacante español se ganó la titularidad a base de actuaciones memorables y goles. En su segunda campaña jugó 52 encuentros y sumó 26 tantos, pero todavía con el número 17 a la espalda. Fue en su tercer año cuando se puso el '7' de Emilio Butragueño, actual director de relaciones institucionales del Real Madrid desde 2.010.
Raúl salía a medio gol por partido, pero su repertorio de asistencias y el juego que generaba en la parte ofensiva también le caracterizaba.
En sus tres primeras temporadas levantó dos ligas españolas y una Supercopa. Sus estadísticas seguían siendo de crack, pero faltaba que Europa disfrutase de su talento. Dicho esto, en 1.998 ganó su primera Copa de Europa.
Era la séptima del conjunto blanco y aunque perdieron después la Supercopa ante el Chelsea, sí lograron la Copa Intercontinental. Al año siguiente, Raúl logró también su primer Trofeo Pichichi tras anotar 25 goles en 37 encuentros ligueros.
Llega Vicente Del Bosque y gana dos Champions
El entrenador John Benjamin Toshack fue destituido en noviembre de 1.999 tras un inicio de temporada deprimente y le sucedió Del Bosque. Con el técnico español el Real Madrid acabaría levantando su octava Champions, tras vencer al Valencia en la final de París. Raúl marcó el tercer y último gol. Sin embargo, no fue la campaña más acertada de cara a puerta.
También es cierto que se posicionaba más atrás, como mediapunta o interior izquierdo. Nikolas Anelka y Fernando Morientes eran los dos más adelantados. A pesar de ello, Raúl sí mantuvo unas espectaculares cifras anotadoras en la competición europea con 10 goles.
En Liga registró sus números más bajos, con tan solo 17 tantos en 34 partidos. En la siguiente temporada recuperó su hambre goleadora, e incluso dejó para la historia su mejor campaña como futbolista en cuanto a efectividad: 32 goles en cincuenta partidos jugados.
Su palmarés madridista se incrementó con la consecución de dos ligas y dos supercopas más (2.000 y 2.002). También levantó su tercera Champions, la novena del Real Madrid que tuvo como protagonista final a Zinedine Zidane. Su épica volea de Glasgow forma parte de la historia blanca.
A ese título europeo sumó su primera Supercopa de Europa y otra Copa Intercontinental. Fue la época de 'Los Galácticos' de Florentino Pérez.
Crisis, lesión y vuelta al éxito
Tras todos esos éxitos, llegaron años de fracasos hasta 2.006 y 2.007 cuando volvió a ganar otras dos ligas consecutivas. Los decisivos tantos del capitán madridista permitieron regresar al camino que merece el considerado mejor club del siglo XX.
Raúl recuperó sus números de goleador y formó una gran pareja con Van Nistelrooy. Su media anotadora era de 0'50 tantos por partido. Volvía el siete madridista.
El peor momento de la carrera del '7' llegó con una lesión en 2.005 (rotura parcial del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha), que le mantuvo en el dique seco durante cinco meses. Su última temporada en el club blanco fue en 2.009-2.010. Tan solo disputó 39 partidos y logró los mismos goles que su histórico dorsal.
Casualidad que su último tanto se lo marcó al Zaragoza, equipo contra el que debutó como madridista. Una nueva lesión le apartó del césped hasta fin de temporada.
Fin a 16 temporadas de blanco
En julio de 2.010 se anunció su salida y fichaje por el Schalke alemán. Raúl había cerrado su palmarés madridista con 16 títulos. Nuevas fronteras se le abrían. Estuvo dos años en Gelsenkirchen donde logró Supercopa y Copa alemana. Rondó los cien partidos y mantuvo sus números en 20 goles cada temporada.
Después, marchó a Catar para fichar por el Al-Sadd. Otras dos campañas allí le valieron para ganar tres competiciones. Su rendimiento anotador bajó el segundo año y decidió poner fin a otra etapa para trasladarse a Nueva York.
Jugó con el New York Cosmos su última temporada como futbolista. Sumó a sus vitrinas tres títulos y en octubre de 2.015 decidió retirarse del verde. A sus 38 años, lo había ganado todo y había recibido innumerables premios individuales, aunque le faltó un merecido Balón de Oro.
Una trayectoria repleta de éxito pero también recordada por su comportamiento impecable sobre el campo. Raúl nunca fue expulsado, sus formas de resolver los enfrentamientos con los rivales siempre eran admirables. 'El Eterno Capitán' era el ejemplo a seguir de todo joven futbolista.