El azteca y el galo se compenetraban a las mil maravillas y juntos hacían maravillas, traducidas en multitud de regates, goles, asistencias y demás. Uno ocupaba la banda derecha, el otro la izquierda, uno portaba el dorsal número once, el otro el siete, pero ambos contaban con una calidad descomunal. Los conocidos como "Zipi y Zape" hicieron grande a la Real Sociedad y, a su vez, mejoraron a nivel individual. No es de extrañar que aquel conjunto se clasificara a la Champions League. Phlippe Montanier dio con la tecla y convirtió al cuadro donostiarra en un equipo ganador.

La famosa dupla fue una de las grandes culpables de aquella exitosa campaña. A base de goles y juego, aquel equipo iba como un ciclón, arrasando con todo lo que se le ponía en frente. El mexicano y el francés eran las mayores armas ofensivas con las que los easonenses contaban, y supieron explotarlas al máximo. El rendimiento de ambos se veía reflejado en números, y es que juntos alcanzaron la escalofriante cifra de 33 tantos en una temporada. Además su buena compenetración se ve reflejada en los datos, puesto que Griezmann fue el jugador que más veces asistió a Vela, con un total de seis pases de gol. (Datos aportados por Endika Santamaría.)

Dejando los números a un lado, el juego que el once y el siete desplegaban era espectacular. Vela tendía a iniciar la jugada desde su banda, pero al jugar a pie cambiado, conducía el cuero hasta el centro y una vez ahí, o bien buscaba el tiro o el pase. Por otro lado Griezmann, que no podía jugar de la misma manera al actuar de extremo izquierdo y ser zurdo. Lo que el galo solía hacer era ganar metros por el carril izquierdo hasta llegar a zona de extremos y ahí, centrar o buscar apoyo atrás. Entonces, ¿cómo anotaba tantos goles? El francés cuenta con un potente tiro, y de eso mismo se aprovechaba para marcar en infinidad de ocasiones. Bien sea esperando en su banda algún balón pasado, o incorporándose al centro del campo para buscar algún tiro desde la frontal del área. Otra virtud que le llevó al Atlético de Madrid, y que más tarde explotaría ahí, era su gran juego aéreo.

Hay duplas y duplas, jugadores que se compenetran de maravilla, pero aquel dúo que formaron Carlos Vela y Antoine Griezmann, se quedará grabado en la memoria de muchos.