Una de las preocupaciones que Láinez mostró en la rueda de prensa de cara al encuentro se encontraba en las bandas del Cádiz. Para compensar esa capacidad ofensiva gaditana, sumado a las molestias que Carcelén había arrastrado a lo largo de la semana, la balanza se decantó en favor de Rolf Felstcher para cubrir el costado derecho. Esta no fue la única novedad. Edu Bedia volvía tras sanción formando así el centro del campo favorito del míster zaragozano desde su llegada. 

Ángel, minuto de plata

Tener el balón era prioridad en la casa blanquilla. El Cádiz adelantó líneas desde el primer minuto. La primera vez que el Zaragoza logró atravesar la presión visitante dispuso de su primera ocasión. Tras superar el centro del campo con un par de pases, el balón le llegó a Edu Bedia tirado a la banda izquierda, que sirvió a Ángel en bandeja para que este rematara a placer. El canario no fue capaz de transformar y Cifuentes despejó a córner, el cual los maños volvieron a desaprovechar. Lanzarote botó el saque de esquina y el balón se embarulló en el área. Marcelo Silva, a un metro de la meta, tampoco fue capaz de anotar. Así pues, el Zaragoza comenzó perdonando. Y ya saben que significa eso.

Después de estos sobresaltos que no significaron nada, el encuentro continuó con el titubeo del inicio. Sin dominador claro, ambos querían la posesión. La poca finura de los centrocampistas de los dos equipos empapó el juego de una sordidez neutral. Con transiciones muy rápidas y un medio campo sin obstáculos, nadie era capaz de aclararse. Tampoco el público, que tan pronto  decía ¡ay! como ¡uy! En estas que Ratón tuvo que emplearse a fondo. La falta lanzada por Aketxe se envenenó sin aparente motivo y los guantes del portero gallego despejaron la primera importante gaditana. Ángel, en su habitual soledad, intentaba cazar algún recado llegado del fuerte. La compostura defensiva de Sankaré y Aridane maniataba al delantero.

El último pase se le resistía a un Zaragoza con las ideas algo más claras que su rival, que por momentos se escondía en la guarida. La línea creativa zaragocista caía muy lejos de la portería de Cifuentes y las ocasiones de gol no se daban. Hasta que apareció Lanzarote, que ya había avisado con una frivolidad estilo Benzema de que podía levantar los aplausos de la grada. El catalán fue el más listo de todos. Sacó rápido una falta desde la izquierda, pilló a toda la defensa despistada y dejó a José Enrique solo para que la centrase sin oposición. El balón del valenciano colgado al segundo palo fue machacado por Ángel de cabeza en el 45. El ariete puso por delante a su equipo al filo del descanso resarciéndose así de la ocasión fallada al principio del encuentro.

Aitor, minuto de oro

Cervera movió ficha tras el descanso y dio entrada a Abdullah en sustitución de Garrido. El Zaragoza, dotado ya de una identidad, no salió a esconderse. Ángel, en dos ocasiones, y Pombo, el más activo, probaron desde fuera del área, pero sendos disparos se marcharon lejos de la portería de Cifuentes. Del que menos se podía esperar llegó el error. Zapater no miró donde pasaba el balón y se lo regaló al contrario. El rival era Álvaro, que se quedó solo ante Ratón, increíblemente dubitativo en la salida. El portero zaragocista fue sorteado, pero un Felstcher veloz guardó bien su espalda y evitó que el balón se colase en la portería local.

El Cádiz se empezó a animar y Láinez dio pausa al partido con un cambio: Xumetra por Lanzarote. El zurdo, que pese a llegar poco había llegado siempre bien, se marchó algo frustrado. Los gaditanos metieron madera ofensiva con un clásico, Dani Güiza, que estuvo cerca de marcar nada más entrar en segunda jugada después de un córner. Sobre el césped las oportunidades variaban de una portería a otra, al igual que los saques de esquina: 13 en concreto hasta la primera media hora de la segunda parte. En el remate de uno de estos José Enrique pudo poner el segundo de su equipo, pero el balón se marchó por encima del larguero.

El criterio de Edu Bedia, cansado, se fue al banquillo. Carcelén sustituyó al mediocentro para apoyar a Felstcher en la banda diestra. Pombo pasó al centro junto a Javi Ros. A partir de la posesión el Zaragoza controló bien el partido. El Cádiz, falto de ambición, no apuró el error de los maños, que con Pombo en el desborde y Zapater en el achique equilibraron al equipo. Pero como el que perdona lo paga y el que no cierra los partidos suele acabar sin los tres puntos, el Cádiz marcó. Aitor, en el 89, aprovechó un balón sin dueño fuera del área y con un zapatazo lo envió al fondo de las mallas. Ratón no pudo hacer nada, pero el que pudo evitarlo, poniéndose entre el esférico y la portería, no lo hizo. De este modo, tablas en el marcador. Xumetra dispuso de una gran ocasión en los últimos instantes, pero el Zaragoza, quedó demostrado, no se puede despistar ni para respirar.

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Jesús López
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