A falta de una jornada para la finalización de la temporada 2016-2017, el Real Zaragoza ya ha cumplido su "objetivo". Una meta que comenzó siendo el mismo que cada temporada: el ascenso a Primera División. Pero con el paso de la jornadas el objetivo cambió. De buscar el ascenso directo pasó a buscar los puestos de play-off y, finalmente, a una agónica lucha por salvar la categoría. 

Con este empate, el Girona consigue el ascenso directo a Primera División y el equipo de César Láinez logra la permanencia en la división de plata una temporada más. 

Sin presión ni intensidad

La única novedad en el once zaragocista fue la inclusión de Cani por Pombo, el resto de jugadores serían los mismos que la jornada anterior. A ambos equipos les bastaba el empate para lograr sus objetivos, por lo que la intensidad y la presión brillarían por su ausencia de principio a fin del encuentro. 

Ningún disparo durante 45 minutos

Con el esférico ya en juego, ambos dejaron al descubierto sus cartas. Un juego pausado, sin ritmo y sin objetivo, simplemente dejaban transcurrir los minutos. Ninguno de los dos pasaba del centro del campo y las pocas veces que eso ocurría, el balón terminaba fuera sin peligro alguno para los guardametas y defensas, que fueron espectadores del encuentro prácticamente. Por este motivo, la grada era una fiesta ya en el primer tiempo. La afición local celebraba el punto y ese ascenso que ya tocaban con la punta de los dedos después de dos temporadas quedándose sin ese premio en el último suspiro. 

Sin ocasiones y con todo bajo control se llegó al final de la primera parte de un encuentro que marchaba tal y como se esperaba: buscando el empate y no complicarse ninguno de los dos el devenir del partido. 

Dejando morir el partido

La segunda parte seguiría el mismo guion que la primera. Los dos equipos no querían echar a perder el objetivo del otro y eso conllevaba a tener otros 45 minutos de aburrimiento sobre el verde. De nuevo, jugadas pausadas, un ritmo agónico y con dos aficiones que lo único que esperaban era el pitido final, aunque con objetivos muy distintos. Mientras la afición zaragocista se llevaba una jornada más las manos a la cabeza para poder poner punto final a una temporada nefasta, la local buscaba celebrar por fin su ansiado ascenso. 

Un punto que satisface a ambos

Xumetra, Valentín y Edu García fueron los cambios que utilizó César Láinez en el segundo tiempo. Sin embargo, nada cambió. Ni a mejor ni a peor. Con solo dos minutos de añadido, el colegiado señaló el final de un encuentro insípido y aburrido, pero con los objetivos de ambos equipos conseguidos: el Girona, ascender a Primera División por primera vez en su historia, y el Real Zaragoza, la permanencia en la categoría. 

De esta forma, el equipo blanquillo llega a la última jornada liguera con los deberes hechos, pero con una amarga sensación debido al transcurso de la temporada maña. El Tenerife será el último rival que visite esta temporada La Romareda y llega también con la tarea hecha después de lograr su puesto en los puestos de promoción por el ascenso. 

César Láinez ha conseguido el objetivo por el que cogió las riendas del equipo y desde ya, la dirección deportiva debe sentarse para planificar el devenir de la próxima temporada. Un proyecto que ilusione, al que se le de tiempo y confianza para poder conseguir el ascenso a Primera División después de varias temporadas en el infierno de la categoría de plata. 

Así hemos vivido en VAVEL.com la jornada 41