El Real Zaragoza remontó a la heroica un partido que se le puso muy complicado al comienzo de la segunda mitad. El gran encuentro realizado por los aragoneses tuvo su recompensa y lograron vencer por 3-2 a un bien organizado Almería. El estreno del conjunto blanquillo en su estadio no pudo acabar de mejor manera posible. Y es que dicen que el fútbol es un deporte injusto porque no siempre gana el que lo merece; no obstante, no siempre es así. 

Ranko Popovic alineó un equipo esperado, con la única novedad de Jorge Díaz por la ausencia de Hinestroza. La previa de este encuentro auguraba tensión y emoción hasta el final, ingredientes perfectos para el disfrute del aficionado. El partido no defraudó y el fútbol desplegado por el Real Zaragoza dio la razón a su técnico, que horas antes aseguraba que el juego de sus futbolistas iba a entusiasmar a la grada.

Buen inicio, pero sin suerte

El pitido inicial daba comienzo a un partido que más bien, recuerda a un típico enfrentamiento de la máxima categoría del fútbol español. El Real Zaragoza comenzó presionando a los visitantes, ya que estos se hacían con la posesión del balón en los primeros compases del encuentro. Corona era el encargado de repartir el juego almeriense de un lado a otro, tanteando de esta manera las zonas de presión blanquilla. Sin embargo, los primeros acercamientos del partido se tradujeron en ocasiones zaragocistas. La banda derecha zaragocista, esta vez formada con Jorge Díaz en el extremo como sustituto de Hinestroza, llevaba el peligro de los aragoneses. Las internadas de Marc Bertrán desde el lateral daban metros al uruguayo, que fue el mejor de los locales en la primera mitad. 

Partido muy igualado y sin dominador claro

Poco a poco el Zaragoza recuperaba el balón y el Almería se empezaba a incomodar y a poner nervioso. De este modo, llegó la primera tarjeta amarilla del partido dirigida a Montoro. El partido comenzaba a trabarse en ciertos momentos sin haber un dominador claro. El centro del campo de los dos equipos cobró protagonismo debido al gran trabajo tanto  defensivo como ofensivo que requería un encuentro tan igualado. Los blanquillos comenzaron a animarse y a crear juego, pero la primera gran ocasión llegó de las botas de Chuli, que realizó un gran disparo justo a la cepa del poste en el que Bono reaccionó con una buena estirada y desvió a córner. 

El Zaragoza parecía que daba un paso atrás, pero fue un espejismo. Los maños, lejos de achicarse, acosaron la portería de Casto hasta que lograron el gol. Stefan Wilk, que ya había probado al portero rojiblanco minutos antes, remató con un cabezazo a la salida de un córner botado por Pedro que fue directo a la red. El Zaragoza se adelantaba en el marcador, pero la alegría duró muy poco. El Almería reaccionó e hizo valer una jugada embarullada dentro del área tras un saque de esquina, donde Morcillo fue el más listo. La zaga blanquilla se hizo un lío y el adversario lo aprovechó empatando así el encuentro. Duro golpe de moral para los maños justo antes del paso por vestuarios. 

El fútbol hizo justicia

Tras el descanso, los dos conjuntos saltaron al césped algo nerviosos, con muchas imprecisiones en los pases y pérdidas de balón peligrosas. El Zaragoza mandaba en ataque con Ángel y Aria como principales baluartes, practicando un fútbol seguro y con desparpajo.  Sin embargo, la suerte dio la espalda a los aragoneses y llegó el segundo gol del Almería.  Quique batió a Bono culminando una contra de libro muy bien llevada por los jugadores rojiblancos. El esfuerzo local por llevar las riendas del partido se convirtió en confusión e incredulidad debido a la mala fortuna, ya que un córner a favor se transformó en un gol en contra. Los locales se agolpaban sobre la portería rival sin éxito y el Almería esperaba su oportunidad de rematar el partido a la contra.

El Zaragoza lo seguía intentando y tras los cambios, obtuvo su recompensa

Ranko comenzó a mover el banquillo para buscar soluciones; dio entrada a Ortuño en sustitución de Jorge Díaz y a Jaime por Aria. Al poco tiempo de entrar al campo, el extremo manchego se transformó en asistente y se la puso en bandeja a Ángel, que maniobró dentro del área a la perfección y puso las tablas en el marcador.

La Romareda respiraba y los futbolistas banquillos ya eran dueños totales del encuentro. El Almería daba muestras de conformidad con el empate y Sergi Barjuán daba entrada a materia defensiva con el cambio de Chuli por Soriano. No obstante, la suerte definitiva iba a dar la razón al empeño de los locales por llevarse los tres puntos. Tras varias  paradas imposibles de Casto, que lo colocaban como posible héroe del partido, Cabrera cambio el destino. Se trataba de la última oportunidad del partido, un último córner antes del pitido final. Y estalló La Romareda. El central uruguayo cabeceó con toda la rabia acumulada durante todo el encuentro, y el balón se coló en las redes tras una mala salida del que ya había salvado en varias ocasiones al Almería. El Real Zaragoza cosechó un esperanzador partido a base de esfuerzo y pundonor, y la teoría del fútbol salió por la puerta grande de La Romareda.

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Jesús López
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