Sesenta días después de la última vez, el Real Zaragoza volvía al Estadio de La Romareda. En aquella ocasión, el feudo zaragocista se vestía de las mejores galas para animar a su equipo en la final de los playoff frente a Las Palmas, que concluyó con victoria maña por 3-1. Mucho dista ese ambiente del vivido en la presentación del equipo de Ranko Popovic ante su afición, en el XLV Trofeo Ciudad de Zaragoza – Memorial Carlos Lapetra, aunque eso no ha quitado para que los que se han congregado en el campo aragonés en la tarde del domingo hayan disfrutado con la victoria zaragocista ante la Real Sociedad por 3-0.

El técnico serbio del Real Zaragoza sacó un once que bien puede ser el que salga de inicio en el primer partido de la temporada ante el Mirandés. Con las únicas ausencias por lesión de Manu Herrera, Mario Álvarez y Jesús Vallejo (del que el entrenador ya ha confirmado que si es convocado no jugará de titular), Ranko Popovic optó por comenzar el choque con Bono; Marc Bertrán, Rubén, Cabrera, Rico; Dorca, Wilk; Hinestroza, Aria, Pedro Sánchez; y Ángel.

Desde los primeros compases de juego, el Real Zaragoza quiso dejar claras cuáles serán el plan para esta temporada. Los jugadores blanquillos ejercían una fuerte presión sobre el peligrosísimo centro del campo vasco, algo que se tradujo eficazmente con robos para intentar salir velozmente hacia la portería defendida por Bardají. Así, Ángel no llegaba por poco a un pase al hueco de Hinestroza, atrapando el guardameta.

Poco a poco, el conjunto de Moyes fue despertando gracias a la calidad de hombres como Canales, Granero o Bruma, llegando hasta zona de tres cuartos de campo pero sin encontrar con precisión a Jonathas. Aunque la Real se estaba haciendo con el control del partido no lograban generar peligro, por lo que recurrieron a uno de los problemas que ha arrastrado el equipo esta pretemporada: el balón parado. Tras un córner, Chory Castro centraba desde el pico del área para el remate de Ansotegi, pero Bono sacaba una mano salvadora para despejar el peligro. Los vascos no aprovecharon su oportunidad, algo que no hizo el Real Zaragoza a la casi media hora de juego gracias a Diego Rico, cuando el canterano se sacaba un zapatazo desde 30 metros que se colaba por la escuadra de la portería.

El conjunto vasco, dominador hasta ese momento del encuentro, se vio sorprendido por este gol e intentó reaccionar rápido por medio del Chory Castro, pero su lanzamiento se iba por encima de la meta. Lo cierto es que la Real acusó el tanto, algo que aprovecharon los de Popovic para abrir una mayor brecha en el marcador primero en el minuto 33 cuando Leandro Cabrera sacaba rápidamente una falta en largo en el centro del campo para que Pedro Sánchez se zafara de los defensores sin mucho problema y en el mano a mano, el alicantino batía al guardameta, y ocho minutos después tras un gran remate de Ángel a centro de Pedro Sánchez. En los últimos compases de la primera parte, los visitantes tuvieron la ocasión de recortar distancias, pero ni Canales ni Jonathas pusieron el 3-1 antes de que el colegiado decretara el descanso.

Con la obligación de la Real Sociedad de dar una mejor imagen y reducir diferencias en el luminoso comenzaba la segunda. El conjunto de Moyes adelantó las líneas, especialmente la defensiva, en terreno de juego aragonés. Esa circunstancia no pasó desapercibida para el Real Zaragoza, que cada vez que tenía la oportunidad aprovechaba la velocidad de Ángel, Hinestroza y Pedro Sánchez para salir a la contra y generar peligro.  

Conforme transcurrían los minutos, los dos equipos comenzaron a pagar el esfuerzo realizado hasta el momento, por lo que los entrenadores decidieron introducir los primeros cambios de la noche. Poco había variado el guion durante los minutos anteriores, con una Real muy inocente que tenía problemas para llegar a tres cuartos de campo gracias al orden táctico que demostraban los blanquillos. Esa circunstancia se vio levemente alterada con el carrusel de cambios, ya que los maños perdieron cierto dominio mientras los vascos se hacían con la posesión.

Las tornas volvieron a cambiar poco después y los jugadores zaragocistas que entraron al campo en el tramo final volvieron a dar vitalidad al Real Zaragoza, al querer demostrar al entrenador que también se merecen una oportunidad de cara al inicio en Anduva, aunque ese ímpetu no hizo que se moviera el marcador con el que había concluido la primera mitad, quedándose el Memorial Carlos Lapetra en la capital aragonesa.