El empate que sumaba la Sociedad Deportiva Huesca en el Martínez Valero puede tener varias lecturas: Por un lado la consecución de un nuevo punto deja actualmente en catorce la distancia con las cincuenta unidades que teóricamente otorgan la salvación matemática en Segunda División. Si bien es cierto que el empate no fue un mal resultado, el conjunto entrenado por Juan Antonio Albacete Anquela consiguió ponerse por delante en el luminoso gracias a un fantástico tanto de Álvaro Vadillo que mantuvo en ventaja al equipo oscense durante buena parte del encuentro y momentáneamente traía tres puntos a El Alcoraz; si bien es cierto que el Elche empató y hasta pudo ganar de no ser por la decisión de Pizarro Gómez al anular un dudoso gol de Dorca en el desenlace del choque.
Al término del encuentro el resultado era innegociable, ambos equipos sumaban una unidad y tachaban un compromiso más en su calendario observando que sólo restan quince encuentros para que finalice el curso regular. El Huesca consiguió en Elche su noveno empate de la temporada para igualar su contador de resultados ya que en la vigésimo séptima semana de competición el equipo altoaragonés acumula nueve triunfos, nueve derrotas y nueve tablas, siendo el único equipo de la categoría que firma unos resultados capicúas.
Siendo infieles a la filosofía del partido a partido es inevitable sacar calculadora, lápiz y papel para hacer cábalas y cuentos de lechera con el fin de averiguar cuándo se podría alcanzar la cifra redonda que matemáticamente mantendría al club altoragonés en el fútbol profesional un nuevo año. Faltando catorce puntos y estando en juego cuarenta y cinco algunos ven sencillo lograr el objetivo antes de las semanas agónicas del curso, confiando en el nivel 'in crescendo' que transmite el vestuario y aprovechando ese cómodo y cálido colchón de puntos adquirido durante la primera vuelta y que sirvió para amortiguar las caídas durante la cuesta de enero.