Recreativo de Huelva y Córdoba llegaban a esta jornada con una intención clara: dejar al ‘enemigo íntimo’ fuera de la lucha por los playoffs. Ambos equipos, cuyas aficiones están hermanadas, no así sus clubs, han vivido una semana muy tensa en cuanto a las entradas, y es que ayer el Nuevo Colombino registró la mejor entrada de toda la temporada con una asistencia de 12.418 espectadores.

Mucho respeto se pudo avistar en los primeros compases del encuentro, donde las ocasiones claras llegaban por parte de los dos equipos, aunque sin ninguna lucidez, pues mientras el Recreativo intentaba aprovechar las contras rápidas con jugadores de ataque como Ezequiel, Joselu o Jonathan Valle, el Córdoba intentaba llegar por las bandas colgando balones para ver si algún hombre adelantado conseguía enganchar los centros y abrir la lata en el estadio onubense.

La ocasión más clara por parte del Córdoba en este inicio de partido la tuvo Arturo, que enganchaba una volea dentro del área que atajaba sin problemas Cabrero. Tras despejar Morcillo, se montó un contrataque por parte del Recreativo de Huelva, pero Joselu no llegó a enganchar bien el balón para colocarlo en el fondo de las mallas.

A contracorriente

Siguió el Córdoba intentando llegar por las bandas y, en un centro por el lateral izquierdo de Cabrero, que no encontró rematador, llegó el tanto visitante. López Silva colocó un balón que Cabrero tocó ligeramente para desviarlo al palo; el remate le llegó a Jesús Vázquez, que no logró desviar, y un atento Uli Dávila metió la cabeza para colocar el 0-1 en el marcador del Nuevo Colombino.

Impotencia y sufrimiento hasta el final para el cuadro de Sergi Barjuan, que veía como se le escapaba una oportunidad de oro para jugar playoffs ante su afición, y más aún registrando la mejor entrada en el estadio albiazul.

Pero le tocaba dar al Recre y así fue donde un balón colgado por Cifu fue cabeceado por Jesús Vázquez, que cedió para Joselu y éste era derribado por dos defensas visitantes. Pena máxima para el Decano. Y ahí fue Morcillo. El hombre que ha convertido la mayoría de los penalties para el conjunto onubense se disponía a empatar el encuentro a falta de cinco minutos para el descanso.

El 23 del Recreativo no pudo hacer el gol del empate al estrellar su potente disparo al palo izquierdo de la portería defendida por Juan Carlos, con el que se acabarían las ocasiones más claras por parte de ambos conjuntos en esta primera mitad.

Corazón y coraje eran las armas para que el Recreativo lograse sacar algo positivo de este encuentro, que se puso muy cuesta arriba con el tanto de Uli Dávila en el minuto 34. Y no tardó Sergi Barjuan en hacer los cambios ofensivos para darle la vuelta a este ritmo, pues introdujo a Nong, Larena y Linares, para tener mucha más mordiente en ataque e intentar cazar algún balón suelto en el área.

Mucho nerviosismo se pudo atisbar en esta segunda parte, donde el Córdoba se encerró atrás con dos líneas de cuatro y donde el Recre solamente podía colgar balones al área, para que algún jugador de la talla de Nong o Linares pudiera cabecear para anotar el tanto del empate. Empate que no llegaba y cuya última solución se encontraba, curiosamente, en los defensas centrales.

Los mejores rematadores del Decano, Morcillo y Menosse, se quedaron de enganche para lograr rematar esos balones aéreos que colgaban los mejores lanzadores del conjunto onubense, con el peligro que conllevaba sufrir una contra jugando con un 3-4-3. Y así sucedió, pues Xisco se plantó solo frente a Cabrero al cual no pudo batir por bajo para sentenciar el partido.

Esta parada del guardameta albiazul le dio una bocanada de aire al conjunto dirigido por Barjuan para seguir intentándolo, más con el corazón que con la cabeza.

Peligro en las alturas

Curiosamente, la mayoría de estos balones colgados al área encontraban rematador, solo que estos remates no conseguían ser enganchados a portería o cedidos a algún futbolista recreativista. Así lo intentaron Linares y Fernando Vega, cuyo remate lo blocó a la perfección el guardameta visitante.

Pero, como dice un refranero popular, ‘tanto va el cántaro a la fuente, que se acaba rompiendo’, y con cuatro minutos cumplidos de los cinco de añadido, Cabrero colgó un balón al área que era cabeceado por Nong. Ese balón quedó suelto y Joselu, que se adelantó a su marcador, se tiró en plancha para meter aún más el esférico en el corazón del área.

Apareció el uruguayo, el salvador del equipo, para remachar ese balón y prorrogar la esperanza del conjunto decano otra semana más, para seguir luchando y soñando con ese ansiado ascenso que se merecen tanto el equipo como la afición onubense, que todavía cree que esto es posible.