Natxo González tiene una asignatura pendiente, quizá la más importante: encontrar el once fijo que necesita el Real Zaragoza para coger impulso y mejorar la situación en la que se encuentra.

Y es que, justamente cuando llega el momento de la verdad, donde toda la afición espera que des más de ti, en un derbi aragonés, que más que tres puntos, es un choque de orgullo. Todo lo que llevabas ensayando desde verano, desde el inicio de campaña, tras 13 jornadas de liga, lo borras de la pizarra para imponer un nuevo sistema táctico que condujo al Zaragoza desde el primer momento que pisó el césped a la derrota.

El nuevo sistema fue el verdadero verdugo

El entrenador del Zaragoza quiso llevar el partido hacia algo para lo que sus hombres no estaban capacitados. Un cambio radical sobre la pizarra, que nadie, incluso sus futbolistas, sabía como interpretarlo, siendo uno de los motivos por los que no se reconoció al Real Zaragoza en su partido contra la SD Huesca. 

A la plantilla blanquilla no le salió nada, tras la formación con la que arriesgó el vitoriano, un 4-4-2, en el que aparecía un centro del campo con forma de rombo cerrado, formado por Zapater, Guti a la izquierda, Javi Ros a la derecha y Oliver Buff arriba junto a la pareja de atacantes formada por Borja Iglesias y Gaizka Toquero. Esta alineación tan cerrada en el centro del campo transmitía poca seguridad en defensa ya que el recorrido de los laterales, en este caso Oyarzun y Benito, era mayor, porque los jugadores de banda actuaban más como interiores que como extremos.

El espacio en las bandas, con las subidas de los laterales, suponía un gran número de facilidades para el rival, y más cuando uno de ellos era Alberto Benito, recién salido de una lesión e incapaz de aguantar un partido de esas características, y más aún cuando el rival era el conjunto oscense, un equipo con mayor físico y claridad táctica que no desaprovechó ese servicio, pasando a convertirse el 'Cucho' Hernández en un puñal, de ahí sus dos goles.

Además de la formación tampoco se entiende el cambio de caras en el once inicial. Llegando a apostar por el canterano Guti y Javi Ros, tras estar tres meses sin jugar, a cambio de la suplencia de Febas y la desconvocatoria de Eguaras, pilares fundamentales en el juego, otro de los motivos por los que no progresó el Zaragoza, ya que con la conducción de Febas y el pase de Eguaras, aportaban al once mayor verticalidad, a la vez que rompían líneas. 

Un mar de dudas desde la primera jornada

Natxo González no lo ha tenido fácil esta campaña para elegir su once titular, del cual todavía no ha dado con la tecla, ya que de los 13 partidos disputados solo ha repetido once en dos partidos. Ha utilizado tres sistemas tácticos, el 4-5-1 usado en diez ocasiones, el 4-3-3 solamente ante el Nástic y Lorca, y el ya nombrado y famoso 4-4-2.

La buena racha del conjunto zaragocista coincidió con el sistema táctico más usado y con jugadores como Febas, Delmás, Borja Iglesias y Gaizka Toquero sobre el terreno de juego. Pero las inexplicables rotaciones desde el partido contra Osasuna han desencadenado una mala racha de resultados hasta la actualidad, que han ido acompañados de la mano con los problemas defensivos de inicio de temporada, que a pesar de la llegada de Mikel González, de lo mejor que tiene el conjunto blanquillo, siguen mostrando debilidad en defensa y más en los balones parados.

Sin duda alguna, el Zaragoza tiene un problema en el once, del que sigue metido en un mar de dudas y preocupación. Sometido a los cambios constantes en las alineaciones y a unos cambios drásticos que no ayudan a tener una buena estabilidad.

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Sobre el autor
Marcos Allué
Maño. Estudiante de Comunicación Audiovisual. Disfrutando del deporte y de lo que hago✍