El 10 de mayo de 2017. El Atlético de Madrid disputaría su última noche europea en el último derbi europeo. Cinco días antes, Cristiano Ronaldo había aniquilado a Oblak con un hat trick que reducía las oportunidades de los indios a niveles mínimos. Durante toda la semana posterior al encuentro de ida, la palabra ‘’remontada’’ no paró de conjugarse con la renuncia a nunca dejar de creer.

La vuelta se jugó desde que el colegiado pitó el final en el primer partido de la eliminatoria. Se apeló a la magia del Calderón y de sus últimos noventa –y por qué no, ciento veinte- minutos continentales. Los veintidós protagonistas saltaron al verde del Manzanares bajo el tifo que rezaba un Orgullosos de no ser como vosotros.  En veinticinco minutos, la furia transmitida desde el graderío se transformó en los tantos de Saúl y Griezzman. El Atlético soñó hasta que Benzema quiso.

Savic, Godín y Giménez. Tres hombres ante uno solo, Karim. La lógica física del deporte daba todas las ventajas a que la defensa colchonera robara con facilidad aquel esférico. Benzema dejó uno de los detalles de su carrera deportiva, centró y el rechace fue aprovechado por Isco. La eliminatoria y el resultado de aquel partido se cerraron en ese mismo momento.

La noche acabó con el cielo de Madrid derrochando lágrimas en forma de lluvia. Quizás lloraba porque aquel era el último derbi del romántico Manzanares. No se escuchó un silbido en ninguna butaca: la comunión en la derrota de la hinchada rojiblanca llegó a tapar momentáneamente el pase a la final del eterno rival. El final de cada historia ya se conoce. El Real Madrid se coronó en las islas británicas por duodécima vez mientras que el Atlético se recogió en la ilusión de quién comienza de cero. Ahora, el nuevo escenario es otro capítulo más en la historia de los derbis; más luces, más testigos, pero la misma esencia y ambición de siempre. Y con un claro ganador: el fútbol.

Godín, tras el pitido final, con la afición colchonera de fondo I Daniel Nieto
Godín, tras el pitido final, con la afición colchonera de fondo I Daniel Nieto