Vuelta a la senda de la victoria. Triunfo meritorio del Real Madrid en Anoeta ante un rival, la Real Sociedad, que venía practicando el mejor fútbol que se había visto hasta el momento en Primera División. Ni Illarra, ni Llorente, ni Zurutuza supieron frenar un vendaval de juego asociativo protagonizado por el Triángulo de las Bermudas: Isco, Asensio y Modric. Cuando se juntan los buenos, es lo que pasa. La pausa llegó con ellos, pero la pelota no se introdujo en la portería de Rulli por arte de magia. Para esa tarea, Zidane confió ayer en Mayoral y Bale. Y no fallaron.

El primero se exhibió en la primera parte. El nueve de la Selección Española sub 21 juega mucho mejor de lo que piensa la mayoría. Sale del área, se asocia, busca la pared. No tiene miedo en acercarse a la zona de turbulencias y arrancar en conducción. Quizá su oportunidad ha llegado muy pronto, pero entrenar con los mejores jugadores del mundo lo hará mejor cada día, y condiciones para ser un gran delantero tiene. Nadie duda de eso. 

Su actuación quedó reflejada gracias a ese gol (golazo) que se llevó por delante hasta al mismísimo Sergio Ramos. Y por esa salida en contraataque que acabó en el autogol de Kevin Rodrigues. Dos jugadas que significaron dos tantos vitales en un duelo crucial para el Real Madrid y sus aspiraciones. Mayoral ha aparecido cuando más se le necesitaba y más se acrecentaba el debate del delantero merengue. Con la baja de Karim (cuatro semanas), este es su momento. Ha comenzado bien. Está por ver si lo aprovecha del todo.

Foto: Realmadrid.com
Foto: Realmadrid.com

El segundo nombre propio de la noche es galés y no está atravesando su mejor etapa como futbolista. Ya no solo en el Real Madrid, sino en toda su carrera. Existe cierto recelo hacia la figura de Gareth Bale estos días. Chamartín ha dejado de ser su casa para convertirse en una olla a presión que estalla cada vez que el británico realiza una mala jugada. La paciencia en La Castellana no se mide por su constancia, y muchos pueden hablar de ello.

No obstante, parece ser que San Sebastián es tierra divina para el "Expreso de Gales". Ha marcado en todas sus visitas a la ciudad vasca. Y de todas las formas posibles, además. Desde lejos, de cabeza, con caño incluido, y en carrera. Así fue el del pasado domingo. Habría que preguntarle a Kevin Rodrigues si cuando lo vio pasar por la derecha, no llevaba realmente un turbo adherido a la espalda. Vaya manera de correr. Vaya manera de esprintar. Vaya manera de definir. Cuando las cosas no funcionan, uno suele recurrir a lo que mejor sabe hacer. Y Bale lo hizo. Si este gol consigue darle la confianza que realmente necesita, puede ser una espada muy a tener en cuenta en el as del Real Madrid. Con cuatro puntos de desventaja con respecto al líder (Barcelona), es momento de arrimar. Con Gareth enchufado, es mucho más fácil.