Era una tarde extraña. Un partido aplazado, entre semana y a una hora nada convencional en una jornada de Champions. El Real Madrid se enfrentaba al equipo que había provocado la crisis más importante de la temporada al eliminarle de la Copa del Rey, pero apenas había aires de revancha ni se hablaba del partido. Parecía un trámite o un entrenamiento más que un encuentro que le podía servir a los blancos para escalar una posición en Liga y asegurar los puestos de la máxima competición continental para la temporada que viene.

Asensio y Lucas, a un ritmo superior

Pero había dos jugadores sobre el terreno para los que ningún partido es algo inútil. Asensio y Lucas. Dos futbolistas que saben que cada partido es una oportunidad de más para aporrear una puerta que ya tienen casi derribada, la de la titularidad. De nuevo salía Zidane con dos bandas abiertas y dejaba a la BBC sin minutos. Cristiano, de descanso absoluto, y Bale en un banquillo que se está convirtiendo en un lugar habitual para él. El técnico blanco está repitiendo últimamente muchas veces este esquema y cabe la posibilidad de que en París se vuelva a repetir. Desde luego que por méritos en el campo, tanto Lucas como Marco Asensio se merecen disfrutar de partidos más importantes. En Leganés fueron casi los únicos que le metieron un puntito más de velocidad y de chispa y que motivaron la remontada a otro partido que se le ponía cuesta arriba al Madrid.

Otra remontada

Precisamente esto es otro de los aspectos positivos que se lleva el equipo madridista. Vuelve a ser aquel conjunto que no se viene abajo cuando encaja un gol, algo que sí le ocurría hasta hace bien poco. Los últimos tres partidos- PSG, Betis y Leganés- los de Zidane los han comenzado perdiendo y han conseguido darle la vuelta al marcador. Este Real Madrid vuelve a creer en sí mismo y recupera la seña de identidad más importante que tenía, la de siempre luchar hasta el final.

Lo negativo volvió a ser la pasividad y el estado de relajación en el que entra el equipo cuando va por delante. La segunda parte pasó sin pena ni gloria y el único objetivo era dejar pasar los minutos. Relajación que se nota sobre en defensa. El ataque blanco es descomunal pero si quiere superar la eliminatoria ante los franceses deberán aumentar su nivel defensivo. Está claro que si siguen así está obligado a marcar al menos dos goles en tierras galas.

Más aspectos positivos que negativos que no hacen más que refrendar esa escala de nivel que está experimentando el Real Madrid desde hace unas semanas. Llega en el mejor momento posible. Ya hasta el plan B vuelve a funcionar.