La última visita del Cádiz CF a Oviedo es un gran día en el recuerdo de todo aficionado carbayón, pues aquella tarde de fútbol fue una de las más grandes que ha vivido la capital del Principado en lo que va de siglo. Por aquel entonces, a finales del mes mayo de 2015, azules y amarillos habían terminado la temporada como líderes de sus respectivos grupos de Segunda División B y tan solo les separaba una eliminatoria para regresar al fútbol profesional.

Y no se puede concebir la importancia que tuvo aquel partido sin tener en cuenta las penurias que venían pasando ambos clubes en los años previos: el Oviedo sumaba 13 temporadas apartado del fútbol profesional y el Cádiz llevaba las cinco últimas tratando erráticamente de regresar, después de haber descendido a Segunda B en 2008 de forma dramática (Abraham Paz falló un penalti en el último minuto de la temporada que de haberlo anotado les hubiera dado la salvación) y luego de haber quedado a las puertas del ascenso a Segunda en 2012 al caer derrotados en el Carranza en la tanda de penaltis de la eliminatoria final ante el Lugo de Quique Setién.

Durante la citada temporada 2014-2015, el Real Oviedo firmó un curso casi perfecto, dominando la clasificación del Grupo I con mano de hierro desde prácticamente el inicio de la competición. Los gaditanos, por contra, habían alcanzado el primer puesto del suyo durante la segunda vuelta de campeonato tras protagonizar una gran remontada desde la llegada de Claudio Barragán al banquillo amarillo en el mes de noviembre.

Cádiz y Oviedo firmaron una auténtica oda al fútbol modesto en 2015

El lunes 30 de mayo de 2015, en el sorteo realizado en la sede de la RFEF, el presidente del SD Huesca (también campeón de grupo y también hipotético rival, además del Nástic de Tarragona) sacaba las bolas que emparejaban a Real Oviedo y Cádiz CF. A ningún aficionado carbayón ni gaditano le sedujo el enfrentamiento, conscientes de que enfrente tendrían a un rival muy duro y que además era el único capaz de plantar cara en cuanto a la fuerza de su masa social.

El primer partido de la eliminatoria se disputó en Oviedo. La ciudad lucía un aspecto inolvidable, con las fuentes y los estanques teñidos de azul y con cientos de banderas del Oviedo y de Asturias colgando de las ventanas de los edificios. La afición cadista, muy numerosa en su desplazamiento, tiñó de amarillo las calles de Oviedo mientras se vivía un excelente clima de cordialidad, hermanamiento y sobre todo, de fútbol.  El Carlos Tartiere se llenó mucho antes de que empezara el partido y los cánticos de unos y otros mientras esperando el silbato inicial, hicieron recordar cómo se vivía el fútbol en otra época, al viejo Tartiere, a los tiempos en los que había que entrar una hora antes al campo para coger sitio, a muchos domingos por la tarde inolvidables.

Y aunque la eliminatoria se la terminara llevando el Oviedo en la Tacita de Plata y a los cadistas no les quedara más remedio que esperar otra temporada más para ver cumplido su sueño de regresar a la Liga de Fútbol Profesional, durante aquellas dos semanas se hizo una tremenda oda al fútbol humilde. Los dos partidos se disputaron ante más de 20.000 espectadores con dos ciudades totalmente volcadas apoyando detrás. Fue bonito ser testigo de cómo la pasión de unos aficionados y el amor incondicional hacia sus colores puede convertir en gran cita el escenario de un modesto partido de fase de ascenso a Segunda División.

El Cádiz de Álvaro Cervera y su irrupción en Segunda

La temporada 2015-2016 arrancaba en Cádiz con Claudio Barragán de nuevo en el banquillo y con el imperioso objetivo de ascender a Segunda División más fuerte que nunca. Como las prisas y los nervios no son buenos consejeros, la temporada se fue torciendo hasta que durante el mes de abril, a escasas semanas de terminar la fase regular, Barragán era cesado de su cargo y Álvaro Cervera era el elegido como nuevo técnico amarillo.

Álvaro Cervera | Foto: LaLiga

El Cádiz no podía ser más que cuarto y se presentaba ante sí el camino más arduo y laborioso en el camino de retorno a la División de Plata. Sin embargo, Cervera consiguió hacer de la debilidad una virtud y a través de un planteamiento sólido forjado en la fortaleza del bloque y en el “no encajar” fue superando eliminatorias, jugando siempre el primer partido como local sin hacer concesiones y marcando como visitante. Y así fueron cayendo el Racing de Ferrol, el Racing de Santander y por último el Hércules. El Cádiz volvía al fútbol profesional.

