Entrenador nuevo y misma historia para el Real Valladolid, que tras el lamentable partido disputado ante el CD Lugo, aumenta a seis el número consecutivo de encuentros sin conocer la victoria. Y es que esta mala racha no debería pillar por sorpresa a ningún aficionado, ya que teniendo en cuenta lo que los pucelanos proponen sobre el verde, lo lógico es que las victorias se resistan.

La visita del cuadro gallego a Pucela debería haber sido la certificación de la permanencia, quien lo diría al comienzo de la temporada, pero lejos de conseguir los tres puntos, el cuadro albivioleta solamente consiguió arrancar un punto en la última jugada del partido. Lejos quedan los buenos resultados cosechados años atrás y desde luego, más lejos aún queda el buen fútbol visto en el tapete de Zorrilla en la época de Djukic.

Sin rastro de mejora

Se esperaba una nueva cara del Pucela, pero lejos de ser así, el equipo salió con la poca convicción que le ha caracterizado durante toda la temporada. Una primera parte horrible, en la que ambos equipos firmaron un pacto de no agresión, regalando cuarenta y cinco minutos paupérrimos que no hicieron más que agotar la paciencia del José Zorrilla.

Con el inicio de la segunda mitad los gallegos se dieron cuenta de que con un poco más de iniciativa podían hacerle mucho daño al Pucela, ya que los blanquivioletas hicieron aguas en defensa durante los noventa minutos. Fiel reflejo de lo que ha sido la temporada. A pesar del cambio de entrenador, el equipo sigue sin saber controlar los partidos pero sobre todo sigue sin saber crear ocasiones de gol y las pocas que tiene no las mete ni por equivocación. 

El gol de Joselu inquietó a la afición, que impotente durante toda la temporada terminó por pitar a los jugadores. Merecidamente. El descontento es muy notorio y no es para menos, una temporada horrorosa en la que el objetivo ha pasado de ser al ascenso a certificar la salvación cuanto antes. Un objetivo desconocido para un equipo que se presuponía como uno de los llamados a luchar por el ascenso pero que ha visto como los partidos nunca se ganan por el nombre ni por el favoritismo.

El gol del empate es la muestra perfecta de los que ha sido la temporada

El gol del empate es la muestra perfecta de los que ha sido la temporada. Un penalti errado en el noventa y tres, cuyo rechace es recogido por Roger que a trompicones empuja la pelota para que entre en la portería llorando. Un gol raro, igual que la temporada del Pucela.

En el tramo final de la temporada, poca gente esperaba que el objetivo del Pucela se haya visto truncado hasta tal punto que ahora la prioridad sea salvarse cuanto antes. Una plantilla sumida en una racha negativa que impulsa al equipo cuesta abajo y sin frenos, sin rastro de una posible reacción y con un juego mucho más que preocupante. La paciencia de la gente se ha agotado, no es para menos, y el público exige al equipo que muestre algo más sobre el terreno de juego.

Lo cierto es que a estas alturas lo mejor es cerrar la permanencia cuanto antes y comenzar a planificar la temporada que viene, porque es obvio que bastantes cosas tienen que cambiar en el club para olvidar la actual temporada y confeccionar una plantilla que luche por devolver al Pucela a la categoría de oro del fútbol español. Mientras tanto, el Pucela continuará vagando en tierra de nadie durante estos últimos seis partidos, pero ojo, no podrán despistarse lo más mínimo, porque visto el juego del equipo que a nadie le sorprenda que la salvación se certifique en la última jornada.