Actualmente las aficiones del Real Oviedo y Real Valladolid guardan una relación de fuerte amistad. Cada vez que una de las aficiones se tiene que desplazar a tierras de su rival, es bienvenida y agasajada con diversos actos que se celebran antes del partido para amenizar la espera. Esta buena relación tiene su inicio el 19 de mayo de 1996.

Tenía que disputarse la Jornada 41 del campeonato liguero, los carbayones ya habían conseguido la permanencia en la máxima categoría, pero los pucelanos necesitaban los tres puntos para permanecer una temporada más en Primera División. El partido finalizó con 3-8 para los de Zorrilla, que conseguían asegurarse la salvación.

El espectáculo fue satisfactorio para todos, los aficionados ovetenses vivían un partido lleno de goles y los vallisoletanos celebraban la permanencia, ese ambiente puro de fútbol fue el germen para que ambas aficiones se hermanasen, teniendo una parte de "culpa" de ello el árbitro del choque, Japón Sevilla, que indicó el punto de penalti seis veces en los 90 minutos.

Las seis penas máximas que fueron señaladas acabaron de la misma manera, en gol. Para los azules hubo dos oportunidades, ambas anotadas por Thomas Christiansen, delantero danés de los carballones. Los más afortunados fueron los pucelanos, que disfrutaron de cuatro lanzamientos desde los 11 metros, todos ellos anotados por Alan Peternac que conseguía lograr anotar otro gol más para así obtener un repóker de goles. Los tantos restantes fueron anotados por Carlos para los locales y por Quevedo, que hizo un hattrick para los visitantes.

El primero de los penaltis llegó a los seis minutos para los locales, Christiansen anotaba sin vacilar y complicaba las cosas al Valladolid. En el minuto 29 llegaba el empate, desde el punto de penalti, por parte de Peternac, pero antes del descanso los azules volvían a adelantarse gracias a otra pena máxima.

La segunda mitad fue un homenaje al gol, el primero llegó a los 49 minutos desde el punto de penalti por parte de Peternac. A los 10 minutos, Quevedo lograba su primer tanto del choque y ocho minutos después veía como su compañero croata anotaba su tercer gol de penalti. En el minuto 71, Peternac perforaba de nuevo la meta de Mora, pero esta vez al aprovechar un rechace que supondría el 2-5 y la total tranquilidad de los aficionados del equipo del Pisuerga.

Pero con todo ya decidido, el festival de goles no se detuvo, en los 20 minutos restantes se vieron hasta cuatro goles más. Además estuvieron concentrados del minuto 84 al 89. Primero Peternac ponía la guinda a su actuación desde el punto de penalti, tres minutos más tarde Carlos recortaba distancias, pero Quevedo en el 88 y en el 89 anotaba dos goles más para poner el 3-8 definitivo.

Un partido para recordar, no solo por la cantidad de goles y de penaltis que fueron señalados, que también ya que es algo bastante poco habitual. Las circunstancias de este partido, provocaron que dos aficiones se uniesen y comenzasen una noble relación que a día de hoy sigue durando, lo que es el mayor triunfo del fútbol.