Para los aficionados a la quiniela o a las apuestas deportivas, el partido entre Las Palmas y la Real Sociedad es uno de esos extraños casos en los que el riesgo parece quedar minimizado. De sobra es conocido que en el fútbol las estadísticas no explican nada, pero, en el caso de canarios y donostiarras, la insistente repetición del resultado da pie a creer un poco en los almanaques y los libros de historia.

No en vano el de este viernes será el enfrentamiento número 60 en Primera División entre ambos clubes y sólo en seis de ellos el visitante ha sido capaz de llevarse la victoria. Una estadística que rompe con las leyes de la probabilidad pero que se puede entender si tenemos en cuenta el choque de estilos que durante años enfrentó a Real Sociedad y Las Palmas y que convertían jugar en tu propio estadio en una ventaja definitiva.

El fútbol canario ha tenido siempre un sello muy característico, unos rasgos que se han repetido de generación en generación, desde Hilario Marrero en los años 30, hasta los Silva o Vitolo de la actualidad, pasando por Molowny, Guedes, Valerón o Guayre. El futbolista canario se ha destacado siempre por un excepcional manejo del balón y unas grandes dosis de magia, pero también por un ritmo de juego más lento, casi indolente, que ha hecho que les persiga siempre la fama de poco competitivos.

Juan Carlos Valerón, en su último año en Las Palmas | Foto: Laura Santana (VAVEL)
Juan Carlos Valerón, en su último año en Las Palmas | Foto: Laura Santana (VAVEL)

El comienzo de la rivalidad

Durante décadas los mejores futbolistas canarios sirvieron para nutrir de calidad a varios  de los mejores clubes de la península, hasta que, a finales de los años cuarenta, cinco equipos de Gran Canaria decidieron fusionarse en la Unión Deportiva Las Palmas con el objetivo de contar con un club competitivo.

Tardaron apenas dos años en convertirse en el primer conjunto canario en alcanzar la máxima categoría del fútbol español. Fue en 1951, coincidiendo con una etapa en que la Real Sociedad se afianzaba en la media tabla de la clasificación gracias al retorno de Eizaguirre, Igoa y Epi.

Ambos equipos eran fieles representantes de dos estilos de fútbol completamente distintos, pero, cada uno a su manera, se mantuvieron durante toda la década del cincuenta en Primera División. Cuando se enfrentaban entre ellos, el guión parecía repetirse partido tras partido. Si el encuentro se disputaba en el estadio de Atotxa, el habitual barro del campo permitía a los donostiarras imponer su juego de garra y lucha y los canarios se veían incapaces de desarrollar sus habilidades.

Cuando se jugaba en el viejo Estadio Insular se cambiaban las tornas. Allí el verde del césped prácticamente brillaba por su ausencia y la tierra era seca, dura. En esas condiciones Las Palmas se movía como pez en el agua y a la Real le costaba sacar partido de sus virtudes. Año tras año se repitió el duelo y en ninguno de los casos el equipo visitante fue capaz de llevarse la victoria.

Partido de la Real Sociedad en Atotxa | Foto: Cosas sobre el fútbol
Partido de la Real Sociedad en Atotxa | Foto: Cosas sobre el fútbol

Las Palmas, por encima de la Real

Hubo que esperar hasta 1967 para ver cómo uno de los dos equipos conseguía imponerse en campo contrario. Fue la temporada siguiente al histórico ascenso de Puertollano, cuando los donostiarras peleaban cada jornada por evitar el descenso y Las Palmas se destapaba como el equipo revelación.

Fueron también los años en los que se convirtieron en el mejor exponente del estilo canario, llegando a terminar en tercera posición un año y subcampeones de liga la temporada siguiente. Pero los años de esplendor de Las Palmas tampoco sirvieron para alterar el guión de sus enfrentamientos con la Real. Más allá del accidente de 1967, temporada tras temporada, los canarios se imponían en las islas y en Atotxa, los Gorriti, Martínez y compañía hacían valer sus artes para desenvolverse en el barro y terminaban por llevarse la victoria.

Más tarde, cuando los componentes de la histórica Real campeona de Liga empezaron a subir al primer equipo, fueron los donostiarras los que se acostumbraron a terminar entre los primeros de la clasificación, pero el reparto equitativo de puntos entre vascos y canarios siguió sin alterarse. Victoria para Las Palmas en el Insular y para la Real en Atotxa.

Ni siquiera el año de la imbatibilidad fueron capaces los txuriurdin de llevarse la victoria de las islas. Y cuando, por fin, consiguieron sumar dos puntos en su visita a Las Palmas, la Real acabó ganando la Liga con los mismos puntos que el Real Madrid. ¿Quién sabe si no fue precisamente en el Insular y no en Gijón donde ganó aquel campeonato la Real?

La Real Sociedad campeona de Liga
La Real Sociedad, campeona de Liga

La pérdida de las características

Entrados en el siglo XXI la Real inició un cambió en su dirección deportiva, buscando un estilo de jugador que se adapte más a las características del fútbol moderno. Como resultado de ese proceso, los jugadores salidos de Zubieta cuentan con unas habilidades técnicas que históricamente marcaban la excepción en la plantilla txuriurdin. Es la consecuencia del cambio hacia un fútbol globalizado, en el que las características de los estilos locales se han ido perdiendo.

Un Las Palmas – Real Sociedad no es ya un choque de estilos. Incluso los estadios han perdido sus características individuales. Tanto Anoeta como el nuevo Estadio de Gran Canaria son moquetas en las que Prieto, Vela, Prince Boateng o Jesé pueden desplegar su mejor fútbol. Habrá muchos nostálgicos que añoren la vieja Real del barro, pero, con el cambio, seguramente han aumentado las opciones de ganar en Las Palmas.