El Real Madrid sigue sin levantar cabeza tras la derrota por tres goles a uno frente al Tottenham, el conjunto de Zidane volvió a verse como aquel equipo que se mostró en Girona, se nota que el Madrid no encuentra su alma ni la ha recuperado todavía. La falta de intensidad, los fallos tácticos, quizá la ausencia de Carvajal en el lateral derecho también sea una causa ante un Achraf que en ocasiones se ve desbordado en su banda, que hace notar su juventud y falta de rodaje en la competición más difícil del mundo. En cualquier caso este Real Madrid no consigue levantar cabeza de una mala racha de juego y de resultados que está haciendo encender las alarmas en el equipo blanco.

La misma historia en los primeros minutos

El partido comenzó y parecía que el Real Madrid dominaría los primeros compases del partido, un valiente disparo lejano de Isco en el minuto 2 con la zurda tan solo fue un espejismo de la noche de terror que se avecinaba, el Real Madrid se mostró paulatinamente cada vez más desordenado en la medular, los jugadores que jamás parecían fallar un pase como Kroos gozaban de escasa precisión y el Tottenham avisaba tocando la puerta del Real Madrid con el disfraz de Halloween todavía puesto, lo intentaban tanto Harry Kane como Winks que intentaba una vaselina sobre Kiko Casilla por el minuto 20 de partido tras dejar atrás a los defensas madridistas, pasó como cuchillo por mantequilla pero por fortuna para los de Zidane llegó forzado al balón y la decisión final no fue la mejor.

La lesión de Arderweireld en el minuto 22 de partido sustituido por Sissoko empezó dando mayor apoyo físico a los ingleses y como consecuencia llega el gol de Dele Alli en el minuto 26 tras un gran pase largo al lateral izquierdo del área madridista que le llega a Trippier en posición dudosa y tras su pase al área pequeña Alli estuvo donde tenía que estar para empujar el balón dentro de la portería. Los fantasmas del Madrid volvían a mostrarse ante ellos y parecía que la noche del cambio no iba a llegar en Wembley.

Después del gol, otro partido hasta el descanso

Después de colocarse por detrás del marcador, el Madrid quiso demostrar su garra, su título de campeón de europa traducido en el césped y demostrar que en la Champions el Madrid se transforma en el verdadero equipo que es, así que Cristiano se puso las botas y con un buen gambeteo en el área, consiguió librarse de su marca y lanzó un potente zurdazo que supo repeler a córner Lloris. Desde entonces hasta la segunda parte todo el Madrid lo siguió intentando, el Tottenham perdió el control de la pelota que yacía en pies madridistas y se remitió únicamente al contraataque. Achraf lo intentaba con sus innumerables internadas al área desde su banda derecha pero sus centros resultaban infructuosos, durante el final de la primera parte tan solo consiguió que Cristiano inquietara la portería del Tottenham con un disparo fuerte a las manos de Lloris que estuvo impecable durante todo el partido. Tanto Isco como Modric lo intentaron con pases verticales tanto a las bandas como para Cristiano y Benzema pero no llegaban a buen puerto, la defensa del Tottenham estaba muy bien plantada por Mauricio Pochettino lo que les permitió llegar al descanso con ventaja en el marcador.

Ya en la segunda parte el guión del partido volvió a ser el de antes del primer gol de los Spurs, el conjunto inglés seguía teniendo un cierto control del balón y la defensa inglesa de nuevo se mostraba implacable a pesar de los numerosos intentos de Isco por introducir el balón en el área londinense. Tras una pequeña falta de Sissoko sobre Marcelo cerca del pico derecho del área de Lloris, Ramos en el remate golpeó la rodilla del portero del Tottenham que lo dejó tocado durante unos minutos hasta el punto de que el portero suplente (Vorm) empezó a ponerse la equipación y prepararse para entrar, pero para fortuna de todos Hugo Lloris consiguió aguantar y no fue necesario el cambio, una decisión que más adelante le cerraría las puertas del gol al conjunto blanco.

