"Entrenador nuevo, victoria segura". Esos serán, con total certeza, los pensamientos de un Juan Merino recién aterrizado en la ciudad de Córdoba con la misión, entre ceja y ceja, de levantar el desastroso comienzo de andadura del equipo verdiblanco en la Segunda División. Pero esas palabras no sólo estarán en la mente del nuevo míster, sino que, seguro, rondarán las preocupadas cabezas cordobesistas de afición y junta directiva, que ven cómo el fantasma del descenso planea sobre ellos (19º).

Juan Merino (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1970) está perfectamente capacitado para asumir este nuevo reto. Sabe sacarse las castañas del fuego, o así lo demostró a su paso por el Real Betis Balompié en las dos etapas al frente del primer equipo de la entidad también, casualmente, verdiblanca. En la primera de ellas, la temporada 2014/2015, tras la destitución del siempre cuestionado Julio Velázquez, contó sus partidos por victorias, tanto en competición liguera como copera, para dar paso de nuevo al entrenador que nunca debió salir del Villamarín: Pepe Mel. Durante la segunda se consagró pasando de ser un entrenador en funciones a terminar la temporada al frente de la disciplina hispalense.

Merino debuta en sus competiciones entrando como un elefante en una cacharrería, arramplando con todo aquello que se cruza en su camino y eso, precisamente es lo que tratará de hacer ante un Oviedo realmente necesitado. Seguramente le pondrá las cosas difíciles al equipo azul, a quien no permitió llevarse los tres puntos del Nou Estadi de Tarragona, la pasada campaña, a pesar de ir perdiendo por dos goles al descanso. Es decir, se trata de un entrenador con capacidad de reacción y sobre todo con personalidad, que no se amedrenta a la hora de tirar a la papelera un planteamiento que, como saltó a la vista aquella tarde noche, no le pudo salir peor.

¿Su arma preferida? El 4-2-3-1 o el 5-4-1, ambas, como pueden comprobar, con una acumulación de, como mínimo cuatro hombres en el centro del campo que permitan fortalecerlo para generar peligro por bandas mediante la generación de espacios. En cambio, los equipos de Merino dejan bastante que desear en la faceta defensiva ya que siempre se caracterizaron por encajar goles con mucha facilidad, cosa que seguro tratará de corregir en su nuevo equipo y sobre todo ante la siempre peligrosa y efectiva delantera oviedista.