¿Conseguirá el Real Valladolid tres victorias seguidas algún día? Es algo que muchos aficionados se preguntarán este lunes tras la estrepitosa derrota de su equipo en Miranda. Merece más calificativos, pero sería un no terminar nunca después del encuentro que completaron los albivioletas. Llegaban lanzados, con dos victorias seguidas, con buenas sensaciones y a tiro de playoff. Si vencían, se metían dentro de los puestos de promoción. Pero cuando el equipo pucelano da un paso hacia delante, da dos hacia detrás. Así ha sido esta temporada, en el momento más importante, el Pucela falla en su empresa de, al menos, la promoción de ascenso a Primera.

Ya sea por falta de actitud o por un despropósito general de todos los jugadores, lo cierto es que el conjunto de Portugal no es capaz de completar tres jornadas consecutivas consiguiendo los tres puntos en su casillero. Lo demostró en Anduva, donde apenas compitió durante cinco minutos, antes de que Carlos Terrazas se impusiera en todos los aspectos del juego a su igual en el otro banquillo. El técnico albivioleta no tuvo respuesta, ni en el descanso; los cambios no aportaron, no hubo variaciones técnicas. En definitiva, en el terreno de juego los futbolistas no tuvieron su día, pero desde la dirección tampoco se supo tocar la tecla adecuada para, al menos, no recibir más goles y poder pelear por el encuentro en la segunda parte.

Vuelta a las andadas en defensa

La retaguardia blanquivioleta fue un coladero, especialmente la banda izquierda. Sangalli campó por el perfil zurdo defensivo del Real Valladolid a sus anchas, rompiendo a Mario Hermoso una y otra vez, tanto que vio la amarilla y tuvo que ser sustituido por miedo a una segunda. Acto seguido, cuando Mojica ocupaba el lateral, una nueva cartulina con Sangalli como protagonista. Los de Portugal no fueron capaces de parar la ofensiva rojilla, con sus diversas líneas, y sucumbieron de forma catastrófica con dos goles en cada una de las dos partes del encuentro. Una de las peores actuaciones de una defensa que había mejorado con el paso de las jornadas, pero con la baja de Marcelo Silva se ha debilitado, ya que Samuel no ha llegado a mostrar su mejor versión.

Una defensa que ha de mejorar sus prestaciones en Anduva si quiere que el conjunto pucelano pueda luchar por algo en este final de temporada, ya que en esta Segunda División, irregular como ninguna en todos sus aspectos, los equipos de la zona alta de la tabla se caracterizan por recibir pocos goles y aprovechar en gran medida los suyos. Por ello, se espera la recuperación del uruguayo para que pueda formar pareja, cuanto antes, junto con Juanpe, en la que ha sido la mejor dupla de centrales; con Nikos por la izquierda, otro lesionado, y Chica en su mejor versión del curso por la diestra.

Como un cuchillo de plástico

En ataque, el Real Valladolid hizo el mismo daño que hace un cuchillo de plástico intentando cortar un filete: no hizo nada. Más allá de una buena jugada que finalizó con un tiro raso de Juan Villar, antes de encajar el primer gol, el conjunto de Portugal no fue capaz de presentarse en el área con una buena opción de remate. Lo intentó Roger también en la segunda parte, encontrándose con Raúl Fernández. No apareció Rennella, que se sabe que jugó por las estadísticas del partido; Villar apenas percutió por la banda y se le pudo observar perdido entre tanta línea del Mirandés; y el propio delantero valenciano estuvo más errático de costumbre.

Pero, sin lugar a dudas, el que más destacó, para bien y para mal, fue Mojica. El colombiano lo intentó, eso no se lo quita nadie, pero fue una de sus peores tardes. Se volvió a perder en detalles individuales cuando las jugadas avanzaban de forma positiva, en movimientos innecesarios como bicicletas o pequeños bailes sobre el balón. Algo que repite cada semana, y que en ocasiones le sale bien y en otras,  gran parte de ellas, mal. Y parece que Portugal, ajeno a la crítica de la afición, lo tolera. Algo que también se puede destacar, para mal, del cafetero es el balón parado. En Anduva fue el encargado de lanzar córners y faltas, aunque Tiba también se ocupó de un par de cada, y nuevamente los centros no llegaron ni siquiera al corazón del área.

Cuatro semanas para definir el curso

Y con tres puntos de desventaja respecto al playoff, el Real Valladolid afronta cuatro jornadas que pueden definir lo que será esta temporada. Almería, Leganés, Zaragoza y Osasuna; cuatro rivales complicados, el primero por lo que se juega al estar en la zona de abajo, y los otros tres por ser enemigos directos en la lucha por la Primera División. Cuatro semanas en las que si los albivioletas quieren aspirar a tener alguna opción de playoff han de vencer, al menos, tres partidos sin perder el cuarto. Una cifra que, viendo lo hecho hasta ahora en este curso, se presenta realmente complicada. Habrá que esperar estas cuatro semanas para poder hacer valoraciones.