Que el del domingo en Anoeta no va a ser un partido cualquiera para la Real Sociedad no es ninguna novedad, tampoco es una sorpresa. Hace tiempo que el Villarreal se ha convertido en uno de los candidatos a pelear por entrar en Europa y, desde principio de temporada, se contaba con los de Castellón como uno de los equipos a batir. Sin embargo todavía resulta extraño ver entre los mejores al equipo de una localidad de 50.000 habitantes, un equipo que debutó en Primera División hace menos de veinte años.

El crecimiento del Villarreal sigue siendo un ejemplo para muchos equipos que tratan de consolidarse en la élite y, a lo largo de todos estos años, los de Castellón han puesto varias veces sus ojos en la Real Sociedad. Al mismo tiempo, los donostiarras también se fijaron en el Villarreal cuando trataban de devolver al club al lugar que le corresponde. Un repaso a los intercambios de jugadores que se han producido entre ambos clubes sirve para retratar la evolución de ambos en las últimas décadas.

Viajes de Donosti a Castellón

A finales de los ochenta y principios de los noventa, cada vez que a la Real se le complicaba un partido y necesitaba marcar un gol, se solía repetir la misma escena. Fuera quien fuera el entrenador (Toshack, Boronat o Exposito), si hacía falta un apagafuegos, una solución de emergencia, miraba a un lado del banquillo y mandaba calentar a Mitxel Loinaz. El de Andoain fue durante varias temporadas el primer recambio en la delantera txuriurdin, eterno suplente de Loren, luego de Aldridge y, más tarde, de Kodro. En el veraño de 1993 la vuelta a Donosti de Loren complicaba la situación de Loinaz y finalmente decidió cambiar de aires. Un año antes el Villarreal había ascendido a la Segunda División y trataba de conformar un equipo para consolidarse en la categoría de plata. Una buena oportunidad para Loinaz de contar con los minutos que no terminaba de disfrutar en Donosti.

Cinco años más tarde el Villarreal logró un histórico ascenso y se coló en una Primera División a la que nadie parecía haberle invitado. Con un presupuesto muy bajo trató de adecentar un estadio que estaba concebido para citas de menos lustre y, al mismo tiempo, buscó conformar una plantilla competitiva que les permitiera pelear por la permanencia. Necesitaban jugadores con experiencia en Primera División y se fijaron en un lateral que llevaba varios años en la Real Sociedad. Aquella misma temporada los donostiarras volvían a Europa de la mano de Bernd Krauss, pero Imanol sabía que, con la aparición de Aitor López Rekarte, iba a tener complicado disfrutar de minutos y decidió hacer las maletas camino de Castellón.

Para completar una plantilla modesta que iba a pelear por evitar un descenso que todo el mundo parecía adjudicarle, el Villarreal buscó una estrella a la medida de sus posibilidades y puso sus ojos en Gica Craioveanu. El rumano había cumplido su tercera temporada en la Real Sociedad, consolidándose como un delantero muy fiable y uno de los jugadores más queridos por la afición donostiarra. Sin embargo en la delantera debía competir con Kovacevic, Sa Pinto, Idiakez o De Paula y, desde Castellón, le convencieron para ser la punta de lanza de un proyecto con el que le aseguraban que pelearían por Europa en pocos años.

Craioveanu con el Villarreal. Foto: Twitter @Olympia_Vintage
Craioveanu con el Villarreal. Foto: Twitter @Olympia_Vintage

Al termino de aquella temporada los pronósticos parecieron cumplirse y el Villarreal no logró evitar el descenso. Se preparaban para una temporada en la que, mientras los expertos les adjudicaban el obejtivo de consolidarse en la categoría de plata, la directiva trabajaba por volver a Primera División. A pesar del descenso, Gica decidió seguir confiando en el Villarreal y se llevó a Castellón al que había sido su compañero de habitación durante su etapa en la Real, Javi Gracia.

Cuando las secretarias técnicas del equipo txuriurdin y de los amarillos volvieron a cerrar un traspaso, la situación de ambos equipos había cambiado drásticamente. La Real se encontraba entonces sumida en una gravísima crisis económica y, en las dos últimas temporadas, había eludido el descenso en las últimas jornadas. Quizás uno de los reflejos más claros de esa dramática situación fue el caso de Nihat.

Viajes de Castellón a Donosti

El delantero turco había sido una de las figuras del subcampeonato obtenido apenas tres temporadas antes y fundamental para lograr la permanencia los años posteriores. Pero era ya uno de los delanteros más deseados de la Liga y la Real no podía igualar las cantidades que le ofrecían en otros equipos. Con la caja vacía para retener a sus mejores jugadores, la directiva txuriurdin no pudo más que observar cómo, su jugador mejor valorado, terminaba contrato y se marchaba sin que el club percibiera un solo euro. Entre todas las ofertas que recibió Nihat decidió aceptar la del Villarreal, un equipo cuyo crecimiento le había llevado a ser semifinalista de la Champions y que contaba ya con jugadores de la talla de Marcos Senna, Riquelme o Forlán.

Marquitos con la Real. Foto: mirealsociedad.com

Dos años más tarde la Real seguía con su calvario particular. La crisis institucional había precipitado la llegada de Badiola bajo la promesa de fichajes provenientes de grandes equipos de Europa. Así llegó en el verano de 2008 Marcos García, Marquitos, un joven centrocampista que no conseguía hacerse un hueco en un Villarreal plagado de estrellas.

La Real sufrió y mucho, pero en 2010 se preparaba para su regreso a Primera División. Con una plantilla en la que quedaban pocos jugadores que habían vivido el descenso, la directiva decidió apostar por el regreso de un canterano curtido en mil batallas. Joseba Llorente llevaba dos temporadas destacando en un Villarreal que se había acostumbrado a terminar en puestos europeos y en el que debía competir con delanteros de la talla de Rossi o Nilmar. A sus 30 años, el de Hondarribi decidió abandonar Castellón y ayudar a consolidar el proyecto de la Real Sociedad en Primera División.

Desde la llegada de Llorente en el verano de 2010 no se ha producido ningún nuevo traspaso entre los txuriurdines y los amarillos. Quizás porque, después de vivir recorridos diferentes, ambos clubes se han consolidado entre los mejores de la Liga y, desde hace unas temporadas, pelean codo con codo por un puesto europeo.