El Real Zaragoza sigue sin conocer la derrota desde la llegada de Raúl Agné al banquillo zaragocista. En esta ocasión, los blanquillos superaron al Mirandés (2-0) en un partido que quedó sentenciado en la primera parte gracias a la eficacia de los locales. En la segunda mitad, los de Agné controlaron el juego sin demasiados problemas y gozaron de varias oportunidades para ampliar el luminoso, algo que no ocurrió.

Los jugadores saltan al terreno de juego para realizar el calentamiento previo al partido. 

Alineación del Real Zaragoza: Ratón; Fran, Marcelo Silva, Cabrera, José Enrique; Lanzarote (Álex Barrera, min.72), Zapater, Javi Ros, Edu García; Cani (Pombo, min.86) y Juan Muñoz (Xiscu, min.91).

Alineación del CD Mirandés: Sergio Pérez; Carlos Moreno, Fran Cruz, Auxtenetxe; Maikel, Alex Ortiz (Rúper, min.46), Hervías; Sangalli, Guarrotxena (Abdón, min.79), Bustos (Provencio, min.62); y Pedro. 

Alberto Zapater y Álex Ortíz, capitanes de ambos equipos junto al cuarteto arbitral. 

Antes del pitido inicial, se guardó un minuto de silencio en memoria de Perico. 

Ambos equipos se jugaban mucho, algo que se notó desde los primeros minutos de juego. La presión fue constante desde los primeros compases por parte del cuadro visitante, poniendo en dificultades a los de Agné en la construcción del juego. Eso obligaba a jugar al Zaragoza con rapidez y precisión, algo que solo se daba cuando aparecía la calidad de Cani. Mientras, el Mirandés esperaba, tranquilo, con una línea defensiva bien plantada, infranqueable para los blanquillos, en la busca del fallo del Real Zaragoza. 

Los minutos pasaban y los porteros continuaban siendo meros espectadores. Sus guantes, inmaculados, dejaban claro que no sería un partido muy entretenido, sino táctico. Manu Lanzarote, Edu García, Cani y Juan Muñoz no lograban entrar en el partido y el público se impacientaba, aún más viendo que era el Mirandés quien llegaba con más peligro, a través de disparos desde fuera del área, aprovechando las imprecisiones defensivas del Real Zaragoza.  

Así, el gol solo podía llegar a través del balón parado. Aunque los locales lo intentaron con varios saques de esquina, tuvo que ser mediante el lanzamiento de una falta cuando Cabrera lograba alojar el balón en la portería tras aprovechar un rechace de Sergio, en el minuto 34.

Sin demasiado fútbol, el cuadro blanquillo ya iba por delante en el marcador. Esa renta mínima pudo haberse doblado un minuto después, pero Juan Muñoz no lograba rematar un pase atrás de Manu Lanzarote. 

Al Mirandés le quedaban diez minutos por delante para reaccionar antes de que el colegiado decretara el final de la primera parte, y así fue. Los visitantes fueron en la busca del empate, aprovechando las imprecisiones locales, y obligaron a Ratón a intervenir en alguna ocasión. Pero esto conllevaba un riesgo: las contras locales. Y de esa forma, tras una combinación entre Muñoz, Cani y Edu García, este último poner el 2-0 cuando se llegaba a la conclusión del primer periodo.

Con la intención de levantar la desventaja de dos goles, Carlos Terrazas introdujo a Rúper por Álex Ortíz. Raúl Agné, satisfecho con la actuación de sus jugadores, decidió no hacer ningún cambio y seguir confiando en ellos. El cuadro blanquillo, sabedor de la gran renta en el marcador, comenzó el segundo periodo algo contemplativo, esperando ver la actitud del Mirandés en este inicio. Guarrotxena estuvo a punto de aprovechar una imprecisión entre Zapater y Ratón, pero el balón salió por línea de fondo y La Romareda respiró, aliviada. 

Se llegaba a la hora del partido y daba la sensación que estaba ya sentenciado. El Mirandés lo intentaba con más corazón que cabeza, pero no lograba intimidar la portería de Álvaro Ratón. Mientras, el Real Zaragoza controlaba el juego, sabiendo cuando bajar la intensidad y cuando acelerar el ritmo para buscar el definitivo tercer gol. En este aspecto, Edu García fue el hombre que más destacaba, ofreciéndose constantemente a sus compañeros y desbordando por su banda. 

El público disfrutaba. Con estos tres puntos, los locales daban un gran salto en la clasificación y se colocaban a un punto del ascenso directo. Un inconmensurable Cani deleitaba a La Romareda con su calidad, y estaba a punto de anotar el tercer gol con una gran vaselina desde fuera del área. Juan Muñoz también buscaba su primer gol en La Romareda, pero su disparo a bocajarro impactaba en la pierna de un defensor. Fueron varios los intentos por anotar un tercer gol que no llegó, pero que era insignificante para que la victoria se quedara en la capital aragonesa.

Todas las imágenes del partido.