Ni siquiera el tercer cambio de entrenador en una misma temporada sirve para que el Pucela despierte de su particular pesadilla, pesadilla que parece tener muy lejos su fin y que partido a partido se va acrecentando. Siete semanas lleva ya el conjunto vallisoletano conviviendo con este  sueño, al que más vale poner fin cuanto antes, de lo contrario el equipo puede coger plaza para ser uno de los ochenta equipos que componen la Segunda División B.

Y es que el segundo partido de Alberto al frente de la nave blanquivioleta no sirvió para espantar a los fantasmas. Más bien sirvió para alimentar las dudas de los pucelanos, que a pesar de no cuajar una actuación tan mala como la de los últimos encuentros, vio como el Alavés terminó por llevarse la victoria que hunde un poquito más al cuadro castellano.

Caras nuevas en la zaga

Con un inicio del partido aceptable, el Pucela pecó de lo mismo que lleva haciendo toda la temporada: no concretar las ocasiones. Es cierto que tampoco tuvo un sinfín de oportunidades de batir a Pacheco, pero sí que gozó de un par de ocasiones cuanto menos claras para desvirgar el marcador. Con el paso de los minutos el equipo se fue disolviendo como un azucarillo, mientras que Juli cogía las riendas del Alavés. Kepa se ganó el jornal con un par de intervenciones de mérito, pero la defensa castellana no paraba de hacer aguas ante las continuas acometidas del conjunto blanquiazul. Alberto apostó por la pareja Juanpe-Samuel para comandar la zaga, dejando a Marcelo Silva en la banqueta. La falta de contundencia fue una constante durante todo el choque, alcanzando su momento cumbre en el segundo gol de los locales.

El centro del campo también siguió la misma línea que el resto del equipo

Hermoso y Moyano ocuparon los laterales, que vieron como Femenía y Pacheco les hacían la vida imposible una y otra vez. El centro del campo también siguió la misma línea que el resto del equipo, ya que Leao y Borja no consiguieron imponer su juego en la parcela ancha, siendo las contras el principal activo ofensivo del los albivioletas. 

La buena noticia fue que tras el gol encajado el equipo no se derrumbó. Todo lo contrario. Los hombres comandados por Alberto fueron capaces de dar un paso hacia delante y con más corazón que cabeza consiguieron el empate gracias a una jugada bastante afortunada. Ya con el equipo buscando la heróica, Roger estuvo muy cerquita de firmar su doblete y poner por delante al Pucela. Eran los mejores minutos de un Real Valladolid que durante diez minutos se impuso sobre el césped de Mendizorroza, aparcando los complejos que le acompañan durante esta temporada.

Mismo final de siempre

Pero todo fue un espejismo. El Pucela volvió a las andadas y tras unas jugada en la que los vallisoletanos pecaron de pardilos, terminaron regalando la victoria al Alavés. El segundo gol de vitorianos supuso una losa demasiado pesada para el Real Valladolid, que ya no supo reponerse. En el apartado positivo queda una leve mejoría del equipo, que estuvo cerca de la victoria pero que acabó regalando el partido. Pese a no controlar el juego el Pucela tuvo de sus opciones a la contra, a pesar de estar muy blandito en defensa y no saber imponerse en al medular. Con todo y con eso, cabe resaltar la buena e inmediata reacción del equipo tras recibir el primer gol, incluso tuvo sus oportunidades para hacer el 1-2, pero Pacheco fue un escollo insuperable para la delantera castellana.

Los hombres de Alberto se marchan de Vitoria con la necesidad de cerrar la salvación cuanto antes

Los hombres de Alberto se marchan de Vitoria con la necesidad de cerrar la salvación cuanto antes para tener un final de temporada más o menos tranquilo. Pero a pesar de esa leve mejoría, lo cierto es que el Pucela pierde y suma ya siete jornadas consecutivas sin ganar, por ello la victoria que certifique la permanencia deberá llegar más pronto que tarde si el equipo de la ciudad del Pisuerga no quiere pasar unas últimas jornadas de infarto.