Doblete de Alli y gol de Eriksen como jarro de agua fría

El Tottenham ya no necesitaba el balón, quizá el Madrid empezó a controlarlo esporádicamente en el centro del campo aunque cuando llegaban al área las ideas se esfumaban, el cerebro que antes conseguía resolver los puzzles defensivos del rival parece que se ha tomado sus respectivas vacaciones y cuando llegaba el momento de realizar el remate final para anotar gol, las luces madridistas sufrían un apagón que ya se antoja previsible, quizá solo es que la "pólvora está mojada" o quizá es por falta de motivación en un equipo que ya lo ha ganado todo, en cualquier caso la llave la tiene Zidane y cada vez le quedan menos intentos para abrir la cerradura adecuada.

Tras todo lo anterior volvieron los fantasmas de la liga: contraataque de libro del Tottenham tras un pase en largo que aterrizó en las botas de Harry Kane, Ramos perdió la marca y Kane introdujo el balón hacia Dele Alli por un hueco superior a tres metros de distancia, Alli entró como un cuchillo y el diagnóstico era simple: Hemorragia incontrolable. Alli se interpuso ante Casilla, Ramos intentó parar el disparo pero la suerte ya estaba echada en contra de los de Zidane (pura ironía) y el balón salió desviado al lado izquierdo de la portería de Kiko que nada pudo hacer para evitar el tanto.

Los problemas no quedaron ahí, tras un Madrid desbordado, loco, en definitiva superado tácticamente contra un buen acomodo y desempeño individual y colectivo del Tottenham, llegó la sentencia firme del Tottenham ante un Madrid que bien pudo interponer recurso con una clarísima ocasión de Ramos tras un centro de Kroos que el mismo Cristiano se encargó de que no entrase interponiéndose entre el balón y la portería, ironías de la vida de nuevo.

Lo que quedaba tan sólo era un final anunciado en estos momentos, otro contraataque del Tottenham (que no necesitaba más), el pase en largo esta vez es de Alli para Kane que vuelve a romper líneas defensivas madridistas poniéndole un balón a Eriksen que de nuevo encara prácticamente solo a Kiko Casilla y bate a éste por su lado izquierdo engañando al portero en el minuto 65 de partido. La imagen previa del gol lo decía todo: era Modric el único que intentaba evitar ese tanto.

Varios cambios insustanciales y gol del de siempre

A partir del tercer gol la grada de Wembley ya festejaba la victoria de su equipo, ésto parecía un espejismo también, un equipo que no había sido capaz de marcar un gol al Madrid nunca, ya iba ganando 3-0 a falta de 25 de minutos para el final. La reacción de Pochettino y Zidane se tradujeron en cambios como el de Dembélé entrando por Winks en el minuto 66 y Llorente por Kane en el minuto 79, además de los cambios de Asensio entrando por Isco y Mayoral por Benzema en las filas blancas en el minuto 73, estableciendo un dibujo táctico de Zidane que ya lo daba todo al ataque culminándolo con la entrada de Theo por Modric en el minuto 81 para dar más velocidad y fuerza en las bandas.

Apenas cambió la situación en el juego, aunque sí que se volvió a ver al menos un pequeño resquicio de luz tras el gol de Cristiano tras un centro pasado de Achraf que recuperó Marcelo en línea de fondo para que, después de asistirle Borja Mayoral, Cristiano fusilase la meta impoluta hasta el momento de Lloris. Al menos algo no había cambiado y eso era el hambre goleadora de Cristiano en Champions. El luso lo siguió intentando con un disparo desde lejos en el minuto 84 pero esta vez Lloris ya no le permitió más goles al portugués, ni al Real Madrid poder soñar con arrancar un empate que no pudo ser quedándose en una derrota triste como las tarjetas amarillas que les impuso el turko Çakir a Dembélé y a Ramos que pudieron acabar expulsados el encuentro tras un intercambio de golpes con los brazos en una acción previa que el turco saldó sin tarjetas, acciones sin sentido que solo empañaban el juego limpio que se estaba viviendo en Londres.

Triste debe ser el mejor adjetivo que ahora mismo describa al conjunto de Zidane tras volver a caer ahora en la competición favorita de los madridistas, triste como una noche lluviosa de otoño, triste como este 1 de noviembre de 2017 en el que la quizá ya no cree ni en sí misma, se marchita y se cae.

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