Se terminó. La Real cayó ante el Barcelona tras casi diez años y ocho encuentros sin conocer la victoria como local ante el conjunto culé. Los de Eusebio sucumbieron ante una de  las mejores versiones del Barcelona de la presente temporada, y no pudieron neutralizar el gol de Neymar desde el punto de penalti. 

El conjunto realista, de esta manera, no pudo iniciar la fiesta con buen pié, y deberá pelear la eliminatoria en un campo muy complicado. Los de Eusebio notaron el haber jugado dos días después que su adversario y no fueron capaces de sostener a un conjunto que jugó con una placidez poco habitual en Anoeta.

El encuentro comenzó con el Barcelona tratando de imponerse a su contrario, con el dominio de la posesión. Algo habitual en el conjunto de Luis Enrique, si bien en el último precedente entre ambos tuvo muchos problemas para lograrlo. El conjunto de Luis Enrique encontró espacios, sobre todo tras recuperar el balón, ante una Real que ariesgó y dejó espacios a la espalda de los centrocampistas. A pesar de ello, los de Eusebio Sacristán pisaron el área culé con peligro nada más comenzar el partido, con los tambores retumbando en un gélido Anoeta, que presentó una fantástica entrada. 

Siguiendo la tónica habitual, los realistas adelantaron líneas tratando de recuperar en campo rival y sorprender al Barcelona. Cillessen optó por salir jugando con Umtiti, y tras un pase defectuoso del defensa francés, Oyarzabal probó fortuna con un disparo desde la frontal del área, que se marchó por encima de la meta del cancerbero holandés. Antes, Neymar pisó área con peligro tras pérdida de la Real y asistencia posterior de Messi, pero en un intento de ceder a la llegada del argentino, la zaga realista resolvió con contundencia evitando así el peligro. El brasileño fue el más activo del tridente blaugrana en la primera mitad, poco después tras robarle el balón a Elustondo, probó fortuna con un disparo con la derecha que detuvo Rulli sin demasiados problemas.

Neymar marcó el único gol desde el punto de penalti

Los nervios hicieron mella en una Real que tuvo problemas para jugar en tres cuartos de campo, ante la alta presión de los de Luis Enrique, que provocó errores en los hombres de ataque realistas. El centro del campo realista se vio maniatado ante la intensidad de los Rakitic, Iniesta y Busquets. El Barcelona, por su parte, no necesitó hilvanar demasiado las ofensivas para crear incertidumbre en la meta rival, y tanto fue así que Neymar, protagonista en los primeros minutos, desbordó a Elustondo en el área grande, y en su intento de perfilarse para armar la pierna derecho, fue derribado por el beasaindarra, a lo que González González señaló la pena máxima. El astro brasileño se encargó de transformar el penalti con un disparo ajustado al palo derecho de Rulli, que se venció a su izquierda. 

La Real caía por la mínima a los veinte minutos, y no se encontraba, los nervios y le buen hacer del todopoderoso Barcelona pudieron con la ilusión de toda una ciudad. Pero quedaba mucho por jugarse. A partir de encajar el gol, la Real fue otro equipo. Se quitó los nervios iniciales y trató de imponer su juego, con arrebatos de Oyarzabal y con un Illarra que apareció más en juego. El conjunto realista sufrió para enlazar con los artilleros, pero cuando la medular txuri-urdin encontraba espacios, sobre todo por la banda de Elustondo, generó peligro. 

Con la primera parte llegando a su fin, Illarra probó fortuna con un disparo desde la frontal del área grande, tras una dejada de Willian José que pasó cerca de la portería de Cillessen tras tocar en un defensa. Fue una de las pocas llegadas con peligro del conjunto realista a lo largo de los primeros 45 minutos. 

Ligera reacción realista ante el dominio blaugrana

La segunda parte comenzó al igual que terminó la primera. La Real tratando de tener algo más el balón pero el Barcelona llegando con más peligro. El conjunto de Luis Enrique avisó con una clara oportunidad de Neymar, tras un rápido envío de falta en la que el brasileño se adelantó en exceso el balón, permitiendo la rápida intervención de Rulli, que tapó cualquier posibilidad de disparo. André Gomes entró en lugar de Iniesta, que se retiró por unas molestias, para ofrecer algo más de consistencia a la medular del conjunto de Luis Enrique

Pero la Real no decayó en su empuje y según avanzaban los minutos se encontró más cómoda, siempre ante un buen Barcelona, que no erró demasiado con y sin el balón. Pero el ambiente que se respiraba en Anoeta era muy frío, ante una Real incapacitada en lo físico y en lo futbolístico, entre otras cosas, porque tuvo dos días menos de descanso que su rival. Y esa chispa que le hacía falta al público para encenderse se encendió cerca de la hora de partido. Primero Messi, pudo ser expulsado al ponerse pegado al balón, evitando el saque en corto de Illarra. El argentino vio una tarjeta en el primer tiempo, pero el colegiado no le mostró la segunda. Aún más reprochable fue la acción posterior. Illarramendi botó una falta, el Barcelona sacó la línea hacia adelante y Zurutuza recibió el balón claramente en posición correcta en el interior del área, a pesar de que el asistente levantó el banderín señalando el fuera de juego, todo ante la incredulidad de los allí presentes. 

Empuje insuficiente de la Real ante la superioridad blaugrana

La reacción local se hizo de rogar, pero alentados por un público enfurecido, los realistas buscaron cobrarse venganza de la famosa eliminatoria de semifinales de hace tres temporadas. Yuri, tras una gran jugada colectiva, sacó un centro raso que a punto estuvo de colarse en la meta de Cillessen.

Sin embargo, la ofensiva culé no decayó, y de nuevo Neymar, pisó área con peligro y cayó en el área grande ante la salida de Gerónimo Rulli. González González amonestó al brasileño por simular penalti. Poco le duró la reacción al conjunto realista, los cambios que introdujo Eusebio no le dieron fluidez ni mordiente en ataque, el que apareció por todas partes fue Oyarzabal. El eibarrés volvió a ser el mejor de su equipo, pero no pudo con la muralla defensiva del conjunto culé.

El conjunto de Luis Enrique fue superior en todo momento, y llegó con peligro sobre la meta rival, si bien no generó demasiados disparos a portería. La clave fue que el Barcelona, al igual que lo hizo el Sevilla días atrás, cerró el juego interior del conjunto blanquiazul, y evitó las internadas por banda de Yuri, principal baluarte ofensivo del conjunto realista.  

No pudo la Real. Cayó más por méritos del rival que por deméritos propios. La fiesta no pudo comenzar en Anoeta, a diferencia del 3-2 del año 2013, esta vez, la fiesta fue culé. El 0-1 se antoja suficiente para el conjunto catalán, pero esta Real nunca se rinde. En Barcelona, a matar o a morir. 

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Iñigo Hernández
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