Jornada intersemanal en el estadio Carlos Tartiere que albergaba un partido histórico: primera vez que el Real Oviedo se enfrentaba al Reus. Inicios muy distintos de ambos conjuntos. Los de Fernando Hierro llegaban con una victoria en cinco partidos y tras una reciente derrota en Getafe. Por su parte, los de Natxo González pisaban el Tartiere sin conocer la derrota en lo que va de competición, pues son dos victorias y tres empates que les hacen formar parte de la zona noble de la tabla. 

Modo visitante

Comenzaba un partido que se planteaba difícil para un Real Oviedo que llegaba tras la derrota en Getafe. No parecía que estuviesen jugando como locales los futbolistas dirigidos por Fernando Hierro, pues durante gran parte de la primera mitad verían como su rival, el Reus, les superaba en posesión, dominio del juego y consecuentemente en ocasiones, lo que provocó que parte del público asturiano se impacientase. El Real Oviedo mostraba en estos minutos iniciales un modo visitante de juego, dando la iniciativa al rival y esperando a este en campo propio.

El técnico malagueño pedía a su equipo que saliese de su propio campo para comenzar a crear ocasiones y tomar la iniciativa. El Reus, por su parte, salió al Carlos Tartiere a hacer cumplir su objetivo de arañar algún punto en un salida complicada para los de Natxo González. Con el control del balón, moviéndolo de un lado a otro buscando el hueco, el conjunto rojinegro iría aproximándose con poco peligro a la portería de Juan Carlos

De menos a más

Con el paso de los minutos, los carbayones irían cobrando mayor importancia y con ello llegarían las ocasiones. El descanso llegó demasiado pronto para un equipo que iría de menos a más en esta primera mitad, encadenando cuatro o cinco ocasiones de peligro en los últimos minutos de partido. Unas ocasiones que serían protagonizadas gran parte de ellas por Toché, la afición oviedista espera que el delantero murciano consiga cargar la pólvora necesaria para proporcionar a su equipo los tres puntos. 

Esperanza azul al principio, desilusión final

Daba comienzo la segunda mitad y por momentos pareció que los papeles de ambos conjuntos serían inversos. El Real Oviedo salía tras la charla técnica con la intención de tocar el balón, y así fue. En los primeros minutos de juego, los futbolistas carbayones adelantaban sus líneas moviendo el balón de un lado a otro; sin embargo, las ocasiones tampoco llegarían. Llama la atención la falta de conexión entre centrocampistas y delanteros en este inicio de temporada del Real Oviedo. Con el avance de esta segunda parte, el juego del equipo asturiano se volvía más estático y desaparecían las ideas. Este fallo lo aprovecharía el Reus para crecerse y probar fortuna con salidas rápidas de balón y control cada vez mayor de la posesión de juego.

Fernando Hierro movía ficha e introducía a un hombre veloz que desequilibrase por banda izquierda y lograse ver portería, pero el jugador Nando no cumpliría con estas expectativas. De nuevo, en cada ocasión de ataque azul, el futbolista atacante se vería demasiado sólo y superado numéricamente por los rivales. Ocho tiros a puerta de un Real Oviedo que en ningún momento puso en peligro el empate que estaba sabiendo llevar el equipo catalán.

Los de Natxo González recuperarían el dominio del balón y parecía que estaban jugando en su propio estadio por la comodidad mostrada. El Real Oviedo terminaría el partido con una táctica ultraofensiva, pasando del 4-4-2 al 4-3-3 con Michu, Toché y Linares. Demasiada pólvora carbayona arriba como para no encontrar puerta o ni siquiera generar peligro. Con el fin del partido aproximándose, la afición asturiana se impacientaba ante la sensación de impotencia y pasividad que reflejaba su equipo en el campo. La escuadra rojinegra no se conformaría con el empate y finalizaría el partido atacando, concretamente gozaría de una falta que encontraría como receptor a Máyor para llevarse los tres puntos en la última jugada del partido. 

Descontento carbayón con el inicio liguero

La afición ovetense estallaría contra los suyos despidiendo a estos con una sonora pitada, pues son seis los encuentros disputados por el Real Oviedo y apenas han logrado una victoria mostrando una falta de personalidad y carácter, que sumado a la carencia de ideas, tiene como resultado una imagen preocupante en este inicio liguero. 

El Real Oviedo encadena dos derrotas consecutivas y sin apenas tiempo de reponerse, pues en menos de 72 horas visitará el escenario del ascenso a Segunda División: el Ramón de Carranza. Lo hará para enfrentarse a un Cádiz que ha hecho de su estadio un fortín con dos victorias y un empate en los tres partidos disputados allí.