El Real Zaragoza ha empatado a dos frente al Numancia en un partido de idas y venidas que no ha beneficiado a ninguno. Los aragoneses comenzaron adelantándose en el marcador e incluso confirmando el primer gol con otro segundo. Pero un bajón físico y un arreón del equipo visitante pondría las tablas en el luminoso. El encuentro se pudo resolver en los minutos finales, pero un gran Munir sacaría dos manos de mérito para llevar un punto a tierras sorianas y dejar pálida La Romareda.

El frío, en concreto cuatro grados, dio la bienvenida a Zaragoza y Numancia en el partido matinal de cada domingo. Los locales empezaron enchufados y creando las primeras ocasiones a través de Ángel y Ortuño. Un planteamiento ofensivo para intentar ganar a un conjunto al que, según los precedentes, no se le da nada mal el estadio zaragozano.  La ausencia de Dorca daba oportunidad para probar a Sergio Gil de titular, que junto a Abraham y Erik Morán conformarían el centro del campo blanquillo. Los primeros compases vaticinaban algo parecido a lo de otros partidos, intentos de ponerse por delante controlando el juego y llegando al área rival con peligro, pero sin gol.

Había pasado ya el primer cuarto de hora y los aplausos ganaban a las malas caras. El ataque aragonés combinaba bien aunque el Numancia se empezaba a animar por medio de Valcarce y Alegría. Las peleas de Ortuño con Callens, la pérdida de la posesión del balón por parte del Zaragoza y las numerosas faltas producidas en el mediocampo, empezaban a aburrir. Poco más que contar en los primeros 30 minutos de juego. Al Zaragoza le quedaban 15  para hacer algo y no marcharse con pitos al descanso. Y antes que hablo, Abraham haría callar la pretenciosa frase anterior. El catalán aprovechó una gran jugada de Marc Bertrán por banda derecha, driblando a varios contrarios y plantándose en el área pequeña, que el lateral disparó flojo y el portero desvió el balón al sitio equivocado. Abraham estaba esperando el rechace y en modo Raúl González Blanco, batió fácil la portería numantina.

Los locales se adelantaban en el marcador y la afición empezaba a entrar en calor. Los futbolistas también, que tuvieron un par de contraataques para hacer el segundo en los mejores minutos de los maños. La primera parte no dio para más. Finalizó en el área zaragocista y con un pequeño susto. Popovic y compañía daban pasos de satisfacción camino de vestuarios. Misma satisfacción que en los aficionados aragoneses, que se levantaban de su asiento para estirar las piernas frotándose las manos para calentarlas.

Empate y decepción maña

Comenzaban los segundos 45 minutos, igual que había comenzado la primera parte. Control zaragocista y primeras aproximaciones. Una idea de juego bastante más clara que en el partido anterior de Bilbao. Sin embargo, era el Numancia el que iba a tener la más clara a los cinco minutos por medio de Alegría, que envió su disparo a muy por encima del larguero justo a tres metros de portería cuando Bono estaba vendido. El casi de los rojillos fue el todo del conjunto blanquillo, que hizo el segundo a continuación. Tras una buena combinación en el centro del campo, Erik Morán introdujo un pase entrelíneas a Ortuño, dejándole solo ante Munir. El delantero definió perfectamente justo a la cepa del poste derecho del portero numantino y cerraba casi un partido, que poco iban a tardar los visitantes en abrir. Digo poco porque a los dos minutos siguientes iba a recortar distancias. Toma y daca. 

Fue Pedraza el que hizo el primero del Numancia, al rematar a la escuadra el balón procedente de una falta bien votada por Valcarce. Quedaba mucho partido y el gol del capitán visitante suponía una inyección de moral y ánimo en los futbolistas vecinos. Por su parte, el Zaragoza parecía que había reducido un par de marchas. Ranko haría el primer cambio porque su equipo se estaba viniendo abajo y el Numancia estaba llegando fácil y con peligro. El equipo necesitaba más control en el centro del campo y un buen pero ya cansado Sergio Gil saldría sustituido por Tarsi. Un poco de relajación para combatir las horas bajas locales y fuerte empuje soriano.

Más cambios, Jorge Díaz iba a sustituir a Ángel para ganar profundidad y Arrasate también introduciría más madera arriba. Al vasco le salió mejor la jugada que al serbio, cuyo cuadro se dejaba empatar tras ir 2-0 por delante. Oscar Díaz fue el encargado de hacerlo y puso la alegría en el colectivo rojillo desplazado. Otra vez, Bono fue vendido al ataque visitante que esta vez no falló. Abraham iba a ser el tercer sacrificado y Aria saltaría al césped, pitado por la grada. El Numancia lo intentaba más y mejor que el cuadro aragonés, que a través de faltas y córners hacía sus planes. Bono y Munir eran los protagonistas, que mantenían el empate para ambos en un partido roto.

Jorge Díaz, Ortuño e incluso Aria, pudieron hacer el tercero. Si la semana pasada era Bono el que salvaba la victoria, esta vez era el portero contrario el que la impedía. Los tres minutos de añadido no iban a desembocar en victoria. Repartición de puntos para los dos equipos, al que ninguno les sirve de nada. Otra mañana más en La Romareda, otra decepción.