"Herederos de una historia cargada de gloria y honor" decía el lema de la grada que conmemoraba el 85 aniversario de la entidad zaragocista. Nada más lejos de la realidad. Hoy visitaba La Romareda el Sevilla, pero no el que acaba de ser eliminado de la Champions League. Y es que esto es la Segunda División, donde se libran batallas en las que hasta un filial te puede hacer un roto. Fue el Zaragoza el que se rompió, de dolor.

Llegando tarde a la celebración

Como ya adelantaba el entrenador zaragocista, expulsado en el anterior partido, su alineación estaría marcada por la doble punta de Ángel y Dongou. Edu García sustituía a Cani en el once. Con estas premisas, el partido comenzó como era de esperar después de lo demostrado en otras ocasiones. Al Zaragoza le costaba tener la posesión y fue la cantera sevillana la que jugaba  dominando el balón. Los de Diego Martínez presionaban arriba a los locales metiéndoles muy atrás. Solo un balón en largo de los maños podría crear peligro al conjunto visitante. O de una falta, de la que los blanquillos obtuvieron su primera media ocasión.

Poco a poco el Zaragoza se fue asentando, entró un poco en el partido. Ángel fuel el primero en poner a prueba la portería del rival. Su disparo se fue varios centímetros por encima del travesaño. Un ápice de sensatez en un partido tan ajustado como impreciso. Ivi quiso copiar al canario, pero el chut lejano lo atrapó Saja sin problemas. Los jugadores más peligrosos sobre el verde lo habían intentado. Un fallo defensivo sería la única solución de ambos equipos para hacer daño. El Zaragoza empezaba a dar síntomas de que podía ser el primero en errar después de varias jugadas comprometidas.

A la media hora de partido, el Zaragoza todavía no había tirado entre los tres palos. Ni el de Edu García, que fue el más claro de todos los disparos efectuados por parte de los dos equipos. Tampoco habían sido muchos. El segundo que sí fue a puerta, también del Sevilla Atlético, entró dentro. Se juntó todo. El no hacer una falta en el medio campo, el no salir a presionar un centro del rival y el fallar en el marcaje dentro del área. Gual cabeceó a la red un balón venido del costado derecho provisto por Carmona. Camino del descanso, el Zaragoza se veía por detrás en el marcador. El Sevilla aprovechó muy bien el desesperante partido de su oponente.

Sin soplar las velas

El Zaragoza salió más intenso tras el descanso. Provocó dos córners seguidos y parecía que estaba más enchufado en ataque. Ondoa evitó el empate con un paradón a bocajarro. El remate de cabeza de Edu García a centro de Feltscher desde la banda fue desviado por el guardameta camerunés. El lateral venezolano armaba las intentonas blanquillas por empatar el partido cuanto antes. Ángel y Dongou esperaban los centros desde el costado derecho, pero no eran capaces de culminarlos. Cani fue el primer cambio del conjunto aragonés y el Zaragoza empezó a mostrar sus mejores minutos.

La sustitución de Dongou tiró a Lanzarote a la mediapunta. José Enrique, sin capacidad física para subir la banda, dejó este rol a Cabrera y el valenciano pasó al centro de la defensa. La noticia del partido fue el debut de Raí, que sustituyó a Feltscher. La anécdota de la tarde-noche la protagonizó el portero sevillista, previo salvador de su equipo. Ondoa se pasó del tiempo establecido para sacar desde su área (seis segundos) y el árbitro pitó falta indirecta a favor del Zaragoza. Leyes del juego que a veces se ven. Edu García la rompió por abajo y puso las tablas en el marcador. Se animó el encuentro.

Diez minutos restaban al contador para el final. Los maños agotaban los cambios y a Samaras se le daba su segunda oportunidad. Las prisas le entraban al Zaragoza. Dejaba de trenzar las jugadas que le había metido en el partido poco antes para dar paso otra vez a los balones aéreos. Para eso había entrado el griego, aunque Lanzarote ya andaba camino de vestuarios. Dos acciones de tipo ‘Sami’ pudieron dar la vuelta al partido si hubieran sido rematadas, incluso un balón al larguero del joven Raí. Ondoa quería más y se llevó la segunda tarjeta amarilla. Expulsado a falta de cinco minutos por llevarse el balón y perder tiempo.

A la espera de la desgracia

Otro que vería segunda tarjeta sería Marcelo Silva. Al final del partido, empate a jugadores pero no en el marcador. El Sevilla Atlético hizo el segundo tras un error de Saja, que rechazó el balón en un disparo poco peligroso y sirvió a Cotán para rematar a placer. En el fútbol todo se paga. La indigna primera parte de un equipo como el Zaragoza avistó algo así. Otro esperpento.