Esta nueva etapa en Segunda ha llegado acompañada de mucha ilusión, pero de la misma cautela a ojos del cadista. El cuerpo técnico ha confiado en el estilo que le valió el ascenso y de esta manera ha mantenido en gran medida el bloque existente, aderezándolo con algunas incorporaciones de futbolistas traídos principalmente para elevar el nivel de experiencia de la plantilla.

La afición cadista en Soria | Foto: LaLiga

Pese a la prudencia, no empezaron mal los gaditanos y pronto comenzaron a sumar puntos. Durante las primeras jornadas tuvieron varios desencuentros con diversas decisiones arbitrales y la grada se mostró especialmente molesta con el estamento arbitral. No solo eran las decisiones del colegiado lo que impedía sumar a mejor ritmo, además el equipo no era lo suficientemente sólido y las lesiones tampoco ayudaban. Sin embargo, a base de goles de Ortuño y de cierta mejoría en la faceta defensiva, el equipo fue creciendo hasta situarse en puestos de Playoff y parece presentar su firme candidatura a disputar el ascenso a Primera.

¿Qué ha llevado a este Cádiz recién ascendido a pelear por los puestos de privilegio?

El Cádiz de Álvaro Cervera es conjunto sólido y con las ideas muy claras. Suele conceder muy poco en defensa, siendo muy difícil de superar  en el juego aéreo. Además, se muestra radicalmente vertical y rápido a la hora de contragolpear. Su peor virtud, de la que ya sacó rédito el Oviedo en su visita al Carranza, probablemente sea las dificultades que presenta en la creación de oportunidades de gol a través de la posesión de balón.

Alfredo Ortuño tras anotar ante el Mirandés: Foto: LaLiga

Sus principales armas son  gente de mucha velocidad como Salvi, Aitor y Álvaro García actuando por las bandas. El ariete, Alfredo Ortuño, es un delantero de primer nivel que encadena tres temporadas firmando buenos registros goleadores (más de 18 tantos), que vive en estado de gracia y que ya suma 14 goles, unos de bella factura y otros de esos que valen los tres puntos.

La portería está bien cubierta por el veterano portero de 37 años Alberto Cifuentes, uno de los jugadores más destacados y artífice también del retorno de los andaluces a Segunda. La zaga la componen Aridane y Khalifa Sankaré, dos espigados centrales muy difíciles de superar por alto pero no tanto por abajo; Javier Carpio, ex del Leganés del ascenso, y Brian Oliván, encargado de botar el balón parado.

La sala de máquinas es cosa de Jose Mari y Raheem Abdullah, con Eddy Silvestre y Jon Ander Garrido como recambios. El puesto de mediapunta se lo están disputando Jesús Imaz, Rubén Cruz e Isaac Aketxe, todos ellos llegados durante este pasado mercado invernal. Dani Güiza, siempre con el punto de mira calibrado, deberá esperar su oportunidad desde el banquillo.

El Sábado, partido en el Tartiere.

El sábado a las 20:00 horas se espera un gran ambiente y mucho colorido en las gradas del Carlos Tartiere. El Real Oviedo ha puesto a la venta entradas de acompañante a precios reducidos con el ánimo de llenar el estadio y también se espera abundante presencia de aficionados visitantes, si bien los seguidores cadistas acompañan a su equipo allá por donde le toca jugar.

Oviedo y Cádiz durante el choque de la primera vuelta | Foto: LaLiga

Esta vez la cita va dirimir tres puntos valiosísimos en el camino hacia la élite del fútbol nacional. Cuando se encontraron Oviedo y Cádiz en 2015, la tensión era máxima y la necesidad acuciaba a los dos clubes, uno saldría del infierno y el otro seguiría sufriendo. Seguro que por aquel entonces ni el más optimista de los azules o de los amarillos hubiera imaginado enfrentarse de nuevo, menos de dos años después, peleando cara a cara por jugar en Primera División.

El partido del sábado ya no tiene tintes dramáticos, ahora ambos clubes viven días mejores. El Cádiz marcha tercero con 44 puntos, el Oviedo sexto con 42.

Durante la semana han salido rencillas de conflictos que afectaron al aficionado, pero que fueron gestadas desde la mala organización de los clubes y su coordinación con las fuerzas del orden. No es momento de echarse cosas en cara y sí sería conveniente tomar medidas para que situaciones así no volvieran a ocurrir.

Dicho ésto, solo queda esperar a que comience el espectáculo. Seguramente ovetenses y gaditanos firmarían devolverse la visita en otras dos temporadas otra división más arriba.

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Sobre el autor
Javier Fernández Giganto
Escribo sobre fútbol. Soy arquitecto técnico y delineante. Nací en El Entrego, en el corazón de Asturias y crecí en la cafetería Trasgu, dónde el deporte es una religión