El Real Zaragoza visitaba el Ramón de Carranza con necesidades y con ganas de romper la mala racha a domicilio. Una racha que encadenan desde el pasado mes de abril cuando se logró la última victoria a domicilio. Desde entonces, el equipo aragonés solo ha cosechado empates y derrotas lejos de La Romareda. Pero, poco le duró la ambición al cuadro de Agné que veía como a escasos minutos del inicio del choque, el equipo gaditano impuso su identidad sobre el terreno de juego.

Dominio zaragocista, efectividad gaditana

Bajo el aguacero empezaba el partido en Cádiz y los locales mostraron la ambición de ganar en su feudo en los primeros compases del choque. A pesar de las contras creadas por el conjunto amarillo, el Real Zaragoza se acercaba al área rival jugando con el balón y con pausa, frenando el ataque del Cádiz.

El toque lo ponía el equipo de Agné y la velocidad, los gaditanos. La rapidez fue quien se llevó el premio. Un buen contraataque originado por Álvaro García que asiste a Salvi, y este remató a placer. Uno a cero a los 10 minutos del encuentro, y a los maños les tocaba volver a pelear a contra corriente.

Los visitantes se querían hacer dueños del esférico, pero no les valió para tener alguna ocasión clara para empatar el partido. Los fallos en la defensa blanquilla, casi les costó más de un disgusto. La velocidad de los atacantes del Cádiz superaba a la pasividad de la zaga rival.

El Real Zaragoza supo esperar, y la oportunidad para poner las tablas en el marcador la tuvo Cani. El jugador zaragocista regateó a toda la defensa, incluso al portero, para golpear desde el centro del área que, finalmente, sacaron bajo palos. Una ocasión de oro que se falló dejando perplejo al cuadro blanquillo.

El peligro de los amarillos en la zona de arriba continuaba, pero la solidez que corrigió la defensa aragonesa, no les dejaron culminar las jugadas. La primera mitad concluyó con la gran mejoría del Real Zaragoza. Dejando destellos de calidad Lanzarote y Rubén Gracía ‘Cani’ que no tuvieron fortuna de cara a portería.

Sentencia, y caída libre

La segunda mitad se inició como se acabó, con la reacción del conjunto maño. Primera ocasión para los de Agné, pero sin problemas para el guardameta Cifuentes. La facilidad del equipo gaditano para pisar el área zaragocista era total. Así llegó, de nuevo, el segundo tanto para los de Álvaro Cervera. Solo les hizo falta dos minutos para que Abdullah culminara el contragolpe.

El Cádiz era fiel a su estilo y estaba cómodo con ello. A pesar de que el conjunto de la capital aragonesa había despertado, los amarillos eran letales de cara al gol. Situación diferente la que estaban padeciendo los atacantes zaragocistas, que sin riesgo ninguno remataban a la meta rival.

Renta de dos goles que mantenía el equipo de Cervera, pero que se hubiese podido aumentar. Brian dio un pase en profundidad para Ortuño que metió el balón al final de la red, pero el delantero murciano estaba en posición de fuera de juego.

Los maños continuaban sin encontrar la chispa, chispa que le sobraba al Cádiz. La sentencia llegó con un extraordinario gol de Alfredo Ortuño. Remate con la izquierda desde la banda derecha que acaba limpiando las telarañas de la portería de Ratón.

En los últimos compases del partido, se vio al Real Zaragoza tocado y hundido. Desde los primeros diez minutos, el conjunto amarillo desplegó su juego y estilo del contraataque y, a pesar de la escasa reacción de los pupilos de Agné, no supieron frenar la velocidad gaditana