Vuelta a la normalidad, la segunda parte vista en el Alcoraz y el buen partido disputado ante el Levante a pesar de la derrota sirven para afirmar que todo fue un espejismo. En Alcorcón, el equipo ha vuelto a mostrar todas sus carencias y debilidades, de donde el conjunto maño se vuelve con un punto gracias a un regalo de los locales. Un partido en el que ningún futbolista del equipo aragonés ha sido capaz de conservar el balón en sus botas durante cinco segundos, predominando el balón en largo como único recurso.

Sin ideas

¿A qué juega este equipo? ¿Entrenan algo? ¿Cuál es el plan de juego? Aquí, una serie de la innumerable lista de preguntas que se hace un zaragocista al terminar un partido de su equipo a lo largo de estos últimos años. Hoy no iba a ser menos, y es que el Real Zaragoza ha salido a Santo Domingo a verlas venir, sin dar dos pases seguidos y mandando el balón al cielo de Alcorcón cada vez que el esférico le llegaba a un jugador visitante.

Aunque sin mucha fluidez y sin apenas combinación, fueron los locales desde el pitido inicial los que buscaron llevar el dominio y llegar al area maña. Buscando un juego basado en los centros laterales, la defensa visitante, conformada hoy por hombres de altura, defendió bastante bien las acometidas alfareras. Desde el minuto uno, la consigna del Alcorcón fue clara, atacar por banda y poner centros a la gente que llegase al área. Bellvis y Nelson comenzaron el partido muy activos, acompañados de los ataques de Óscar Plano, Kadir y Pablo Pérez. Este plan de juego no se tradujo en goles pero sí en constantes llegadas y en muchos córners, forma de la que acabaría llegando el gol local.

El Real Zaragoza echó mucho en falta a su segunda línea, ni Lanzarote, que apenas sonó su nombre y que tuvo dos faltas laterales, las cuales fueron fácilmente despejadas por la defensa alfarera, ni Cani, que sigue sin demostrar su calidad y sin aportar lo que todos esperan de él, ni Xumetra, que no tocó el balón en toda la primera parte y que se dedicó a defender las constantes subidas de Nelson. El conjunto dirigido por Raúl Agné prefirió basar su juego en buscar a través balones largos a un Ángel que no puede ganar en juego aéreo a centrales como David Navarro y Owona, en vez de rasear el balón y buscar combinar a través de futbolistas que a priori están capacitados para ello.

El único acercamiento del equipo aragonés llegó en el minuto 23, en un cabezazo de Ángel que Dimitrovic logró despejar con apuros. Esta jugada vino propiciada por un gran centro de Cabrera que encontró la cabeza de Ángel dentro de la maraña local. Y hasta aquí, se puede decir de la aportación ofensiva de los zaragozanos en toda la primera parte. Con el marcador a cero, el partido se marcharía al descanso. Una primera parte en la que el Alcorcón mostró más ambición por ganar el partido y que se seguiría transmitiendo en la segunda mitad.

Un punto que no tapa las carencias

La segunda parte siguió con el mismo guión de juego, un Alcorcón que buscaba las bandas a través del juego directo y que a través de centros laterales esperaba encontrar el gol. Poco más se puede decir de esta segunda parte hasta que llegaron los goles. Óscar Plano seguía siendo el más activo en los locales que con sus encares estaba desequilibrando a la defensa maña. Raúl Agné probaría a mover fichas, realizando un cambio en el 57, dando entrada a Dongou y sacando del terreno de juego a un Lanzarote que no encuentra su sitio ni buenas sensaciones.

Este cambio ofensivo no se iba a traducir en ocasiones, aunque a partir del minuto 60 el equipo de la ciudad del cierzo comenzó a tomar un poco el control del choque. El cambio que iba a realizar Julio Velázquez sí que iba a afecar al devenir del choque, la entrada del rápido extremo Martín Luque por Kadir iba a provocar una amarilla para Feltscher, que se mostró seguro hasta el momento, y faltas laterales que iban a poner en peligro a la meta visitante.

Al final, tanto insistir por banda iba a dar sus frutos a los alfareros, en el minuto 79 un buen córner sacado por el capitán Óscar Plano iba a encontrar la cabeza de Owona, que con un poderoso cabezazo superaba a un Saja que en su début se estaba mostrando muy seguro. El entrenador blanquillo iba a reaccionar quitando al lateral venezolano para dar entrada a Fran, y más tarde dejó a todos los zaragocistas con la boca abierta, sacando del campo a su principal ariete y referencia como es Ángel e introduciendo en el césped a Edu García.

En el minuto 89 tuvo lugar la jugada cómica de la jornada, la pifia o la jugada más surrealista. En un balón al área y que el defensa David Navarro se disponía a despejar sin mayores dificultades, el guardameta Dimitrovic tuvo la idea de salir a por el cuero, algo que provocó la indecisión en el central alfarero y que causó un gol en propia y propio de las mejores películas de risa. El Real Zaragoza se encontró con un obsequio del rival para volver a Zaragoza con un punto que no tapa las carencias de un equipo sin identidad.

El zaragocismo se está acostumbrando a este tipo de partidos, y esto es lo peor que le puede pasar a un club de esta dimensión. Cuando todo parecía que iba a mejor, que el equipo estaba mejorando su juego, vuelve a aparecer el Real Zaragoza de los últimos años, un Zaragoza sin alma, sin personalidad sin ningún plan de juego para superar al rival y sobre todo, un equipo que no despierta nada y que no conecta con su afición. Otro partido soporífero, horrible, como se le quiera llamar, para una afición que no merece esto y que se desplaza partido tras partido para animar a un conjunto que hasta el momento no lo está mereciendo.