Final. Este es el término que rondaba por el entorno zaragocista a lo largo de la semana y el calificativo que acompañaba al partido de este sábado. Un encuentro en el que sólo valía la victoria, una victoria que permitiría a los aragoneses coger un poco de oxígeno y aliviar el nerviosismo que empezaba a palparse en la afición maña. Por su parte, el conjunto canario aterrizaba en Zaragoza con las ganas de ganar estabilidad lejos del Heliodoro y aproximarse a la zona noble de la tabla.

Construyendo un fortín. La segunda vuelta comienza con buenas noticias para los zaragozanos, que tras transmitir durante toda la semana la importancia de empezar a convertir la Romareda en un estadio inexpugnable han logrado una victoria vital. Tres puntos muy necesarios que dan al Zaragoza un empujón para encarar esta importante segunda mitad de la temporada, en la cual se definirán los verdaderos objetivos. Por su parte, los visitantes se vuelven a la isla con la sensación de haber mostrado una mala imagen y de no haber tenido apenas opciones para sacar algo positivo del feudo aragonés.

La esencia. Los tres puntos no han sido lo más importante del choque de hoy, lo más relevante se refiere a la esencia, a ese juego y esa personalidad que definía al Real Zaragoza de Natxo González en los primeros partidos de la temporada, y que hoy, se ha vuelto a poder ver y percibir. Gran culpa de ello la ha tenido el rombo formado en el centro del campo por Eguaras, Guti, Ros y Febas, que ha permitido tener un mayor control a los zaragozanos y una mayor apertura por parte de los laterales.

Primera parte claramente con dominio local 

Así, pasando al desarrollo del encuentro, el partido comenzaba con una Zaragoza lanzado al ataque y con único objetivo: anotar pronto el primer gol. Este deseo sería concedido al instante, ya que tras desperdiciar una ocasión inicial muy clara en los pies de Borja, los pupilos de Natxo no iban a volver a perdonar, y es que en la siguiente acción, tras una gran dejada del delantero gallego, el canterano Jorge Pombo iba a enviar el esférico con un gran zapatazo a la red rival.

Tras el gol tempranero, el equipo local se mostró muy aliviado y cómodo en el terreno de juego. Esto se manifestaba de forma muy clara, ya que el Tenerife no era capaz de enlazar una jugada de más de cinco pases. La presencia en la medular maña estaba provocando que el Real Zaragoza tuviese superioridad en dicha zona, superioridad muy bien aprovechada para desestabilizar al rival.

Tras una buena primera media hora, el conjunto aragonés empezó a soltar ligeramente el pedal del acelerador, momento que el Tenerife aprovechó para desenfundar sus armas. Primero, con un error de Eguaras que Juan Villar no fue capaz de aprovechar, y después, con un gran cabezazo de Malbasic al que Cristian Álvarez respondió mostrando su agilidad.

La primera parte iba a concluir sin nada remarcable, ya que en este último tramo final ambos equipos desestimaron la idea de arriesgar y optaron por mantener su posición con cautela. El CD Tenerife tendría que agotar ya dos de sus cambios, puesto que primero Aveldaño, y después Juan Villar, tuvieron que abandonar el terreno de juego por lesión.

Segunda parte de tuya y mía 

La segunda mitad comenzaría con bastantes imprecisiones, en la que ninguno de los dos equipos era capaz de hacerse con el mando del partido. En el minuto 55 iba a llegar una acción fundamental, tras un gran control, Borja Iglesias lograba sacar un penalti de la nada. Penalti que él mismo se encargaría de lanzar, un lanzamiento que terminaría con un final inesperado, final que acababa con el balón estrellándose al palo y con un Borja Iglesias al que le estaba costando entrar en el partido.

La segunda parte seguiría sin tener un dueño claro. El Real Zaragoza dispuso de ocasiones claras para sentenciar, con claras llegadas de Benito por el costado derecho y con un cabezazo de Javi Ros que el defensa del Tenerife iba a sacar bajo la misma línea de gol. Por otro lado, el Tenerife iba a intentar apurar sus opciones sin mucho éxito, ya que apenas lograría inquietar la meta rival.

Con todo esto, el choque llegaba a su fin con una victoria para los locales por 1-0. La Romareda respiraba aliviada y mira con optimismo el calendario de la segunda vuelta. Una victoria que puede servir para enderezar el rumbo y encontrar el camino, un camino que pasa por ese rombo en la medular, por el protagonismo ofensivo de los laterales y por el estado de forma de futbolistas diferenciales como son Aleix Febas y Borja Iglesias. Mención a parte merecen los canteranos, Lasure, Delmás, Guti y Pombo, los cuales van a ser fundamentales para establecer esa base de un Real Zaragoza esperanzador. Y por supuesto, no se puede olvidar el encuentro que ha protagonizado íñigo Eguaras, futbolista que dirige el timón del barco, que ha encontrado su sitio en la base del rombo y que con sus pases entre líneas y movimientos sin balón dota al Real Zaragoza de un nivel diferencial.