Otro más. Sin mejorar en demasía la imagen mostrada previamente, el Real Madrid se llevó el trofeo que lo acredita como campeón del mundo. Un título que se convierte en historia al coronar al equipo como el primero en conseguir levantarlo en dos ocasiones consecutivas. En ninguno de los dos partidos el Madrid fue capaz de convencer ni enamorar, pero sí de ganar. Tercer título de la temporada conquistado, espera el FC Barcelona.

Inicio embrollado

De la misma manera que ocurrió en la semifinal ante el Al-Jazira, el equipo blanco se fue haciendo con el partido según pasaban los minutos y se aclimataba a la situación. Las incesantes interrupciones iniciales fueron sustituidas por fluidez en el control de juego por parte del equipo de Zizou, si bien la primera oportunidad clara de gol no llegó hasta el minuto 19: Carvajal remató un centro de Luka Modric que fue despejado por la defensa brasileña y terminó en saque de esquina. A partir de este momento, los 25 minutos siguientes fueron una constante entre barullo y dominio madridista. Sin gozar de una superioridad aplastante, cada combinación de tres o más pases tenía la firma de los blancos aunque ninguna llegó a traducirse en gol. Varane desde la zaga, Modric en la medular y Ronaldo arriba eran los futbolistas más activos sobre el terreno de juego y prácticamente la totalidad de las jugadas con peligro nacieron a través de sus botas. 

Ausencia de último pase

Como viene siendo habitual en la presente campaña, el Real Madrid estuvo falto de un último pase que abriese defensas y permitiera un punto más de claridad a la hora de finalizar jugada. Ronaldo volvió a ser la referencia y protagonista en los ataques blancos, pero tampoco encontró suficiente espacio para engatillar un disparo en condiciones. Isco lo intentaba a través de conducciones y pases filtrados aunque la defensa portoalegrense se mantuvo inmaculada los primeros 45 minutos de juego. Por contra, el equipo de Renato Gaúcho no fue capaz de asustar a Keylor Navas en ningún momento durante toda la primera parte salvo una falta botada por Edilson desde más de 30 metros que se marchó por encima del larguero.

El gol abrió el camino

El inicio de la segunda mitad aglutinó en alrededor de quince minutos más contenido que toda la primera: faltas, contraataques, polémica (algunos jugadores del Gremio pidieron penalti de Ramos), un gol y otro anulado. 

Una entrada sobre Ronaldo al borde del área fue motivo suficiente para que el propio Cristiano estrenase el marcador del Jeque Zayed: la barrera del Tricolor Gaúcho se abrió ante el disparo del luso y éste terminó colándose besando el palo izquierdo. Apenas un par de minutos después del primer tanto del encuentro Cristiano Ronaldo volvía a perforar las redes brasileñas, pero un fuera de juego previo milimétrico de Benzema anuló la jugada y por ende dejaba la final todavía abierta. También Luka Modric se empeñó en encarrilar el título mundial, pero se topó con el mismo poste que minutos antes había acariciado la falta del astro portugués.

El Madrid pudo poner tierra de por medio en el marcador, pero solo Ronaldo acertó.

Al contrario de lo esperado, el Gremio no se volcó al ataque tras verse por debajo en el marcador y preservó su posición de repliegue hasta faltados quince minutos para la conclusión del partido. Los de Zizou dirigieron con calma y sin mejorar su acierto en metros finales el segundo tercio de partido hasta que Renato Gaúcho adelantó líneas defensivas. Con espacio a la contra el Real Madrid tejió sin demasiada dificultad varios contraataques que perfectamente pudieron convertirse en la estocada final, pero no fue así. Ni Cristiano, ni Bale ni Kroos fueron quién para negarle la posibilidad a los brasileños de luchar hasta el último segundo por un empate que renovase esperanzas media hora más. Pero no lo lograron. 1-0 final que proclama al Real Madrid como campeón del mundo por segundo año consecutivo. Sin brillo, pero con autoridad. Sin juego, pero con victorias.