Al joven que por primera vez cubre sus estrechos hombros con la bufanda del nuevo equipo, le resulta enrevesado  conocer la historia que está defendiendo. Sin embargo, es singular la manera en la que el madridista conoce su historia de la manera más factible gracias al legado de un histórico dignatario.

El madridismo se entiende a través del nombre de Alfredo Di Stéfano. Quizás también el deporte rey en su totalidad, cuyos seguidores notaron el siete de julio de dos mil catorce un sentimiento que se anteponía a su pasión: la vida de la ‘Saeta’ se apagaba mientras que el fútbol lloraba tal pérdida.

Alfredo representaba el sentir más puro y honesto. Los jóvenes al escuchar su nombre, recuerdan al señor del bastón que acudía a todos los eventos de su Madrid. Él dejaba a un lado las incapacidades físicas para acompañar al escudo de manera incondicional. Aquellos que tuvieron la oportunidad de incluso pisar el césped del viejo Chamartín, evocan en su memoria la estampa de Di Stéfano como el joven argentino que se pasaba el balón entre las piernas con una facilidad que rozaba lo inhumano.  Su habilidad simboliza la grandeza que labraría con el transcurso de las décadas el Real: la simplicidad con la que trataba la esfera es similar a la forma en la que los triunfos llegan a Concha Espina. El Madrid gana, no preguntes el por qué.

La gloria del equipo de las cinco copas de Europa o mejor definido, el Madrid de Di Stéfano, perdura hasta hoy. Tal fue el júbilo y la positiva altivez que emanaron de los triunfos liderados por uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos que es inevitable recurrir a ellos en cada gran victoria.  Así, el ineludible cometido de quien defiende fielmente la camiseta blanca siempre será enaltecer su pasado, que explica el presente.

Diego Armando, Johan y Edson Arantes comparten el trono de la excelencia con él. Un puesto únicamente accesible para los que nacen destinados a encandilar con su talento; los capaces de tapar cualquier prejuicio con la excelsa perspicacia exhibida durante los años de notoriedad. Alfredo es el Madrid y será, ante todo, fútbol. Para siempre.